Palacio de las Convenciones: ética, excelencia y responsabilidad

Un homenaje a Fidel, Celia, el reconocimiento al General de Ejército Raúl Castro y a fundadores de la institución, constituyó el acto por aniversario 45 de la fundación del capitalino Palacio de las Convenciones


Los pasos del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución, y de la heroína Celia Sánchez Manduley aún retumban en los pasillos y salones del capitalino Palacio de las Convenciones, en el que se celebró este 3 de septiembre el aniversario 45 de su fundación.

Manuel Marreo entregó al Palacio de las Convenciones un reconocimiento especial del Comité Central y del Consejo de ministros. / Jorge Luis Sánchez Rivera

Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, presidió el festejo, al cual asistieron igualmente dirigentes de esa organización política y del gobierno, entre ellos, el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz. Díaz-Canel trasmitió un mensaje de felicitación a los 21 fundadores activos y a todos los trabajadores del centro perteneciente al Grupo Empresarial Palco.

 El también Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, resaltó el sentido de pertenencia, responsabilidad, ética, excelencia y calidad del desempeño laboral del colectivo, sede de los más importantes cónclaves y encuentros nacionales e internacionales.

Explicó cómo aún se siente allí el impacto de la intensa actividad política de Fidel y su trascendencia universal, junto a líderes mundiales, intelectuales, artistas, científicos, activistas sociales, niños, jóvenes, obreros y mujeres.

Señaló que en todas sus salas y espacios, pero principalmente en el salón plenario número uno, se ha revelado, en estas más de cuatro décadas, la poderosa esencia de la Revolución y el lugar de vanguardia ocupado por Cuba en el mundo, además de calificar el sitio como guardián de un patrimonio único.

El primer mandatario cubano reconoció la bella y descomunal obra desarrollada hace 45 años por constructores y los propios trabajadores del centro; edificaciones de un concepto arquitectónico moderno, sólido, diseño de espacios abiertos o cerrados, pero siempre iluminados. Todo ello producto de un esfuerzo colosal de muchos y el respeto al entorno natural, gracias al rol esencial de Celia Sánchez.

Acotó que hoy, quienes laboran en la institución, mantienen la misma profesionalidad impresionante desplegada durante su inauguración en septiembre de 1979, durante la VI Conferencia Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, cuando emergió la voz soberana de la nación cubana en representación de los países del Sur, a partir de mensajes comprometidos con el futuro de los pobres de la tierra.

“Aquí se peleó duro y durante muchos días contra la impagable deuda externa, capaz de estrangular a los pueblos”, agregó Canel-Bermúdez, quien rememoró ideas expuestas en estas salas por prestigiosas personalidades, economistas y politólogos del planeta que creen en la posibilidad de un mundo mejor.

Agradeció el desempeño del centro durante los congresos del Partido, de la Unión de Jóvenes Comunistas, de los pioneros, y de organizaciones de masas y sociales.

Recordó cómo en ese lugar, además, sesiona la Asamblea Nacional del Poder Popular y son aprobadas las leyes en defensa del futuro del país. Calificó al colectivo de vanguardia, de mucha confianza, y les pidió jamás olvidar la hermosa historia que antecede a estas celebraciones.

A los 21 fundadores activos del Palacio dedicaron canciones, entregaron diplomas y homenajearon en la velada. / Jorge Luis Sánchez Rivera

La velada política y cultural fue un sentido homenaje a quienes dedican largas jornadas al Palacio de las Convenciones. A ellos los tomaron de la mano, entregaron diplomas y dedicaron canciones los niños de la Compañía de Teatro Infantil La Colmenita, el trovador Nelson Valdés y el coro Entrevoces, dirigido por la maestra Digna Guerra.

Con júbilo recibieron los trabajadores del Palacio un diploma otorgado por su ética y excelencia en los servicios, a nombre del Comité Central y del Consejo de ministros, entregado por Manuel Marrero y recibido por Yahima Valdés Martínez, directora de la institución, quien ratificó el compromiso de seguir esforzándose en el desempeño diario; saber hacer, y saber ser.

Varios fueron los homenajes durante la jornada. Ulises Guilarte de Nacimiento, miembro del Buró Político y secretario general de la Central de Trabajadores, entregó al centro el sello Conmemorativo Aniversario 85 de la Fundación de esa organización obrera, mientras que el Consejo de Estado concedió la Distinción Enrique Hart Dávalos a Eduardo Correa González, presidente del Grupo Empresarial Palco, por la sostenida trayectoria revolucionaria y méritos acumulados.

La velada fue un reconocimiento al esfuerzo por la concepción de este centro, por Fidel, Celia, Raúl, Almeida, Ramiro, Guillermo y el apoyo actual de las máximas autoridades del país. / Jorge Luis Sánchez Rivera

Momento especial fue el otorgamiento del Diploma de Fundador a Abraham Maciques Maciques, director del Palacio desde sus inicios y estrecho colaborador de Fidel, así como también al General de Ejército Raúl Castro Ruz y a los Comandantes de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez y Guillermo García Frías, quienes fueron jefes de comisiones en la organización de la VI Cumbre.

A Miguel Díaz-Canel, los trabajadores de allí le agradecieron su permanente apoyo. Otra ocasión emotiva fue cuando Elier Ramírez Cedeño, subdirector del Centro Fidel Castro, recibió, para ser resguardado en ese lugar, el diploma de Fundador, dedicado al Comandante en Jefe, por su invaluable papel en la concepción del “Gigante de los Congresos”.

Cuando los niños de La Colmenita cantan y recitan, revive la esperanza, los ánimos son capaces de renovarse. Si un jefe de estado abraza o pone la mano en el hombro a un obrero, el compromiso con la obra deviene más fuerte.

Vimos asomar lágrimas en los ojos de personas ya entradas en años, las que dieron lo más valioso de un ser humano, el tiempo, a la vitalidad de un sitio concebido, como dijera Fidel, al servicio de las ideas más nobles; una retaguardia, de la vanguardia.

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