Entre este 28 de junio y el 2 de julio Las Tunas volverá a ser criolla capital de la cultura campesina en Cuba
El guateque supremo de la cultura campesina en Cuba está ahí mismo, a la puerta.
Apenas unas horas, 28 de junio, y el tradicional desfile de inicio estará abriendo las cortinas de la Jornada Cucalambeana en su sede natural: Las Tunas.
Nada fácil, en tiempos tan adversos como estos, preparar un evento que trae y atrae a participantes de todo el país, e incluso del exterior… pero la Casa Iberoamericana de la Décima, la Dirección Provincial de Cultura, el gobierno en el territorio y otros organismos e instituciones se las han ingeniado para que, desde el despegue hasta el 2 de julio, visitantes y anfitriones encuentren la criolla satisfacción que el programa se propone año tras año.
El Cornito, pintoresco paraje donde vivió Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), considerado el mayor exponente de la décima en el siglo XIX, no debe desteñirse tampoco esta vez.
Según confirma Ramón Batista, director de la Casa Iberoamericana de la Décima, allí deben tener lugar un espectáculo infantil (expresión de cómo la cultura campesina no deja de enraizar en niños y adolescentes), la tradicional elección de la Flor de Virama y el homenaje al Cucalambé en el aniversario 195 de su nacimiento.
Como en ediciones anteriores, el programa reserva deferente espacio para un grupo de concursos, entre los que sobresale el de improvisación Justo Vega, esta vez con una decena de contrincantes procedentes de seis provincias. Aun así, acaparan interés otros como el de glosa Canto Alrededor del Punto, Décima Escrita Cucalambé y Décima Joven.
Explica Anaís Ray Haynes, directora del Consejo Provincial de Casas de Cultura, que la Jornada vuelve a conceder justo valor a las artes plásticas, literatura, artesanía, danza, fotografía, así como a juegos tradicionales, platos criollos y otras genuinas expresiones de la cultura material y espiritual de nuestros campos.
Nada de ello se sustenta en aspiraciones. La realización de 126 eventos cucalambeanos de base y las jornadas en los ocho municipios de la provincia, confirman cómo los “virus” (naturales, financieros y económicos) de estos adversos años, no han podido contra la salud de la cultura campesina.
La organización de un espacio teórico, para profundizar en asuntos de diversidad, esencias e identidad, demuestra que la Cucalambeana es también ciencia, estudio, investigación.
Nada… que si de preservar se trata, al menos a mí no me queda duda acerca de que la tradicional jornada no está dispuesta a perder “ni una décima”.