“Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”, asevera la Unesco. Conquistemos ese derecho
Se ha vuelto negro antifaz el cielo: Batman aparece en Río de Janeiro, Londres, Tokio, Milán o Bombay. Son 85 años de arrastrar masas. No descansa uno de los protagonistas más icónicos de las historietas, vuelto cine, juguete, videojuego…. El Día Internacional del Hombre Murciélago se celebra en este 2024, el 21 de septiembre.

La dueña de los derechos de autor, la DC Entertainment, junto con varios ayuntamientos del mundo, decidió reactivar la lucrativa épica a través de sonadas fiestas, fuegos artificiales y otras artimañas tecnológicas. La gente tendrá algo “bueno” en que pensar, declararon los promotores. Además, se rendirán honores al caricaturista Bob Kane y al escritor Bill Finger, quienes crearon un personaje émulo de Superman.
Eso ocurrió en 1939, etapa de conflagración, razón suficiente para una alegoría justiciera; un asidero imaginario de esperanza, asentada en la fuerza de un superhombre. Igual psicología individualista aún domina, pues la propia lucha de clases del capitalismo entroniza esa cultura de masas, muy arraigada en públicos diversos, de la mano de transnacionales culturales y mediáticas, que embotan el juicio, imponen gustos, moldean héroes y heroínas. Crean realidades paralelas.

El presente año debería tener tinte de rojo sangre, porque Palestina peligra con desaparecer, incluso de la conciencia ciudadana. Qué importa. Warner Bros. Studio Tour Hollywood activará la Batiseñal e inducirá la aplaudida metamorfosis; el bien le ganará al mal gracias al solitario titán, nunca al empuje social. Poco pan, mucho circo…. ¿Y si todos fuéramos Batman? O mejor aún, decretemos: ha llegado la hora de amarrar el cañón del revólver. Sí, al nombrado Caballero Oscuro se le recuerda, pero a la Paz también.
Todavía fantaseamos atados a leyendas urbanas y miramos lo celeste. Gran parte de la humanidad pone sus ojos hacia lo alto en busca de lluvia, con rezos propiciatorios de cosechas. En opinión de expertos, la industria armamentística es “el acto humano más destructivo desde el punto de vista ecológico”. Los animales cazan, buscan comida. El llamado ser pensante, guerrea, controla, roba, degrada. Wangari Maathai, de Kenia –donde se le nombra Mujer Árbol–, al recibir en 2004 el tantas veces prostituido Premio Nobel de la Paz, colocó a la comunidad internacional occidental ante cambios ajenos al individualismo y la codicia: “En el mundo hay una nueva fuerza colectiva que moviliza a las personas por la paz. Es necesario que se vincule ese movimiento con la protección al medioambiente y que la visión colectiva no solo sea para nuestro país, sino también para toda África”.

Hace 13 años murió de cáncer (quién quita que derivado de la contaminación); en cambio, impuso un legado: su continente le rinde tributo, sembrando 40 millones de árboles; asimismo, 35 000 mujeres atienden cerca de 4 000 viveros. ¡Cuánto más pudiera lograrse si se dejaran de aupar y financiar guerras terroristas, fratricidas!
La Asamblea General de la ONU estableció en 1981, el 21 de septiembre Día Internacional de la Paz. Pasado un tiempo y dada la praxis de las contiendas actuales, en 2001 se decidió designarlo “Jornada de no violencia y alto al fuego”. La Historia desmonta el simplificador, aunque entretenido, relato de Batman: Ninguna velita que soplar. El ficticio personaje podrá estar de cumpleaños; sin embargo, la paz, indefinidamente, viste de luto.
Se nos engaña de forma oportunista al reafirmar el argumento de que la guerra es solo aquella emprendida de manera frontal, tal cual la primera y la segunda mundiales. Ríos de tinta corren sobre la extensión del conflicto en el Oriente Medio o en Europa. Washington ya está metido hasta el cuello en la región levantina al desplegar buques de guerra en los mares circundantes en una medida de intimidación contra Irán, la resistencia de los hutíes, Hezbollah o los palestinos. En su hipocresía, ahora la Casa Blanca presenta un supuesto Plan de Paz para dirimir la “cuestión” palestina, mientras continúa el envío de armas a Israel, frío y calculador asesino colonialista. Y nos hablan de Batman. ¿En serio? Occidente, incluidos los estadounidenses, instigan también a la confrontación en el Pacífico, en el típico desespero de evitar lo inevitable: el auge de un multilateralismo bajo signo chino y ruso. Por cierto, a Moscú se le amenaza con una guerra nuclear de intensidad controlada, como si la OTAN fuera maga. (1)
Atrás han quedado viejos manuales tácticos. A estas alturas no hay una única guerra, porque son de muchos tipos y combinaciones. El objetivo último es el mismo de siempre: la hegemonía geopolítica. Hay una cosa cierta: en este siglo XXI cada vez somos más los que reímos ante el solitario Batman. Nos espolean los heroísmos cotidianos: los niños de Gaza, los desplazados de Sudán, los venezolanos guardianes de la tranquilidad… los estudiantes estadounidenses que pusieron de lado los comics y la infantil creencia de que todo estará ok sin luchar unidos.

Pablo Picasso dibujó su Paloma de la Paz en 1949. Desde entonces se consolidó universalmente como símbolo
4 comentarios
Muchas gracias por éste excelente artículo. Imposible asociar la PAZ con un símbolo como Batman, creado por Estados Unidos, la más criminal y guerrerista potencia de la historia. Seamos coherentes y sigamos utilizando la hermosa Paloma de Picasso!!!
Tiene razón María Victoria. Cada vez somos más los que no nos dejamos idiotizar para que no puedan tratarnos como idiotas. No se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo. Desde La Habana solidaria con las causas justas se levantó la bandera de América Latina Zona de Paz. Fidel orientó luchar contra la filosofía del despojo para que cese la de la guerra. La paz no es una opción, es la única.
muy interesante, muy logrado
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