Rescatar la planta de Yaguajay sienta mejores bases aún para no dejar escapar lo que este año vuelve a ofrecerle el país a la provincia
Que la planta de asfalto ubicada en Yaguajay, al norte de Sancti Spíritus, esté retornando a su actividad luego de un período inactivo, le viene muy bien al territorio e incluso a la nación.
No es preciso hacer referencia al deterioro que han venido registrando carreteras, calles, vías y espacios públicos, como consecuencia de años sin adecuado mantenimiento o con la chapucería prevaleciendo en muchas de las acciones realizadas.

Tal y como ha reflejado en las redes sociales la Empresa de Construcción y Montaje Sancti Spíritus, en Yaguajay, se están viendo resultados y con calidad.
Afortunadamente, durante ese período de inactividad el principal recurso de la planta (el humano) no se desperdigó del todo y con su predominante empeño ha sido activado el sistema eléctrico y produce asfalto frío desde hace algunas semanas…
Rescatar dicha planta armoniza con uno de los programas estratégicos de la empresa, relacionado con su producción.
Humberto Valdés Escamilla, especialista principal de balance constructivo, explica que pasos similares fueron dados el pasado año en la planta ubicada en Trinidad, al sur, así como en la asentada en la cabecera provincial.
Esta última resultó determinante en el impulso que se le pudo dar a tramos de carreteras y calles en el contexto de las actividades centrales del país para conmemorar el aniversario 71 del asalto a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.
Vale subrayar que se trata de una tecnología muy antigua. Estructuras como la de Sancti Spíritus puntean entre las más viejas del archipiélago.
Sin ellas, la provincia no estaría en condiciones de aprovechar la oportunidad que este año le ofrece el país para producir y aplicar alrededor de 31 000 toneladas de asfalto, el grueso de ellas caliente.
Ese volumen debe respaldar cierto nivel de inversiones para los trabajos de conservación en tramos de la autopista nacional, carretera central y otras vías.
Se trata entonces, de aprovechar bien cada hora de labor, no desperdiciar ni un gramo de material y, sobre todo, hacer bien las cosas y que -a la vuelta de un corto tiempo- no haya que retornar sobre lo mojado (asfaltado) o para que, por obra y gracia de la chapucería, no resulte “peor el remedio que la enfermedad”, como -indiscutiblemente- ha ocurrido en infinidad de puntos a todo lo largo de la carretera central.