Oradores exigen fin del genocidio y la humanitaria ayuda que necesita ese sufrido pueblo
Fotos. / PASTOR BATISTA VALDÉS
Aún no ha clareado totalmente el día y en el céntrico Parque Serafín Sánchez Valdivia, de Sancti Spíritus, comienzan a congregarse personas de todas las edades.
Algunos llevan un vestuario que no deja dudas acerca de que pertenecen a un mismo centro de trabajo. La mayoría, sin embargo, visten pulóveres rojos, blancos, azules; muchos de ellos con frases, imágenes de patriotas… Y por supuesto, hay estudiantes con el uniforme correspondiente a la enseñanza que cursan.
Poco a poco van conformando una multitud. Nadie los ha obligado a converger allí. Es la oportunidad colectiva de desbordar el sentimiento personal de rechazo al brutal exterminio de la población palestina en Gaza por parte del régimen sionista de Israel.

Organizados, atentos, con ese silencio capaz de revelar a flor de rostro, sin una palabra, tanto dolor e indignación, los presentes escuchan primero a Yilianni Yera Martín, joven doctora del hospital General Camilo Cienfuegos, quien afirma que no puede permanecer indiferente ante ese genocidio, cuando en realidad lo que necesita el mundo son acciones a favor de la vida. Entonces habla emocionada acerca de la labor que realizan médicos cubanos en diversas partes del planeta.
Esa ayuda dista, diametralmente, de la espeluznante realidad en Gaza, donde proliferan cementerios desbordados como consecuencia de las matanzas, fosas comunes por doquier, familias enteras asesinadas por Israel, de cada 10 hogares nueve destruidos, similar proporción para el caso de los edificios, hospitales destrozados, empecinamiento israelí para evitar cualquier tipo de ayuda humanitaria…

Léster Rodríguez Acosta, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, ICAP, en Sancti Spíritus, escala también el podio para llamar la atención acerca del modo en que se ha venido reduciendo la posibilidad de vida o de sobrevivencia en ese pueblo “que no es víctima de una guerra, sino de un exterminio”, con la anuencia y apoyo de Estados Unidos.
Por ello, llama al mundo a exigir el fin de la masacre y la entrada, sin condicionamiento alguno, de ayuda humanitaria, porque “es hora ya de poner fin a la filosofía del despojo para que muera sin incentivo la filosofía de la guerra”.


















