¿La candidata electa del partido político Morena continuará o cambiará el enfoque de la gestión migratoria?
México tiene un rol tras bambalinas en la lucha entre demócratas y republicanos por la Casa Blanca. La crisis fronteriza, uno de los temas que más preocupan al votante de Estados Unidos coloca al vecino sureño en una posición estratégica. Su capacidad de regular los flujos migratorios se convierte en un activo clave durante la campaña electoral.
A este contexto se suma una nueva variable. Claudia Sheinbaum, la futura presidenta de la nación latinoamericana, puede marcar un período de continuidad en la gestión del territorio limítrofe o un nuevo giro. En una entrevista reciente con La Jornada, presentó su propuesta sobre el fenómeno y señaló, entre otras cosas, la importancia de ir a sus causas, buscando generar condiciones dignas que eviten la necesidad de desplazarse. “No es este un asunto de crimen; hay que invertir y desarrollar (en) los lugares de origen”, aseguró.
–¿Cuál sería su estrategia? Porque Trump tiene altas posibilidades de ganar– se le preguntó.
–Vamos a esperar los comicios. Lo que se decida, estaremos listos para trabajar bien con cualquiera de los dignatarios.
Las cifras confirman la continuidad de los flujos irregulares. Durante los primeros cuatro meses de 2024, la Secretaría de Gobierno anunció la detención de 368 personas. El número es poco menos del total documentado para el segundo semestre de 2023. En esa etapa, los funcionarios procesaban unos 70 000 extranjeros cada 30 días. Desde el inicio de este año, la estadística se acerca a los 100 000 mensuales.
El aumento representa una encrucijada para la mandataria de Morena. Joe Biden, a pesar de prometer reformar el sistema de medidas, terminó por adoptar muchas de las leyes establecidas por su predecesor, Donald Trump. El demócrata mantuvo tras la pandemia una norma que el magnate hizo entrar en vigor en la emergencia sanitaria. Esta regulación, llamada Título 42, legitimaba la deportación de extranjeros a México. La Administración la hizo expirar en mayo de 2023, dos años más tarde de su desempeño como gobernante. Por si fuera poco, su plan para admitir al mes 30 000 solicitantes de Venezuela, Haití, Nicaragua y Cuba quedó ahora temporalmente detenido, por sospechas de fraude.
Los comicios de noviembre se acercan y la incertidumbre aumenta. El “amigo” Trump, como le declara irónicamente Andrés Manuel López Obrador, podría alzarse vencedor, y el muro continuo que despliega el polémico candidato contra el territorio cercano en sus mítines raya más de una vez en la xenofobia, el clasismo y el racismo.
De Kamala Harris, la probable candidata demócrata, no se esperan las mismas injurias, porque su electorado es otro: ella está en la orilla opuesta del supremacismo, cualquiera que tenga la piel más oscura que Trump es parte de su negociado. Quizás sean dos mujeres por primera vez en la historia las encargadas de llevar las relaciones a un lado y otro de la extensa frontera. El juego empieza con un marcador muy incierto.