La votación en la ONU es un claro mensaje de apoyo al pueblo cubano
El veredicto de la abrumadora mayoría de los países integrantes de la Organización de las Naciones Unidas en favor del levantamiento del bloqueo, es una nueva victoria diplomática de Cuba. Se trata de un triunfo que llega cada año desde 1992, salvo en 2020, cuando la resolución de La Habana no se presentó, por la crisis de la pandemia.
La aprobación constituye un recordatorio de la larga espera de este pueblo por un acto de justicia. Hasta el día de hoy, la situación del país se ve afectada por el abuso de poder de Estados Unidos y la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico o racial, tal hecho la Convención de 1948 define como genocidio.

El informe presentado por el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, correspondiente solo a los daños de 2023, enumera hechos, gastos excesivos, cosas no compradas porque tenían algún componente estadounidense –desde un avión hasta un respirador destinado a una sala de terapia intensiva–, empresas negadas a suministrar combustible, contratos rotos, materias primas canceladas y ayudas financieras cerradas.
Un comunicado de la misión de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas tuvo el cinismo de sostener cómo el bloqueo promueve el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales. De milagro no añadió que ese es un pretexto del gobierno cubano, como repiten otros empleados de Washington. Esta absurda narrativa se agudizó tras las 242 sanciones adicionales impuestas por el expresidente Donald Trump.
El resultado de la votación fue contundente: 187 países apoyaron la resolución para levantar las medidas, mientras solo Estados Unidos e Israel se opusieron, y Moldavia se abstuvo. En Argentina, el presidente Javier Milei decidió destituir a su canciller Diana Mondino por votar en la Asamblea de Naciones Unidas en consecuencia con la histórica postura de rechazo a las regulaciones contra Cuba.

¿Cómo medimos el dolor de una persona, una familia o una nación? Asumamos por un momento que alguien puede eliminar el entramado de leyes componentes de esta política y detener sus daños financieros. Con 15 minutos sin bloqueo sería posible adquirir las prótesis auditivas de niños, por solo mostrar un ejemplo.
Han transcurrido 62 años desde que John F. Kennedy firmó la regulación, una orden dictada como sentencia de muerte y ha ido perfeccionando el vil arte del estrangulamiento. En las cifras compartidas los rostros miran de frente a la adversidad desde las calles de Cuba. Tales datos, en última instancia, son reflejo del fracaso en el intento de borrar un ideal y la voluntad de una comunidad.