Bondad, antídoto a la pena

La devastación causada por el huracán Oscar en Guantánamo no solo dejó daños materiales y desolación, sino también inspiradoras muestras de solidaridad y apoyo comunitario

Fotos. / Compartidas públicamente por varios usuarios en sus perfiles de Facebook


Nadie puede imaginar lo que siente una persona que lo ha perdido todo. Casa, medios de vida, comida, tranquilidad, sosiego… Solo si ha tenido muy cerca una situación similar podrá forjarse alguna sensación que se le parezca a la desolación, al desamparo.

¿En medio de una inundación que amenaza con llevarse cualquier atisbo de civilidad, cualquier suspiro humano, en qué se piensa? ¿Cómo actúa el instinto para salvar al cuerpo cuando la negrura de un río avanza puerta adentro sin que uno sepa lo que viene o por qué tanta agua arrasadora de repente? Agarrarse a lo más fuerte, a lo más alto, incluyendo la fe. Salvarse.

¿Por dónde se empieza cuando pasan los vientos y queda el desastre? Lo saben, a fuerza de necesidad, la gente de San Antonio del Sur, Imías, Baracoa, Maisí… Se empieza por respirar profundo, tragarse las lágrimas y recoger lo que se puede recuperar, y también los despojos; se empieza por armarse de una coraza para volver de cero… aunque a veces no basta.

Un puente derrumbado, casas destruidas por completo, comunidades incomunicadas, personas aisladas, vidas perdidas, miedo, angustia… El huracán Oscar ha dejado huellas que no se borrarán con facilidad, si acaso algún día pueden desdibujarse.

¿Por dónde se comienza cuando se quiere ayudar? ¿Quién puede decir ese punto de partida? Probablemente por donde primero uno pueda: por agarrar la mano de quien tiembla aún, por darle abrigo o rescatarle del lugar donde le dejó la inundación, como se vio hacer a algunos jóvenes en uno de los tantos videos que han circulado estos días en las redes sociales.

En otro momento podría parecernos una imprudencia, pero bajo las condiciones y la realidad de estos hechos recientes, no puede hablarse más que de heroicidad.

Muchos han sido los llamados a la colaboración ciudadana desde diferentes frentes, instituciones y organizaciones, gubernamentales o no, para apoyar a la gente maltratada por Oscar. Entre ellas, la Unión de Jóvenes Comunistas, la Asociación Hermanos Saíz, los centros laborales, parroquias, proyectos comunitarios, trabajadores por cuenta propia, empresas privadas. Toda ayuda cuenta, desde la institucional hasta el más sencillo de los objetos o productos que una mano desconocida ofrezca al damnificado: aseo personal, alimentos conservados, medicamentos, utensilios de cocina, ropa…

Durante estos días han sido tantas las muestras de generosidad de cubanos anónimos que es difícil escoger los ejemplos que inspiran a otros a seguir los mismos pasos. Uno de ellos fue el profesor guantanamero Reynerio Hernández Fernández, quien publicó una foto de uno de los afectados a quien no conoce, pero se ve en la imagen recogiendo los únicos despojos que le dejó el huracán, y el internauta promete públicamente:

“Te voy a buscar y te voy a encontrar. Voy a tu encuentro. Mi felicidad es que estás vivo, lo material lo vamos a reparar. Ya tengo para ti un juego de mono deportivo, un abrigo fabuloso; te llevo unos jabones, un pomo de crema de piel que me queda, unos pulóveres que te deben quedar anchos pues soy medio gordito. Deja ver en cuanto me levante qué más cosas puedo hallar entre mis cosas para ti. Quiero compartir lo poco mío contigo, pero de verdad mi felicidad, aunque no sé ni tu nombre, es verte vivo. Lo material es una vela que se gasta y hay que cambiarla constantemente. El ciclón te lo gastó, pues vamos a cambiarlo. Ten fe: te voy a buscar por la foto y te voy a encontrar. Nos haremos socios. Tranquilo: voy en tu busca. Tu foto me partió el alma, pero me dio fuerzas para decir no estás solo”.

También me gustaría destacar la iniciativa de la periodista Claudia Rafaela Ortiz Alba, de la Casa Editora Abril, por el increíble movimiento que logró en apenas unas horas. La joven, junto a un grupo de amigos, familiares y colaboradores, convocó a través de las redes sociales a hacer donaciones de dinero a todo el que pudiera, desde cualquier parte de Cuba, para abrir puntos de comida gratuita en San Antonio, Imías, Baracoa y Maisí para los afectados. Así lo hizo saber en su perfil de Facebook:

“Ahora mismo el alimento está siendo lo más urgente para las personas afectadas, que además tenían sus refrigeradores ya descongelados desde el viernes. El agua de las inundaciones también arrastró muchos de los cultivos que fueron al suelo, volviéndolos inservibles.
“Si bien sabemos que el alcance es limitado, al menos en las localidades donde se consiga montar el punto, cualquier persona que no tenga cómo cocinar, sobre todo ancianos y cuidadores, puede pasar allí por alimento. Ya tenemos coordinados y a la espera para empezar puntos de elaboración y servicios de alimentos gratuitos en Lagunita, en el Valle de Caujerí, San Antonio del Sur; El Paraíso, en Baracoa; La Máquina y La Yagruma, en Maisí; y El Manguito, en San Antonio del Sur”.

En menos de 24 horas, con la colaboración de muchísimas personas, lograron recaudar alrededor de 147 mil 275 pesos cubanos y 726 MLC. Con una parte de ese dinero gestionaron una comida comunitaria para los damnificados en la localidad de Lagunita, Valle de Caujuerí, San Antonio del Sur; una caldosa en la localidad de El Paraíso, y la transportación de módulos de espaguetis y pasta de tomate a las comunidades de difícil acceso de Capiro, Cueva Fría y Guagüí.

La colaboración desinteresada demuestra que, incluso en las peores circunstancias, la bondad conserva su poder sanador. Cada acto de solidaridad contribuye a la reconstrucción no solo de lo perdido, sino también de inspiración para levantarse de entre los escombros. No ha de dejarse perder esa luz que arde en el pecho del ser humano para enfrentar desafíos y tratar de superarlos.

Con ese espíritu, la compañía infantil La Colmenita invitó a sus integrantes a escoger uno de sus juguetes para enviarlo a los niños guantanameros. Cada uno irá acompañado del abrazo infantil en forma de carta o tarjeta. El sábado 26 de octubre presentarán la obra «Meñique», a las 10:30 a.m., en el parque de Línea y L, en el Vedado. Hasta allí todos los niños del público que deseen llevar su muestra de cariño y apoyo podrán unirse a la iniciativa del grupo colmenero, que defiende el amor como antídoto para la pena.

El horror causado por el huracán Oscar nos recuerda lo vulnerables que somos ante la fuerza desmedida de la naturaleza, y lo imprescindible que resultan la prevención y la información, aprendizajes que no deben ser nunca olvidados, a pesar de las condiciones materiales y cualquier contexto del país.

En un paisaje transformado por el desastre, la solidaridad nos recuerda que el verdadero poder humano radica en la capacidad de apoyarnos unos a otros; y de encontrar en esa ayuda una razón para continuar luchando.

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