El regreso de Trump a la Casa Blanca hace augurar una política exterior agresiva y unilateral
Aún no es el presidente, porque su toma de posesión está programada para el 20 de enero de 2025. Sin embargo, Donald Trump y las fuerzas que lo rodean ya van dejando brochazos de las medidas que pretenden imponerle a su país y al planeta entero en cuanto el poder les pertenezca otra vez. Y las líneas que trazan su discurso conforman un panorama bastante siniestro, a pesar del entusiasmo un poco histérico que manifiestan sus seguidores.

“Prepárense para la oligarquía”, advirtió el senador socialista Bernie Sanders. Los más ricos están complacidos, pues se beneficiarán aún más: uno de los primeros actos prometidos por el magnate y el grupo que ocupará la Casa Blanca es la reducción de impuestos y de las regulaciones ambientales y laborales de sus empresas. Entre ellos, el hombre más rico del planeta, Elon Musk, parece estar tomando el control directo de la Oficina Oval y girando instrucciones a la legislatura.
La élite económica no ganó los comicios con el respaldo de la mayoría de los ciudadanos, sino con apenas un tercio del electorado. Un 40 por ciento se abstuvo y los dos candidatos principales se repartieron los puntos del 60 por ciento de los sufragios. No obstante, quien no eligió a Trump terminó facilitando su ascenso al poder.
Para estos adinerados, eso es lo único que realmente importa. De hecho, proclaman un triunfo aplastante que, según ellos, les otorga un mandato masivo (la mentira no conoce límites). Como consecuencia inmediata, muchas fuerzas sociales progresistas y democratizadoras se preparan para la resistencia mientras continúan sus luchas.
Han estallado huelgas y acciones laborales sin precedentes contra dos empresas antisindicales, Amazon y Starbucks. A la vez, se libran otras batallas en sectores de la aviación, hoteles, hospitales, maestros, mineros, siderúrgicos y jornaleros, entre otros.
El terror para los migrantes
Trump anunció repetidamente que planea ordenar deportaciones masivas de indocumentados. Se calcula que hay 11 millones de personas en tales circunstancias. Echarlas a todas representaría provocar un éxodo inhumano. Pero algunos no parecen reconocer la gravedad de esta situación. Por ejemplo, el Gobierno del estado de Texas, que cuenta con una alta proporción de habitantes de origen hispano, ya ofreció cientos de hectáreas gratuitas para establecer campos de concentración.
No importa si oficialmente los llaman “centros de seguridad” o cosa semejante; el lenguaje legal es lo de menos. Hablamos de barracas llenas de ancianos, niños, mujeres y jóvenes, que -en muchos casos- buscan una mejora económica respecto a la situación en sus países de origen. A lo largo de los años, millones de extranjeros llegaron a este territorio: ingleses, alemanes, irlandeses, italianos, chinos, indios, hispanos, etcétera. Pero ahora el showman decidió convertir a los foráneos en chivos expiatorios para canalizar su ira: les atribuyó los males económicos y de seguridad que enfrenta el país
Política exterior

El regreso de Trump al ámbito internacional, con una política estridente, agresiva y amenazante, altera las posibilidades de alcanzar la paz y complica aún más un entorno militarizado por el unilateralismo agresivo de una potencia en franca decadencia hegemónica.
El republicano y su equipo de ultramillonarios buscan afianzar sus intereses en las regiones que albergan a la mayor parte de los recursos naturales y minerales que aún quedan en el planeta. Para lograr ese objetivo, actúan con una voracidad extrema que ignora las tendencias hacia la multipolarización del poder en las relaciones internacionales.
Sin ningún respeto por sus vecinos y socios comerciales, el político acusa a Canadá y México de subsidiarlos, y utiliza esto como justificación para imponer aranceles y establecer condiciones en el comercio. Lanza sus dardos a diestra y siniestra, y provoca conflictos con sus aliados antes de asumir el cargo. Trump persigue ejercer control sobre Panamá y Groenlandia. Esta vez no es una broma; pidió que se afirme el control en el exterior y demostrar que su filosofía de “Estados Unidos primero” tiene una dimensión expansionista.
Tras su triunfo en los comicios, el presidente, ya sea de forma consciente o inconsciente, camina a iniciar su gestión gubernamental con los nombramientos de algunos personeros de su gabinete que causaron una ola de espanto en el mundo. Entre ellos, eligió al republicano Marco Rubio García como secretario de Estado. De origen cubano, el senador promueve sanciones contra nuestro país, Venezuela y Nicaragua. Cuenta con el respaldo de una verdadera mafia; además tiene estrechas relaciones con los colombianos Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque.
Resulta claro que Trump no podrá cumplir todas sus amenazas, so pena de arrasar la economía de su propia nación y destruir los mecanismos de proyección de poder. En tales circunstancias, es obligatorio preguntarse hasta qué punto el discurso del próximo mandatario refleja un proyecto programático para operar una redefinición radical de las reglas comerciales y del panorama geopolítico mundial.
Un comentario
La moneda SIEMPRE tiene dos caras. Trump salió elegido bajo SU sistema democrático. Nada que objetar. Trump es AUTORITARIO, por naturaleza. Nada de malo en ello. Desea que los EEUU vuelvan a tener el poder mundial omnímodo, sin contrapesos que tuvo décadas atrás. Según SU visión, los gobiernos demócratas le han hecho un daño enorme al país. Y Él es el llamado a normalizar SU poderío pasado en TODO el orbe. Para ello detenta el poder de TODOS los magnates de los EEUU y de muchos países aliados: de toda europa occidental, indios, australianos, canadienses, japoneses, entre otros. Debe recuperar terreno. En lo militar, bajo su mandato, como nunca veremos a los EEUU armarse militarmente en todo orden, preparándose para un posible y probable conflicto armado, producto de su neo expansionismo (tomará el control del Canal de Panamá (Panamá) y Groenlandia (Dinamarca), por sus recursos naturales En lo interno según SU visión, es necesario limpiar el país de millones de ciudadanos parásitos que viven de las ayudas sociales, usufructuando de la riqueza estadounidense, herencia de gobiernos demócratas. Piensa que su país es el Neo Imperio Romano Universal. y, que gracias a la debilidad de los gobiernos demócratas, los EEUU ha perdido poderío. Su cruzada es El Bien contra El Mal.