Públicos de diferentes edades necesitan nutrir sus capacidades perceptivas en beneficio del conocimiento, los gozos estéticos y la cultura que se forma durante toda la vida
En el panorama internacional de los medios de comunicación audiovisuales lideran poderíos de grupos económicos privados que conquistan mercados, promocionan y difunden con avasalladora prontitud banalidades por canales diferentes e instauran la globalización de sus respectivas ideologías.
Acechan infinitas experiencias al ser cinéfilos y televidentes ante las pantallas. Viajan de mano en mano propuestas “perfectas”, recomendadas al azar, que alguien te dice: “es el mejor cine jamás visto”. Tales generalizaciones entusiastas pueden menguar la interpretación de sinergias entre imágenes, atmósferas, contextos, sonidos y signos lingüísticos. ¿Las personas obvian que estas conforman lenguajes? Pensemos, fueron concebidas mediante tecnologías y creatividades al diseñar mensajes disímiles. Entonces, ¿qué hacer? De ningún modo existe un método único, inamovible. En primera instancia, trascender disfrutes meramente contemplativos propicia la comprensión de zonas densas y profundas “reales”. ¿Cómo deslindar entre acomodarse a la pulcra inocencia o responder al compromiso de la responsabilidad y la ética? ¿Es fácil apreciar límites y meollos conflictivos sin analizar ficciones, documentales, pinturas, fotografías, performances, exposiciones en museos, galerías, espacios públicos y privados?
Entrenar la mirada abre vías al entendimiento. En este sentido, aporta visiones inteligentes, amenas, contemporáneas el programa D’diseño (Canal Habana, miércoles, 5:00 p.m.). Muestra puntos de vista, ideas, sensaciones, representaciones conceptuales de diseños escénicos y las aperturas hacia los nuevos medios. René Roca (guionista) y Víctor Núñez Estévez (dirección) suman al equipo creativo jóvenes expertos procedentes de la academia. Las fundamentaciones teóricas y prácticas ofrecen herramientas y disciplinas en provecho del enfoque científico de los procesos comunicativos y artísticos. Otro acierto del espacio es la conducción de la actriz Ary Fonseca –Roxana en la telenovela Renacer–; le permite ofrecer una tesitura distinta a la del personaje.
En el consumo multipantalla, los entornos digitales y la fluidez hipermedia, prosperan visualidades; existe una excesiva producción, circulación, consumo de imágenes, ¿también prevalecen discursos concebidos mediante elementos narrativos y estéticos en función de renovar lo dicho en obras anteriores?
Lamentablemente, cierta inmovilidad limita comprender dimensiones del arte desde el vasto universo de la cultura integradora. No faltan programas que la recrean como objeto de reflexión. Telefilmes, cuentos, filmes y emisiones al estilo de D`diseño.
Faltan en no pocos audiovisuales sistemáticas actitudes al interrelacionar metáforas y poéticas que establecen conexiones entre creativos y espectadores. Suelen repetirse nombres que marcan la diferencia. En esta columna nos detendremos en sus procederes de renovadas expresividades. Guionistas, fotógrafos, directores, actores y actrices, asesores, defienden jerarquías orientadas a la conquista de audiencias mayoritarias; hoy toda la vida social es cultura. En ellas intervienen las modas, los cosméticos, la solvencia económica, la violencia, la salud. Al parecer, nada queda ajeno a la cambiante dinámica antropológica, se desplazan fronteras entre lo tradicional y lo moderno, lo popular y lo masivo, lo local y lo global.
Escuchemos la advertencia de Octavio Paz: “las formas artísticas, las técnicas y los mitos son el lenguaje cifrado de las civilizaciones”. Aprehenderla robustece la conciencia, el pensamiento, las acciones; exige andar caminos en busca de hallazgos, al encontrarlos es preciso activar la duda y el placer de concebirlo todo de nuevo incorporando desazones infinitas, nunca satisfechas.