Ya no está físicamente el Comandante Julio Camacho; se ha ido este diciembre frío con la misma humildad que lo distinguió. Hombre extraordinariamente humano, ha quedado en el corazón de muchos, especialmente de los pinareños, con quienes trabajó hasta su último aliento
“Buenas tardes”, dijo al entrar al salón de reuniones, donde los trabajadores de Tribuna de La Habana lo esperaban, a propósito del aniversario 30 de la fundación del órgano de prensa de la capital. Tradicionalmente, se le invitaba, y él acudía siempre que tenía una oportunidad. Esta vez lo recibieron con el cariño habitual. Julio Camacho Aguilera, uno de los fundadores de este órgano de prensa, volvía a rememorar los caminos del comienzo.
Miró por todo el salón y preguntó: “¿Dónde está Irene?”, sin dejar de buscar entre los presentes. “Aquí”, le respondí. Y como si estuviera reclamando, me dijo: “¡Muchacha!… ¿Tú no piensas darme un abrazo?”. Me levanté, fui hacia él y nos fundimos en un cariñoso saludo, símbolo de todo lo que en esos años habíamos hecho para afianzar a Tribuna, porque aun cuando hacía mucho tiempo que no estaba cerca, siempre se mantuvo al tanto del periódico.
A modo de incidental, debo aclarar que, desde 1975 yo había trabajado en el periódico Guerrillero, donde lo conocí, y en 1980 pasé a formar parte del colectivo fundador del órgano de prensa capitalino. Como decía siempre jocosamente, “no les estoy quitando los compañeros, ellos están colaborando solidariamente con la nueva publicación”.
El de Tribuna, un abrazo para recordar lo que comentaba respecto a la idea de tener un periódico propio del territorio. Y aquello que sabíamos ambos, lo compartió con los trabajadores.
“Al comenzar mis funciones como primer secretario del Partido Comunista de Cuba de Cuba (PCC) en Ciudad de La Habana, noté la ausencia de un periódico provincial. En los años de trabajo en Pinar del Río y en el desempeño de toda mi labor ideológica, he acostumbrado a tener a la prensa como baluarte. Por eso comencé a plantear la necesidad de contar con un periódico.
“Los compañeros decían que aquí estaba concentrada toda la prensa nacional, brindando la más diversa información, pero yo insistía en que eso resultaba insuficiente, pues un periódico local va hasta donde el nacional no puede, por ese carácter abarcador.”
Alguien preguntó acerca de cómo comenzó a materializar sus ideas, y respondió:
“Por esa fecha yo era miembro del Secretariado del Comité del Partido. En una de sus reuniones discutimos el asunto. Yo planteé mi tesis y cada compañero explicó su idea. Tuve la suerte de que Fidel me apoyara y eso fue decisivo, porque él destacó que la Ciudad tenía una población muy grande y necesitaba un periódico.
“No siempre pensamos que se llamaría Tribuna de La Habana. Surgieron distintos nombres. Los compañeros que constituían el núcleo inicial hicieron propuestas, entre ellas El Habanero y Tribuna. Jorge Enrique Mendoza –director de Granma entonces- nos ayudó mucho; decía que el periódico de la capital debía ser una tribuna, a la cual viniera la gente a expresar sus criterios acerca de los problemas y a sugerir soluciones.
Había quienes recordaban que Polonia tenía una Tribuna. Yo aclaraba que eso sería allá, pero aquí, en Cuba, no había ni uno. En definitiva, este fue un nombre que se aprobó en el Secretariado.”
Acerca del comienzo explicó que fue muy duro. “Teníamos que buscar desde el personal hasta los recursos y el edificio. Fuimos a dar a Centro Habana, al antiguo local de El Mundo. Aquello estaba lleno de periódicos Revolución, BOHEMIA, y otras publicaciones, que no se podían destruir por ser valiosas fuentes de información, pero el lugar debía ser desocupado y demoraba. A esto se unían los problemas de recursos para adquirir la tinta; si era roja, ya Granma la tenía; la naranja era de Trabajadores; la azul, de Juventud Rebelde, y si se acababan íbamos a tener problemas. Tomamos la decisión de que fuera blanco y negro, y vio la luz el 7 de octubre de 1980.
“Nacimos con tiradas limitadas y seguimos limitados, porque el enemigo es el mismo, y más oportunista, luego de la caída del campo socialista. Pero nosotros seguimos adelante. Ha sido una batalla realmente grande, y como todo aquello en lo que uno se empeña, con persistencia y tenacidad, triunfa.
“Tenemos que enfrentar muchas dificultades, muchas carencias, de las que ustedes como periodistas han de informar adecuadamente al pueblo. Puede haber gente confundida que te analice por el plato de comida, o por la escasez de esto o de lo otro; que hable de que unas personas tienen esto y otros no, debido a la situación por la que atravesamos…
“No hay otra alternativa que establecer las medidas que estamos adoptando, porque precisamos salvar al país, la Revolución y nuestro derecho a darnos el sistema social que hemos escogido. Contamos con la prensa y espero que en esa batalla esté siempre Tribuna.
“Nuestra economía ha de evolucionar. Todos aquellos que se hicieron ilusiones, los oportunistas y los traidores se equivocaron, porque aquí está Cuba, aquí está la Revolución y aquí está el pueblo. Y está Tribuna -con compañeros de aquellos días y algunos más nuevos-, un colectivo que, con la misma tenacidad de aquel 7 de octubre de 1980, sigue sirviendo a las necesidades del pueblo.”
Y en mi recuerdo pervive el abrazo con ese hombre que acaba de dejarnos, físicamente, pero su bondad y su luz seguirán guiándonos, por haber sido siempre un hombre de bien.
Un comentario
Muy sentidas y llenas de ternura esas palabras. Los pinareños siempre lo recordaremos