Manifestantes apostados en barricadas en Numea, capital de Nueva Caledonia, se enfrentan a la policía francesa. Crisis de envergadura que sacó de París al presidente galo. Mucho en juego
Los lugares exóticos deben quedarse dentro de las guías turísticas que a todo color promocionen playas paradisiacas y nativos satisfechos con su destino. Eso es lo que se espera de Nueva Caledonia, reseñada con énfasis como “colectividad especial de Francia situada en el suroeste del Océano Pacífico, aproximadamente 1.500 km al este de Australia”. Pero el ultramarino territorio francés también se encuentra, desde 1986, en la lista de “no autónomos del Comité de Descolonización de la ONU”. Y aunque en el último referendo de independencia, de 2021, se optó por permanecer en los límites galos, el movimiento soberanista canaco coloca desde el 13 de mayo de 2024 a París ante una nueva crisis de legitimidad. (1)
Habituados a movernos en una zona de confort de eventos internacionales conocidos y más habituales, los periodistas hemos sido sorprendidos por las protestas en esa zona del mundo donde una buena parte de la población local (se dice que el 40 por ciento) rechaza una reforma electoral propuesta por París que ampliaría la base de votantes favorables a seguir formando parte de Francia. De esa opinión es Isabelle Merle, historiadora sobre el colonialismo, especializada en el área. En declaraciones para Radio Francia Internacional expresó: “Se supone que unos 25 000 ciudadanos más en el censo electoral, principalmente franceses, puedan decidir las cuestiones fundamentales del archipiélago”. He aquí el quid: si, por ejemplo, usted lleva apenas 10 años en Nueva Caledonia, pudiera ser elegible para un cargo de representación política local en detrimento de los nativos que llevan siglos de asentamiento. Merle considera que se trata de “un cambio muy grande, porque modificaría por completo el equilibrio en el país en lo que partidarios de la emancipación corren el riesgo de convertirse en minoría dentro del gobierno”. E insiste la experta: “Hay mucho en juego, porque el número de escaños en las asambleas influye en el reparto de escaños en el parlamento del territorio (Congreso), que a su vez nombra al presidente del gobierno de Nueva Caledonia”. (2)
Frente a la astuta “movida” de París (detenida en estos momentos gracias al rechazo de una parte del país), una pregunta se impone: ¿Cuál es la importancia de Nueva Caledonia para la metrópoli? Frente a indagación semejante la economía vuelve a darnos en la cara. Además del turismo, que sin duda llena las arcas europeas, existe otro factor determinante: el níquel. ¡La aludida nación del Pacífico posee el 11 por ciento de las reservas mundiales del mineral!
El pasado año, al presidente Emmanuel Macron se la pusieron difícil en el África Occidental, específicamente en Níger, donde era beneficiario directo de su oro, yeso, carbón, piedra caliza, uranio y también de níquel, este último con grandes perspectivas futuras. El nuevo gobierno nigerino solicitó la salida de tropas francesas, indicando que el cordón umbilical con París comenzaba a cortarse. Es cierto que la situación en Nueva Caledonia es diferente a la de Níger. Una es independiente y la otra sigue atada al Palacio del Elíseo; sin embargo, la esencia primaria colonial es la misma. Si bien en África Occidental no pudo utilizar su poder militar contra una ciudadanía sublevada, ahora contra los manifestantes canacos París desplegó más de 700 hombres, los cuales, con armamento de última generación, se enfrentaron a las manifestaciones. Luego, en un alarde de comprensión, Macron visitó a Nueva Caledonia, al tiempo que se declaraba contrario a la violencia y que estaba dispuesto a dialogar con quien hiciera falta, siempre “por las buenas”.
Dicho así parece razonable, mas una cuestión se impone: ¿Es el colonialismo sensato? Durante décadas Francia ha ido desplazando a la población originaria de Nueva Caledonia con la introducción de población francesa (a veces hasta carcelaria), con lo cual el supuesto equilibrio demográfico ha desaparecido. Peor aún: en pleno auge de la pandemia del coronavirus, impulsó el ya mentado referendo de independencia, sin tener en cuenta las costumbres de los habitantes originarios, que veneran a sus muertos con un proceso de luto prolongado. La situación, deliberadamente oportunista, provocó la exhortación al boicot de parte de los independentistas y resultó en la victoria de los llamados “lealistas”, o fieles a Francia. Ahora, en 2024, las aguas vuelven a agitarse, por la pretensión parisina de cambiar de nuevo las reglas del juego para su definitivo poder en una zona del planeta cuyo valor económico se mueve en las coordenadas de lo geoestratégico, dado el reforzamiento en la región de la China Socialista y la posibilidad, sueño de los soberanistas, de eventuales contratos en negocios del níquel en una Nueva Caledonia, que sin estar atada de manos y pies a París, pudiera velar por los intereses y beneficios de todos sus pobladores, no solo del confort de la Francia dominadora. Es este un filón somero de un asunto de muchas consecuencias que habla a las claras, asimismo, sobre el “orgullo” capitalista, asentado por demás en la defensa del hegemonismo como actor fundamental en la configuración internacional. (3)
Mientras el trato periodístico y político a hechos de este cariz se sigan constriñendo a lo epidérmico, obviando el sustrato de las luchas de los pueblos con mínimas y tergiversadas miradas, contextos como el referido, los de Palestina o Puerto Rico, nos seguirán pareciendo una anomalía, una rebelión absurda ante la aparente conmiseración del “que manda”, del poder real del colonialismo.
4 comentarios
Gracias María Victoria por traer este tema a colación. No caben dudas de que cada vez más a Francia le está costando eso de poder mantener su sistema colonial y hasta neocolonial. El mundo está cambiando amiga
Estupendo comentario. Los independentistas canacos le han movido el piso a la potencia colonial venida a menos, vapuleada también en sus excolonias africanas. Aqui se muestran datos y argumentos imprescindibles para comprender que Nueva Caledonia ya no es solo imagen turística..
Incongruente persistencia de colonialismo frances en pleno siglo XXI .
Desconocido remoto país explotado también por sus riquezas naturales, muestra. infinita injusticia opresora cáncer para la humanidad
oprala humanidad
humanidad
Muchas gracias a la excelente periodista María Victoria Valdés, y a BOHEMIA, por darnos luz sobre una -como todas- muy negativa realidad colonial de la que el mundo no conoce nada.