Lidera en las ideas, el pensamiento y el quehacer de los artistas e intelectuales prestos a la celebración del décimo congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba que implica a toda la sociedad
Activos, responsables, batalladores y enfocados en una esencia fundamental expresada por Fernando Ortiz: “la Cultura es la Patria”, los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba celebran el Décimo Congreso de la organización los días 1 y 2 de noviembre en el Palacio de las Convenciones. Con ideas, pensamientos y propuestas enriquecedoras reflexionarán sobre el arduo trabajo desarrollado desde el noveno congreso; las rutas a seguir en la permanente defensa de la unidad que el enemigo trata de destruir mediante proyectos subversivos; de las jerarquías artísticas y la cultura como energía transformadora frente a la oleada colonizadora global.
Es urgente fomentar los valores éticos y estéticos, favorecer el crecimiento integral de las personas en nuestra nación. De estas prioridades son conscientes los intelectuales y artistas; en la agenda de la Uneac prevalece el análisis permanente de la relación entre educación y cultura. Sin duda, es la escuela la institución cultural más importante de cada comunidad; por ser, junto a las familias, el espacio donde se adquieren conocimientos, forman valores cívicos, éticos, estéticos en las nuevas generaciones.
Ampliamente propositivas de ideas y acciones han sido las sesiones previas al décimo congreso en los comités provinciales del país; en ellas lideraron las contribuciones colectivas de quienes en diferentes manifestaciones nutren el pensar y el quehacer.
Arduo, sostenido, ha sido el trabajo realizado por los creadores en una decena de comisiones orientadas en perfiles diversos, estos abarcan máximas prioridades para satisfacer necesidades crecientes de la sociedad en Cuba. Tanto la enseñanza artística y su relación con los jóvenes, la labor cultural comunitaria, patrimonial y de tradiciones, las relaciones de cultura, género y equidad; la lucha contra el racismo y la discriminación racial motivan el interés y las perspectivas de la vanguardia artística e intelectual, pues defienden la cultura desde la inclusión, la plena participación, el compromiso con el mejoramiento humano.
Construir paradigmas culturales exige de cada ejecutante compartir saberes y talento. Lo ha logrado el maestro Frank Fernández, Premio Nacional de Música, docente, artífice de programas y repertorios variados. Ha manifestado a BOHEMIA: “Es un privilegio ser artista, si eres un poco bueno, mejor. Debemos asumir nuestra responsabilidad no por la fama o tener más dinero, sino para la protección de nuestro patrimonio cultural y contribuir a la salvación del alma. Una de las cualidades más hermosas de la cultura humanista de la Revolución es el sentido de no esperar a ser demasiado ricos para repartir, sino compartir lo que se tiene. Es una filosofía reveladora de las actitudes más nobles de los revolucionarios. Dar más que recibir me produce gran felicidad, eso no lo cambio por nada”.
Por su parte, la inolvidable primera actriz y maestra Corina Mestre, vicepresidenta de la Uneac, Premio Nacional de Teatro y de Enseñanza Artística, recientemente fallecida, aportó importantes consideraciones para dar continuidad al perfeccionamiento de la enseñanza artística en beneficio de las expresiones más genuinas de nuestra tradición con vocación de servicio social.
De igual modo es significativo lo expresado por el escritor Abel Prieto, presidente de la Casa de las Américas. Plantea: “Para Fidel, la cultura “es una energía transformadora de alcance excepcional que se vincula íntimamente a la conducta, la ética y es capaz de contribuir de modo decisivo al mejoramiento humano en el que tanta fe tenía Martí”. Y añade: “En la cultura vio, y nosotros debemos ver, la vía para lograr la plena emancipación, lo que ofrece la posibilidad de defender la libertad, la memoria, los orígenes, y de deshacer la vasta madeja de manipulaciones que se ciernen sobre la realidad cubana”.
De inspiración fidelista es el programa Sembrar ideas, sembrar conciencia; lo asumen e interiorizan los artistas e intelectuales al contribuir al Programa para enfrentar la colonización cultural, tema de alta sensibilidad política y cultural imprescindible para el presente y el futuro de nuestra sociedad.
Existe consenso, el sentido de aportar distingue a los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; avanzan hacia la conquista de un destino mayor en momentos cruciales y encaran con valentía todos los complejos desafíos de la vida cotidiana. Pensemos en esto.