La utilización de la base naval como centro de detención para migrantes evidencia la hipocresía y crueldad de Washington
Pocos días después de su investidura como presidente de Estados Unidos, Donald Trump revocó las medidas adoptadas por su predecesor Joe Biden respecto a Cuba y anunció la vuelta a una línea dura. Como primera acción, reincorporó a nuestro país a la lista de estados patrocinadores del terrorismo.
Dado que el Título 50 del Código del país norteamericano exigía un período de entrada en vigor de cuarenta y cinco días, el anuncio del demócrata fue completamente vacuo. Sin embargo, los cambios de postura en la política de Washington hacia La Habana tienen efectos muy reales para la vida cotidiana en este lado del estrecho de la Florida.

Por ejemplo, la entrada en la enumeración privó a los pacientes del acceso a respiradores en el momento álgido de la pandemia de la covid-19 y expuso a cualquier institución que comercie con el territorio caribeño a sanciones y multas masivas de Estados Unidos. Como resultado, los bancos se niegan a procesar pagos cubanos.
Además, el vecino norteño intensificó el bloqueo y vetó operaciones con nuevas entidades restringidas, incluida Orbit, S.A., proveedor clave de remesas. Durante su primer mandato, Trump impuso al menos 243 restricciones y reforzó las regulaciones que afectan a Cuba desde hace más de seis décadas.
Solo en el marco de este sadismo institucionalizado se entiende la decisión del multimillonario de abrir un centro de detención en la bahía de Guantánamo para albergar hasta 30 000 migrantes que viven irregularmente en Estados Unidos y no sean deportados a sus países.

El uso del terreno ocupado ilegalmente para encerrar a las personas, también al margen de la ley, es el último acto del espectáculo de violencia de Estado montado por el showman. Si consideramos que hay más de 10 millones de migrantes irregulares, esta medida no solucionará el problema, sino que violará los derechos de miles, y las usará como chivo expiatorio y herramienta política.
La mención de la base, en símbolo internacional de la violación de derechos humanos, es un gesto hacia los sectores más conservadores, que ven a los trabajadores del Sur global como merecedores de este trato. Además de suponer un costo astronómico para los contribuyentes, por la logística de transportar civiles, y mantenerlos en un enclave aislado, azuza a grupos ya radicalizados en el racismo y la xenofobia.
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump también recurrió a tácticas extremadamente inhumanas, como realizar redadas en escuelas, centros religiosos y albergues, desplegar militares en la frontera y presentar sus deportaciones como una cuestión de seguridad pública y nacional.
Está demostrando, con hechos, que su idea de «resolver el problema de la migración» no era una simple promesa electoral que rápidamente olvidaría, sino que lo convirtió en el anatema del arranque de su gestión, con el cual quiere construir victorias políticas a expensas de los inmigrantes, especialmente los latinos.
Un comentario
Los EEUU, hasta ahora el mayor Imperio que ha existido en el planeta impone sus términos: Nada que objetar. Siempre ha sido así, es así y será así. El próximo Imperio (China) hará exactamente lo mismo Lo veremos en gloria y majestad durante el próximo siglo. Ya lo pronosticó Napoleón Bonaparte, hace 2 siglos: China el gran elefante dormido, cuándo despierte dominará al mundo.