El caso de explotación sexual infantil resurge mientras el presidente responde con distracciones y ataques
Donald Trump, el hombre que lidera el último superimperio, al que arrastra con guerras, genocidios, disputas comerciales y posibles crisis económicas y sociales, generadas por sus propias políticas –sin mencionar la alarmante evidencia del cambio climático, que continúa negando–, ahora centra su atención en la fórmula de la Coca-Cola, la recuperación de un nombre racista para un equipo de fútbol americano y acusa de “traición” a exmandatarios.
Algunos observadores consideran que este enfoque en asuntos triviales tiene un propósito más estratégico: desviar la atención del escándalo por su antigua relación de amistad con el fallecido Jeffrey Epstein, un personaje vinculado a la élite política y empresarial acusado de tráfico sexual y pedofilia.
La situación ha alcanzado tal gravedad política que el presidente de la Cámara Baja, Mike Johnson, anunció un adelanto del receso legislativo de cinco semanas para evitar que el tema se discutiera en el pleno.

Epstein, quien aparentemente se suicidó en su celda en Nueva York en 2019 mientras esperaba juicio por explotar sexualmente a menores de edad, mantenía vínculos con el príncipe Andrew del Reino Unido, Bill Clinton y el propio Trump, entre otros.
Algunos sostienen que fue asesinado para evitar la revelación de una supuesta “lista de clientes” demócratas famosos, una teoría que el propio Trump ha promovido en el pasado. Sin embargo, existen videos y declaraciones que confirman la estrecha amistad del mandatario con Epstein, así como comentarios sobre sus preferencias por mujeres “muy jóvenes”.
El republicano prometió hacer pública esa lista y otros documentos relacionados con el caso. Incluso su procuradora aseguró que los estaba evaluando. Sin embargo, poco después, la Casa Blanca y el Departamento de Justicia declararon el caso cerrado, y cuestionaron la existencia misma del escrito, lo que provocó una ola de indignación.
La controversia se intensificó cuando The Wall Street Journal reveló que en 2003 Trump envió una carta por el cumpleaños 50 de Epstein, en la que incluía insinuaciones sobre sus intereses compartidos en mujeres. El presidente reaccionó con furia, atacando al diario y a su propietario, su aliado Rupert Murdoch, también CEO de Fox.
En su intento por desviar aún más la atención del caso, Trump publicó en su red social un mensaje en el que pedía investigar a Barack Obama por “traición”, sin ofrecer detalles concretos, salvo afirmar que el demócrata estaba involucrado en un supuesto “golpe de Estado”.
La aprobación popular de Trump ha caído 11 puntos desde febrero y actualmente se sitúa en apenas 42 por ciento, según la última encuesta de CBS News. Con base en datos de Gallup, USA Today concluyó que su nivel de asentimiento es el más bajo registrado por cualquier presidente en este punto de su mandato. Mientras el país enfrenta escándalos que alcanzan las más altas esferas del poder, el presidente opta por desviar la atención con polémicas menores y ataques sin fundamento.


















