Trascendió en el Décimo Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba la cohesión del movimiento intelectual, su compromiso de aportar obras, pensamientos, entrega diaria en provecho de la espiritualidad y del bien de la nación
Por definición, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba está profundamente inmersa en la batalla cultural comprometida con la sociedad. Esta esencia lideró en su Décimo Congreso y durante el proceso previo fecundo y participativo tuvo a los miembros de la Uneac en la primera línea de combate unidos por la consciente voluntad de servicio social en defensa de la Patria, la identidad y el bien de la nación.
Al encarar los complejos desafíos del presente y la oleada globalizadora global, intelectuales y artistas protagonizaron debates amplios, ricos en ideas, reflexiones y pensamientos. Así lo reconoció el Primer secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la clausura del evento, en la que se eligió la nueva dirección de la organización, que conducirán Marta Bonet, presidenta; Magda Resik, vicepresidenta primera; los vicepresidentes Yuris Nórido, Eduardo Sosa y Lesbia Vent Dumois; los secretarios Alberto Marrero y Kike Quiñones.
Emotivas, centradas en el debate franco, abierto, sincero fueron las sesiones del congreso. Tras reconocer el trabajo desplegado por la Uneac, el mandatario abordó la guerra de dos dimensiones que enfrenta la nación, la económica, “diseñada para elevar las carencias a niveles extremos y quebrar la voluntad del pueblo; y la guerra cultural de componente simbólico, sicológico y de intoxicación mediática orquestada por los operadores de la contrarrevolución para quebrar nuestra unidad”.
El clima aportador, fecundo y participativo condujo a despejar una interrogante de suma importancia: ¿qué hacer en provecho del amplio concepto de nación al considerar lo expresado por el antropólogo Fernando Ortiz al decir: “la cultura es la Patria”. Ese inmenso sentido raigal, identitario, condujo la savia de palabras y acciones manifestadas desde diferentes planteamientos, puntos de vistas y vivencias.
Al meditar sobre los sustanciales enfoques de escritores, músicos, artistas escénicos, de la plástica y creadores del cine, la radio y la televisión emerge un consenso sólido: es preciso potenciar contenidos para lograr derechos ciudadanos en dimensiones formativas, pues deben abarcar saberes, conocimientos, entrenamientos que surgen durante intercambios, luchas diarias, sistemáticas, sin renunciar al rigor y a la consolidación del pensamiento crítico; necesitamos estos preceptos devenidos acciones para discernir y avanzar con pies propios.
Concretarlos en la práctica exige inteligencias y esfuerzos colectivos, pues en las dinámicas de poder y de las jerarquías artísticas influyen tanto decisores como ejecutantes creativos. Todo es parte de un proceso, no ocurre de la noche a la mañana. Justamente, por esto los delegados de la asociación de cine, radio y televisión dialogaron sobre cómo formar a los profesionales de estos medios en beneficio de lograr puestas de calidad, narrativas sugerentes dirigidas a la diversidad de audiencias.
Por su parte, el presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, Alexis Triana, expresó que ha cambiado el mapa de producción y que son necesarias las alianzas. Ilustró la existencia de 64 productoras independientes en seis provincias, que emplean de cerca de 3 500 personas, una fuerza con la cual es preciso contar.
En la actualidad, la institución trabaja en 33 proyectos, siete de ellos son largometrajes; y de ningún modo renuncia a hacer de los cines centros culturales, a pesar de que de los 160 que proyectan, solo 81 tienen los equipos necesarios, un videoproyector cuesta de 60 000 a 70 000 dólares, puntualizó.
Actos de fe por la cultura, empeños individuales, urgencias al hacer y aportar animaron a compositores e intérpretes, entre ellos trascendió el imperativo de reactivar el programa de la creación musical y festivales ya existentes que por razones económicas han dejado de celebrarse.
En tal sentido, el maestro Roberto Valera, compartió con BOHEMIA: “Toda la buena música viene del alma y la conciencia de los cubanos y las cubanas. Debemos preservarla, incorporar a los planes de estudio de las escuelas de arte la música popular, no como un taller, sino como parte de los programas educativos”.
Por su parte, el compositor Rodulfo Vaillant, quien durante varios años presidió el comité provincial de la Uneac en Santiago de Cuba, hizo énfasis en la divulgación de lo mejor de nuestras expresiones sonoras y rítmicas en cualquiera de sus variantes siempre que tengan calidad.
Sedujo al plenario, el guionista y director Guille Vilar, al recordar que él se ha mantenido como un promotor de Los Beatles y otros nombres de la cultura musical internacional con la perspectiva de socializar lo valioso, lo auténtico, el arte desde la visión enriquecedora del gusto a partir de edades tempranas.
Sin duda, estimuló al plenario la intervención de la musicóloga Marta Bonet, pues reafirmó criterios de creadores de las artes escénicas y otras especialidades. Hizo énfasis “en el sostenimiento del trabajo cultural en las comunidades. Los escritores y artistas, como parte del pueblo continuaremos acudiendo al barrio, a los hospitales, a los centros docentes, a las zonas de desastre. El pueblo heroico de Cuba es el portador esencial de la cultura nacional.
“Sigamos trabajando por fomentar la crítica artística y literaria, contribuyamos a educar a los públicos. No podemos aceptar como cierta o definitiva la supuesta capacidad disminuida de las nuevas generaciones para leer o interpretar textos largos, profundos, o su desinterés por la verdad histórica, o los grandes relatos; no se trata de ignorar el cambio de paradigma discursivo, se trata de ajustarlo a la verdad, de darle hondura. Las grandes obras literarias y científicas del pasado no han caducado”.
Pensemos, el goce de la cultura que nos identifica continuará siendo el camino. Aquí estamos, aquí estaremos. Este sentir explícito nos ilumina. Las palabras finales del Congreso fueron pronunciadas por el poeta Alpidio Alonso, ministro de Cultura. Reconoció el compromiso de artistas e intelectuales en un encuentro que defendió la voluntad de Fidel al defender el acto creador como escudo y espada de la nación, la cultura y la identidad nacionales.