Perseguido por revelar miles de documentos confidenciales que comprometen a las élites de poder, el periodista australiano regresó a su país
26 de junio de 2024. 13 grados Celsius sobre el Aeropuerto Internacional de Camberra, en Australia. Carteles. Entusiasmo de mucha gente. Julian Assange se mueve, sin custodia policial, por entre las personas. Saluda, pero no se detiene y en minutos abrazará a su esposa. Un instante que será capturado por decenas de cámaras.
Antes de continuar, una nota aclaratoria: el fundador de Wikileaks llevaba más de cuatro años preso en Gran Bretaña a pedido de Estados Unidos por publicar millones de documentos de interés público. Lo acusaron de supuesto espionaje ilegal, que conlleva una condena de más de cien años de cárcel. Antes de eso, pasó siete años de encierro en la Embajada de Ecuador en Londres, hasta que el entonces presidente Lenin Moreno en 2019 le retiró el estatus de asilo político y en 2021 le revocó la nacionalidad ecuatoriana.
Su viaje desde la prisión de Belmarsh hasta la casa de su familia, con una escala judicial en una isla, parecía sacado de una película. Y aún más inverosímil resulta su acuerdo con la Justicia estadounidense. Supuestamente, el Tribunal Federal del Distrito de la isla de Saipán lo puso en libertad tras declararse culpable de violar la Ley de Espionaje (que es de un país que no tiene nada que ver con el exdetenido).
Durante la comparecencia, el juez le preguntó cuál era exactamente su delito. «Mientras trabajaba como periodista, induje a mi fuente a proporcionar información presuntamente clasificada», respondió Assange. Señaló, sin embargo, que la Primera Enmienda de la Constitución, que garantiza la libertad de prensa, protegía su labor.
Es importante recordar que su medio nunca se “especializó” en crímenes exclusivos de Washington. Sí difundió más de 250 mil cables de la diplomacia norteamericana, pero también presentó los documentos confidenciales de Arabia Saudita, Siria, Turquía y Kenia, en total más de 10 millones de materiales entre 2006 y 2019. No obstante, entre los múltiples pecados de la gran mayoría de los gobiernos del mundo, los actos de la Casa Blanca y sus aliados son de otro nivel.
Gracias a ellos todo el mundo tuvo la certeza de la doble moral de Estados Unidos en sus relaciones con los países del Mediterráneo Oriental o de sus abusos y ataques a civiles en Irak y Afganistán. Una de las revelaciones más impactantes fue un video de 2007 en el que se muestra como el Ejército norteamericano mató a 12 civiles en Bagdad, incluidos dos reporteros de la agencia Reuters.
Assange fue víctima de una brutal presión psicológica durante todo este tiempo, las condiciones en la cárcel londinense de alta seguridad que enfrentó no fueron nada acogedoras, su salud quedó severamente perjudicada. ¿Podrá realmente volver a la vida familiar o el sistema tiene hoy planes completamente distintos para él? ¿Existirá un proyecto para utilizarlo en una nueva jugada?
Para más información lea la Declaración de la sociedad civil de Cuba: Lecciones de la libertad de Assange