Foto./ Facsímil de material sobre visita de Fidel a BOHEMIA.
Foto./ Facsímil de material sobre visita de Fidel a BOHEMIA.

“No puede desaparecer”

La crónica que no se escribió


BOHEMIA no puede desaparecer”, aseguró Fidel respaldado por su luz larga y proverbial capacidad de ver el futuro, a principios de los años 90. Sí, cuando la llegada del Período Especial trajo duros ajustes en nuestra prensa, sobre todo impresa.

Uno de los ejecutores de las inevitables reducciones de tiradas, publicaciones, horarios de emisión, José Reynaldo Fernández Vega, Pepito, entonces funcionario que atendía los medios de comunicación en el Departamento Ideológico del Comité Central del Partido, nos lo recordó años después, siendo director de la revista, en muchos de los consejos editoriales, cada martes.

BOHEMIA le dedicó poco más de dos páginas completas a este importante artículo escrito por Fidel (1ro. de abril de 1956, Año 48, número 14). / Facsímil de trabajo de Fidel publicado en BOHEMIA.

Más de una vez le insistí en que debía escribir esa crónica imprescindible (él sabía hacerlo). Lo emplacé delante de todos. Se lo pedí en los pasillos; hasta en su oficina. Nunca lo hizo. Quizás se lo impidió una equivocada modestia, la renuencia a mostrarse como testigo o porque el agresivo cáncer que enfrentó valerosamente, luego de dirigirnos durante casi 25 años, le había menguado las fuerzas.

Pepito falleció el 11 de diciembre de 2022, a los 75 años de edad, sin que ni yo ni nadie pudiéramos convencerlo de que escribiera esa crónica. Eso lo interpreto, depende de donde se ponga el foco, como mi mayor fracaso periodístico en los 14 años en BOHEMIA, después de 26 en el diario Granma.

Nos alertó el Comandante en Jefe, en presencia de Pepe, que “aunque sea, llevando las cosas a un extremo, en una sola hoja doblada al medio, pero BOHEMIA no puede desaparecer”.

Cuando, en 2023, llegamos a ¡nada menos que al 115 cumpleaños de la revista!, surgió otra evocación, el valioso testimonio del entusiasta Víctor Manuel González Albear, jubilado como periodista en nuestra plantilla; y en los mencionados ajustes de las publicaciones impresas, vicejefe del Departamento Ideológico del Comité Central: “BOHEMIAtiene una tradición y eso es intocable”, sentenció el Comandante en Jefe al hacérsele las propuestas de reducción de la prensa.

Respeto a los lectores

Con respeto y diafanidad, debidos a los lectores de nuestra revista, fundada hace 116 años en mayo de 1908, les debemos responder a algunos que nos inquieren: Sí, BOHEMIA vive, más allá de las mil y una noches (es decir: las mil y una dificultades). Existe, palpitante, vigorosa, en una edición digital que el interesado encontrará en la dirección www.bohemia.cu. También en sus conocidas ediciones en papel.

En este momento escribo esperanzado por un anuncio: las cosas mejorarán cuando nos beneficie el esperado crédito otorgado por China para apuntalar materialmente nuestra prensa, golpeada con fuerza impar por el consabido bloqueo.

A mediados de 2022 se nos había explicado que, de forma provisional, la frecuencia de la edición impresa pasaba de quincenal a mensual (tradicionalmente era semanal). Pero por una u otra razón, ajena a nuestro colectivo, que ha cumplido invariablemente el cronograma de entrega a la industria del material para publicar, buena parte de los números no han visto la luz. Hoy se afirma tenemos garantizado el papel hasta mediados de 2024. De ahí nuestra esperanza. Y una tácita contestación a los lectores preocupados.

Y que conste: no solo la falta de papel ha figurado entre las mil y una dificultades. Demoras en el proceso de renovación de los poligráficos (entre otros beneficios, el remozamiento garantiza la impresión en colores); dificultades afrontadas con la distribución, la cual desde hace años dejó de constituir gestión nuestra, y pasó a una empresa nacional; la carencia de equipos imprescindibles, como cámaras fotográficas, computadoras más actualizadas y sus accesorios; la precariedad del parque automotor; la escasez de combustible…

Ese deseo

A pesar de los pesares, cada martes, a las 10 de la mañana, nos reunimos a organizar las dos ediciones –la semanal digital; y mensual, la impresa– con puntualidad creciente y brevedad ejemplar, como inspirados en Sidharta, quien advirtió: “El problema es que creemos que tenemos tiempo”. De ahí que, en la práctica, reneguemos de esa costumbre de explayarnos en detalles insustanciales, como si nos gustara escucharnos a nosotros mismos, en pose narcisista, costumbre al parecer cosmopolita, si atendemos a un dato aportado en un video motivacional: “[…] nos pasamos de tres a cinco años de nuestras vidas en reuniones”. Y, aunque desde BOHEMIA no negamos la importancia de las relaciones personales, no olvidamos guiarnos por una suerte de axioma: estas ocupan tiempo de producir; en nuestro caso, de informarnos, escribir, diseñar, entrevistar, cultivar las fuentes, leer, adquirir la cultura que nos hará mejores comunicadores.

Ahora, ¿toda la culpa de que no estemos siempre a la altura de lo propuesto recae en esas mil y unas dificultades? El trabajo de creación siempre será perfectible; si pretendemos andar a tono con las exigencias de un público formado por una verdadera revolución cultural, habremos de coincidir con la autocrítica a nuestra labor y la aspiración de la mejoría imparable, cuestiones  emanadas en los congresos de la Unión de Periodistas de Cuba. Aceptemos que, en lo interno, aquí, en la centenaria, debemos “aceitar” todavía más las rutinas productivas en estos tiempos tan difíciles; todo, con el objetivo supremo de, persiguiendo la altura de la revista cubana por antonomasia, la BOHEMIA histórica, lograr la satisfacción espiritual, cognoscitiva, artística, de los lectores.

  Entonces refrendemos con pasión el deseo explícito de Fidel, él mismo colaborador de nuestras páginas, anhelo multitudinariamente compartido: “BOHEMIA no puede desaparecer”.

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5 comentarios

    1. Mari: Me parece que sería muy interesante conocer la opinión de lectores, tanto los de más edad como los jóvenes que se hayan sumado a la revista de la familia cubana.

    1. Gracias por comentar. Me sigue pareciendo, con todo el respeto a Pepe, que no debió dejar de escribirlo. Había que poner de un lado de la balanza su modestia, y del otro lado la importancia de ponerlo en blanco.y negro. Al final de todo somos periodistas. Y en lo que podamos ayudar…

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