Vuelve a insistir el vicepresidente cubano en asuntos que atañen directamente a quienes tienen la responsabilidad de hacer que la tierra aporte suficientes frutos
Para tocar al dedillo dos asuntos medulares (producción de alimentos y preparativos de una zafra que ya tenemos a la puerta del cañaveral y del basculador), el vicepresidente cubano Salvador Valdés Mesa ha estado recorriendo algunas provincias.
Una de ellas es Sancti Spíritus, donde, acompañado todo el tiempo por Deivy Pérez Martín y Alexis Lorente Jiménez, máximos dirigentes allí del Partido y gobierno respectivamente, dejó puntualizaciones que muy bien pueden entallar en el contexto socioeconómico de otras zonas del archipiélago.
Es incuestionable que, como mismo sin caña no hay zafra (y qué manera de haber áreas vacías o cubiertas por caguazo sobre tierras destinadas a la producción azucarera en toda Cuba), tampoco habrá satisfacción de necesidades, sin volúmenes suficientes y variedad de alimentos, si no se siembra la tierra.
Para ello, por supuesto, se requiere combustible, semilla, riego, fertilizantes y otros insumos que hoy la nación no puede adquirir o asegurar como desearía…
La realidad, sin embargo, demuestra que quienes ejercen un control más riguroso sobre los limitados recursos disponibles y optimizan su uso, aprovechan de verdad la jornada laboral o les dan justo valor a alternativas “todotiempo y todoterreno”, como los abonos orgánicos, el molino de viento, la tracción animal…, presentan no solo una situación diferente sino también mejores resultados.
Así, Valdés Mesa remarca una y otra vez el imperativo de cumplir e incluso superar lo trazado para la siembra de frío.
No es eso lo único que le preocupa. Similar hincapié hace acerca del control que debe regir en torno al ganado, así como a la matanza planificada, sobre la base de cumplimientos en lo programado.
En su opinión, eso posibilitaría que productores estatales y privados sepan bien lo que tienen y fluyan mejor las entregas y compromisos con el Estado, en bien de la economía y de la alimentación de miles de familias cuya situación se ha venido complicando mucho más en los últimos tiempos.
Nada de eso es nuevo. No me extrañaría que alguno de los hombres y mujeres que a menudo interactúan con Valdés Mesa considere que en determinado recorrido o reunión trató los mismos temas o asuntos similares a ocasiones anteriores.
Lo que está por ver es qué han hecho –diferente, provechoso– los responsables y encargados de producir más, de sacarle al terreno aquellas viandas, hortalizas, frutas, granos, leche, carne… que alguna vez abarrotaron placitas, mercados y puntos de venta, y que hoy solo saturan espacios que no siempre puede escalar el poder adquisitivo de quienes dependen de su insuficiente salario.
Se trata, pues, de alinear los tres problemas que el propio vicepresidente define como medulares: control, contratación y destino de las producciones.
De acuerdo con lo dicho por él, Cuba cuenta con las estructuras administrativas para ello. Solo falta concretarlo, de una vez.