Al pensar interpretando desde la crítica cultural y las percepciones de los públicos se nutren las ideas, el pensamiento y la cultura de las mayorías desde edades tempranas
Poderoso y enigmático, el mal, símbolo de la peste para los antiguos griegos, irradia violencia mediante diversas variantes en puestas cinematográficas y audiovisuales clásicas y contemporáneas. Como el Edipo Rey, de Sófocles, algunos personajes se debaten entre lo que son, lo que saben, lo que no saben, los límites del consciente y del inconsciente. La ironía trágica suele acentuar engaños y máscaras a través del continuo ocultamiento.
Públicos heterogéneos, inteligentes, participativos, demandan filmes, series, narrativas que cuestionen el mal y la tragedia. Con independencia del punto de vista de guionistas, directores y directoras, para lograrlo, las ficciones deben cumplir la ley del conflicto, estructuras dramáticas y preceptos; entre ellos, tempos, duración, clímax de escenas; otros requerimientos indispensables, no para construir una perspectiva de eficacia propia de la propaganda, acaso enfocada en la artisticidad desde la escritura, que inaugura descubrimientos furtivos y es aura de lo que se escabulle a simple vista.
Investigar temas de notable trascendencia en la sociedad en Cuba no basta. Además de hurgar en ellos al crearlos, planteando conflictos en profundidad, estos exigen lenguajes renovados que sean comprendidos por las mayorías. Conmoverlas es un desafío continuo. Los silencios parlantes deben ser entendidos en su vasta dimensión. Son espectáculos pasionales sobre amores contrariados. Urge indagar en zonas oscuras del alma devenidas acciones de cruda violencia.
De acuerdo con Tarkovski: ”El arte no quiere proponer inexorables argumentos racionales a las personas, sino transmitirles una energía espiritual. Y en vez de una base de formación, también en sentido positivista, lo que exige, es una experiencia espiritual”.
Dan fe de dichas esencias el filme La mujer salvaje dirigido por Alan González; y los acercamientos a la amistad y las violencias, sí, en plural, durante el desarrollo de la telenovela cubana Sábados de gloria (Cubavisión, lunes, miércoles y viernes, 8:45 p.m.). Otras obras asumen la cita referida. Sobre la serie televisual Los gatos, las máscaras, las sombras (Cubavisión, domingo, 8:45 p.m.) reflexionaremos próximamente considerando las evoluciones definitivas de los personajes, y sus entidades psicológica y moral.

En tal sentido cada intérprete habla, convence, comunica de manera particular. Constituye un referente vívido la primera actriz Verónica Lynn, multipremiada, orgánica siempre en “su” personaje. Motivaciones, caracterizaciones, bandos en pugna. Todo tiene que ver con el arte del actor y de la actriz. Son manantiales inagotables, hay que analizarlos para comprendernos mejor.
Pueden dejarnos insomnes filmes, series, telenovelas, teatros, telefilmes. Bocadillos, escenas, actuaciones provocan desasosiegos, ansiedades, incluso nos hacen emprender otros caminos durante las experiencias cotidianas. Así es la vida, sorprendente, en las pantallas y lo “real” verdadero.
Entretener al ampliar el universo cognoscitivo favorece la capacidad de interpretar estrechas sinergias entre imágenes y signos lingüísticos que conforman lenguajes dados por las especificidades de la tecnología y la creatividad en mensajes disímiles, solo es preciso verlos, no solo mirar.
Coinciden en el panorama mediático audiovisuales múltiples, transmediales y conectivos. Se multiplican ilimitadamente rituales narrativas en incontables formatos; pues la comunicación no es un movimiento exterior, cerrado, excluyente.
Ningún relato es una suma de proposiciones, mas bien jerarquías de instancias: comprenderlos invita a desentrañar metáforas, gestos, pausas cortas o largas; profundizar en lo que dicen y lo que hacen los personajes; ellos son los encargados de seducirnos cuando son bien dirigidos, al interiorizar psicologías, contextos, situaciones concebidas dramatúrgicamente al dominar todos los elementos técnicos y artísticos determinantes en el resultado artístico de las puestas cinematográficas y audiovisuales.
Las ficciones están abiertas a incertidumbres y añoranzas, demandan las inteligencias activas para comprender intertextualidades que interpelan a usuarios/espectadores de los medios de comunicación, les transmiten filosofías nunca inocentes.
¿Observamos la conducta humana? Pensemos el despeje de la interrogante sin abandonar la lucidez emocional, la sagacidad analítica y la comunicabilidad movilizadora. Por esto apremia la consistencia de la crítica cultural en la práctica. Trascender el yo creo, me parece. La savia de la argumentación alimenta el intelecto y la espiritualidad.
Lo han ilustrado títulos exhibidos en La Habana durante el reciente Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano; varios forman parte de las proyecciones de la edición 25 del Havana Film Festival New York. Unos y otros caminos hacen meditar en la importancia de la séptima convocatoria del Fondo de Fomento por el Cine Cubano abierta a proyectos que favorecen la producción de cortometrajes de ficción, documental y animación.
El deber ser se concreta en la práctica. ¿Faltan guiones, rigor en las direcciones artísticas, saberes en profundidad, procesos conscientes, científicos, teorías, vivencias, coherencias al decidir los equipos creativos? Más de una interrogante surgirá en Camagüey en mayo próximo durante el Taller Nacional de la Crítica Cinematográfica.
Pensémoslo.
Un comentario
muy bueno el artículo de la doctora Sahily Tabares, y sí, a mi criterio, falta un poco más de rigor tanto en guiones y como en la dirección.