«La literatura es mi hogar»

Por. / Lisandra Quirós Izquierdo (La Habana, 1990).

“Escribir para mí es romper barreras, volar, escapar de lo absurdo, de lo cotidiano. La literatura es mi hogar. Soy Dios creando universos infinitos. Más que una forma de expresión, es una forma divina de estar en este mundo.”

Profesora, narradora oral y escritora. Miembro de la Asociación de Hermanos Saíz (AHS). Durante su trayectoria laboral, profesional y artística ha publicado en diversas revistas científicas y literarias, tanto a nivel internacional como nacional. Fue ganadora de dos becas otorgadas por la consejería cultural de la embajada de España en La Habana por los proyectos Hilos de sangre: reescribiendo a Lorca en la Cuba contemporánea, bajo la tutela de Elaine Vilar Madruga con La escritora prodigiosa (adaptación de la obra La zapatera prodigiosa); y Sombras, otorgada por la residencia artística Can Serrat.

***

Flores a nuestras tumbas

Te muerdo la piel y la sangre cae en mis zapatos.

Ahora sé que eres de carne.

Quizás te falten los huesos.

Las calumnias de tus palabras me enfadan,

por eso te abrazo y te perdono en mi silencio.

Las velas me recuerdan tu esencia:

aroma que no puedo tocar ni detener.

Nos enredan las sábanas

y en el coito salvaje, un puñal se infiltra en el vientre,

luego baila en mi barriga y retoza en los corazones.

Esta noche, llevaré flores a nuestras tumbas.

Naufragio

Regresa la esperanza.

El barco se pierde en el horizonte.

La marea hamaca lágrimas.

Los marineros parten con el alba.

Esperan sentadas

al sol y con maletas,

las mujeres más sombrías

con sus perros guardianes.

Se levantan los demonios del mar

y sopla el pez gigante

un conjuro de polvo y agua para los marineros.

Las mujeres no hacen nada, ahora son de piedra.

Los perros logran nadar hasta el barco.

Se convierten en soldados que combaten el naufragio.

El Dios de la noche

Emerge el Dios de la noche con su doncella en brazos.

La besa y la abraza con tanta pasión

que simula a un humano.

Ella se deja, lo ama, se duerme con sus besos.

Amanece y queda sola.

Esperando.

La noche llega de nuevo.

Y el Dios tiene otra doncella.

Alianza

¿Quieres la alianza?

¡Tómala!

Pronto será de plata y luego de cobre.

Se te va a podrir en el anular.

Rutina, celos, infidelidad vienen con ella.

Lleva consigo un toque de miseria.

Ha estado en mí.

¡Yo lo sé!

Vas a poner mugre en tu dedo.

La marca se queda en él aunque lo quites.

Bichos

Escribo, obvio, a quien me lee.

¡Qué se levanten los muertos!

¡Qué salgan de sus tumbas!

Soy la letra en la danza del verso,

la narrativa viajando al espacio.

Dime qué quieres y lo escribiré.

La tinta azul es mi sangre,

Las teclas mis dedos al crear.

Me siento. Bebo café y escribo.

Escribo en compañía de mis bichos,

algunos les llaman musas.

El cuerpo

Me asfixio en este espacio.

Me queda pequeño.

Es inservible para mí.

Creo que todos lo serán.

Me tomo mil pastillas.

Voy a dejarlo en reposo.

Voy a viajar.

Voy a volar.

Voy a salir.

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