Estimular conocimientos sobre el legado del artista virtuoso, desde el privilegio de la canción cubana y de todos los géneros musicales, liderará el Concurso que lleva su nombre en provecho de la formación del gusto y la cultura de las mayorías
En la llamada Isla de la Música es, sin duda, uno de los encuentros más esperados. Generaciones han escuchado el nombre del maestro Adolfo Guzmán (1920-1976), pero ignoran su trascendencia como pianista, compositor, orquestador y director de orquesta. La notoriedad en estas facetas se ha registrado en discos y audiovisuales. ¿Qué ha faltado? La sistematicidad de mantener “en el aire” esas huellas jamás olvidadas, son referentes en la enseñanza artística y en el pueblo.
Hacer justicia es la respuesta dada por Cari Rojas, guionista de las galas del Guzmán, y del maestro Miguel Patterson, director musical del evento y presidente del jurado, responsabilizado con la evaluación de las autorías, interpretaciones y orquestaciones de 13 obras.
Sin ocultar la vívida satisfacción de presentar en el teatro Carlos Marx, y la Televisión Cuba, institución que auspicia el evento, refirió: “Se rendirán tributos a los aniversarios 56 del ICAIC y de la Casa de las Américas. En cada jornada se traerán al presente las riquezas cinematográficas, y la relevancia literaria y cultural de ambas instituciones. Pensando en estéticas particulares y experiencias en eventos precedentes, los directores Orlando Cruzata y Ana Rabassa asumirán las direcciones de cada programa, respectivamente. El cierre del concurso lo asumirá Isandra Mauri”. De ningún modo escaparán a las percepciones de estos creadores universos fílmicos y audiovisuales mediante códigos y mensajes. El hecho de pensar en públicos heterogéneos al incorporar lenguajes asociativos, polisémicos nutrirá la riqueza de ritmos, atmósferas influyentes en el resultado de la dramatúrgica escénica teatral y en la puesta televisual.
Por su parte, el maestro Patterson hizo énfasis en la relevancia de compositores e intérpretes reconocidos por talentos y magisterio. “El jurado determinó quien defendería cada canción. Estudiamos estilos, tesituras; en fin, condiciones particulares de quienes defenderían cada pieza. Premiamos al autor o la autora; también al cantante y al orquestador. Habrá de todo en el Guzmán. No habrá límites en cuanto a géneros musicales”.
Prevalece en el equipo creativo el interés por destacar homenajes a nombres relevantes, de ellos forman parte Adalberto Alvarez y Marta Valdés. Consideran la perspectiva sociocultural, las gestiones comercial y de promoción de la cita que visibiliza a noveles y las autorías inspiradas en temas diversos, el amor, las soledades, los encuentros, y los afectos siempre tan necesarios en cualquier etapa de la existencia. Llegar al corazón de las personas requiere arte para transmitirlo mediante emociones. Estas pueden surgir en las personas al disfrutar de desarrollos melódicos, armónicos y la cubanía raigal implícita en fusiones y diversos medios expresivos.
Ciertamente, los medios de comunicación y la sociedad tienen la posibilidad de acceder a la buena música. El oído se educa, el gusto se forma. Seamos conscientes, las tecnologías borran fronteras y tornan más complejos los procesos de circulación y recepción de la producción cultural: por esto, fomentar alternativas como esta, propicia el aprovechamiento de nuevos canales de acceso a lo auténtico, lo nuestro, lo universal. Ha quedado pendiente la grabación del disco donde se incluirá la memoria del evento. Es preciso seguir estimulando el carácter legítimo de proyectos valiosos. La comprensión de quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos, no se improvisa, parte de procesos, investigaciones y del sentido de asumirlo en la práctica, pues define el criterio de la verdad.
Al descorrer las cortinas del teatro Carlos Marx quedarán ante los espectadores una orquesta en vivo integrada por más de 50 músicos y sorpresas apenas anunciadas. En las pantallas televisuales se producirán diálogos ingeniosos difíciles de describir, hay que gozarlos en plenitud.