Foto. / Jorge Luis Sánchez Rivera
Foto. / Jorge Luis Sánchez Rivera

Se abren las aulas para andar por un camino de luz

Se mantiene como constante la superación de los educadores para garantizar la calidad de las clases que imparte, y cumplir de este modo las constantes exigencias del perfeccionamiento


Muchas madres han trabajado en el arreglo de los uniformes de los niños. / Irene Izquierdo.

Cada vez que una escuela abre de par en par sus puertas, para dar paso a los alumnos, es la invitación perfecta a entrar a un templo donde se le rinde culto al saber. Cuando el claustro de cada plantel muestra a sus discípulos cómo sumar un conocimiento, los está iluminando con la luz más limpia: la de la educación. Porque hay oficios y profesiones honorables, una de ellas es la enseñanza,  al encargarse de hacer llegar a los educandos  “el cúmulo de verdades esenciales que caben el ala de un colibrí, y son, sin embargo,  la clave de la paz pública, la elevación espiritual y la grandeza patria”, como dijera el Héroe Nacional José Martí.

Finalizaron las vacaciones de verano. Hoy es el día de volver a las aulas. Lunes de fiesta para las familias y para los vecinos, pero especialmente para los niños, adolescentes y jóvenes que comienzan un nuevo grado, un nuevo nivel. Es tradición que los de casa quieran saber cómo es el aula, quién es la maestra, y todos los detalles que posibiliten la necesaria comunicación escuela-hogar.

Desde dos semanas atrás, el movimiento entre los padres y demás familiares era intenso, en busca de zapatos, mochilas, libretas, libros recomendados, la recepción de uniformes regalados –o vendidos- por allegados o conocidos. Pese a las dificultades materiales, y el elevado precio de cualquier recurso, los padres se han esforzado por lograr que sus hijos dispongan  de lo imprescindible para el inicio del curso.

Por ejemplo, a mi vecinita Aylén, que ha crecido bastante, su mamá le arregló los uniformes; los zapatos de Harold, que le resultan chiquitos, y están bastante nuevos, pasaron a su primo Ernesto. La madre de Aysell buscó a un talabartero que realiza su trabajo con calidad, para que le reparara la mochila, y la dejó como nueva. De este modo han ido sorteando las dificultades materiales y reduciendo gastos.

Para el universo educacional deviene imperativo continuar trabajando por su calidad, en virtud de lograr resultados docentes más elevados. Es cierto que hay muchas dificultades, pero ahí es donde se puede evidenciar la iniciativa de los profesores, sobre todo porque desde el curso anterior la actividad es presencial y el contacto permanente maestro-alumno es muy provechoso.

Un reto grande tiene hoy cada maestro, ante la exigencia del perfeccionamiento del sistema de enseñanza. Ello les demanda superación constante y el incremento del rigor en las clases. De la efectividad o no hablarán las evaluaciones a lo largo del período lectivo, porque el conocimiento constituye como un camino abierto a la prosperidad, que cada educador se encarga de iluminar con su sapiencia.

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