Foto. / Pastor Batista
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Medio siglo y un año más seguros

El surgimiento de los tribunales populares y de la Fiscalía General cimentaron más bases para la justicia revolucionaria


A los motivos que pueden animar por estos días a millones de cubanos, ante el advenimiento de un nuevo año, ojalá mejor que el actual, los jueces suman otra razón: el aniversario 51 de la constitución de los tribunales populares el 23 de diciembre de 1973.

A pesar de las limitaciones materiales los tribunales siguen cumpliendo su misión en aras de una justicia efectiva y transparente. / Pastor Batista

Fruto de un “parto gemelar”, que dio luz también al nacimiento de la Fiscalía General de la República, el país cimentó de ese modo bases más sólidas aún para ejercer el control de la investigación penal, la acción penal pública en representación del Estado, velar por el estricto cumplimiento de la Constitución, las leyes y demás disposiciones legales, así como obrar con sentido de lo justo, racionalidad, prontitud, respeto a las garantías, a la realización plena de los derechos, al cumplimiento de los deberes y obligaciones de las personas naturales y jurídicas, entre otros objetivos.

Por esto, colectivos como los del sistema de tribunales en Ciego de Ávila y Sancti Spíritus han concebido espacios no solo para celebrar merecidamente la fecha sino para perfilar y proyectar mejor el trabajo con la llegada del nuevo calendario.

Por su significado y alcance reales, sin embargo, cada 23 de diciembre pudiera ser festejado en los hogares, centros de trabajo, empresas, organismos… donde a lo largo de todos estos años se ha concretado una justicia revolucionaria que, como la medicina o la educación, por apenas citar dos ejemplos, no distingue raza, sexo, edad, procedencia, creencia u orientación política.

Del mismo modo que los combatientes del Ministerio del Interior (con quienes, por cierto, mantienen estrecho vínculo a favor de la tranquilidad y seguridad social) o de los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, nuestros jueces y fiscales son el padre, hijo, hermana, tío, sobrino, suegra, abuelo o vecino que vive bajo el mismo techo o en la vivienda contigua, en idéntica situación que el resto de los ciudadanos, con iguales limitaciones, los mismos sueños, proyectos, insatisfacciones…

Tribunales como los de Ciego de Ávila mantienen sólido nexo con adolescentes y jóvenes que estudian Derecho. / Pastor Batista

Son los que asimilan nuevas leyes o normas para su correcta o consecuente aplicación, abren puertas a las nuevas generaciones y aumentan la cultura jurídica, sienten como hijos a los estudiantes que se forman en los niveles medio y superior de Derecho o plantan bandera mediante la tarea denominada Juez de ejecución en aras de una justa inserción social y laboral de quienes cumplen sanción en libertad.

Y, a la vez, son los que no deben olvidar, jamás, consideraciones como la escrita por Fidel aquel 8 de marzo de 1966 cuando advirtió: “mucho más importante y útil para la Revolución, que eliminar a los individuos (…) es eliminar los vicios que contribuyeron a engendrar las conductas.”

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