Una guerra entre Israel y el Líbano sería devastadora. La parte árabe recalca que toda la hostilidad acabaría si se detiene al sionismo en su genocidio contra Gaza. Irán se posiciona
Han ocurrido dos acontecimientos verdaderamente importantes para la causa palestina: La Liga Árabe decidió dejar de considerar al grupo de resistencia libanesa Hizbullah una organización terrorista; si bien la entidad carece de una lista al estilo estadounidense u occidental, sus vínculos con este gran cuerpo armado se habían congelado en los últimos 10 años. Ahora, a la luz de la matanza de palestinos en Gaza, y hasta en Cisjordania, la postura se aviene a los propósitos de apoyos a Palestina y eso es precisamente lo que hace Hizbullah al lanzar misiles hacia Israel. Con igual espíritu tuvo lugar el encuentro protagonizado entre el subsecretario general de la Liga, Hossam Zaki, y el jefe del Bloque de Lealtad a la Resistencia, el diputado libanés Mohammad Raad, informó el periódico Al Akhbar.El medio digital Al Mayadeen se hizo eco de estas noticias, a la vez que difundió declaraciones claves del vicesecretario general de Hizbullah, Sheikh Naim Qassem, quien confirmó, este 2 de julio, que el único camino seguro hacia un alto al fuego en el frente norte “es que Israel detenga por completo el genocidio en la Franja de Gaza”. (1)
El dirigente libanés aprovechó la tribuna que le daba la agencia estadounidense Associated Press (AP) para reiterar lo que ha expresado tantas veces: “Hizbullah detendrá sus operaciones sin discusión alguna si hay un alto al fuego en la Franja de Gaza”. Además, deploró que el enviado de la Casa Blanca Amos Hochstein solicitara a Hizbullah que, a través de mediadores, presione al Grupo de resistencia palestina Hamas (enfrentado a Israel desde el 7 de octubre de 2023) con el fin de que este acepte la propuesta de cese del fuego e intercambio de prisioneros presentada por el presidente estadounidense, Joe Biden. Al respecto afirmó: “Hamas es quien toma sus decisiones y quien quiera solicitar algo debe dirigirse directamente a ellos”. Elementos que de conjunto esta comentarista interpreta como un cierre de filas sistémico por Palestina, que contrasta con la pasividad de un mundo aterrado por lo que observa en el celular pero que en el terreno hace muy poco. Y lo peor es que ha decidido respaldar al sionismo y al excepcionalismo israelí con dinero, armas y con censuras a sus respectivos pueblos, los único capaces de decir las cosas como son y de asumir las consecuencias de sus actos solidarios con Palestina. (2)
Ahí está el estudiantado dentro de los Estados Unidos. A pesar de la relevancia de todas estas actitudes valientes, se ha demostrado que el Gobierno de Benjamín Netanyahu es guerrerista con presunciones de estar por encima del derecho internacional (Washington y el Consejo de Seguridad de la ONU se lo han permitido), por lo que para frenar esta actitud criminal, el lenguaje de las armas se “acomoda” más a la psicología descrita. Tal lo ha comprendido Hizbullah y los combatientes hutíes de Yemen, al perseguir cualquier barco que se dirija hacia Israel o lleve la insignia de este. También lo valoran las milicias árabes de Irak y Siria, en batalla contra las tropas yanquis que, al encontrarse en alerta en la región, apuntalan las acciones militares de Tel Aviv. Por tanto, es posible sostener que existe una enorme articulación de cada frente, aunque operen por separado, y el resultado final se traduce en un paulatino e inexorable desgaste de Israel. Tampoco puede faltarse a la verdad y desconocerse la tenacidad de Hamás, que sigue golpeando a la ocupación sionista.
Preocupación por otro frente de guerra
En lo personal, prefiero no llamar guerra a lo que acontece en Gaza. Creo que al hacerlo se minimiza el alcance del asedio contra la población palestina, al tiempo que disimuladamente se clasifica como combatientes a los más de 38 mil civiles muertos –con la espeluznante cifra de niños y mujeres “idos”-, cuando en realidad son personas asesinadas por la gracia “divina” de Netanyahu y su Ejército. No debe olvidarse que la principal preocupación de los israelíes no es el regreso de los rehenes y mucho menos la masacre de palestinos en Gaza. De cualquier manera, dentro de Israel se amplía el círculo de personalidades, intelectuales y organizaciones pacifistas cuyo reclamo es la concordia entre ambos pueblos y el fin del genocidio.
Dicho esto, resulta necesario entonces voltear la mirada al frente sur de Líbano, norte de Israel. Hasta el momento, la luz no se ha salido del candelero. No obstante, los expertos y políticos responsables señalan, con razón, que Hizbullah es de un calibre mayor a Hamás en cuanto a armamento y a organización. Es bueno apuntar que la resistencia palestina opera en condiciones de ocupación, mientras que la libanesa lo hace desde un país soberano, al que el sionismo en 1967 le robó un pedazo de tierra, por lo que entre ambos hace rato se suceden escaramuzas; las de ahora levantan la bandera palestina.
A punto están de cumplirse los 18 años (12 de julio) de la guerra entre Hizbullah e Israel, y ya son más de 35 años de la invasión israelí el Líbano, debido al amparo de la nación árabe a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP): el objetivo declarado del Ejército israelí fue el de atrapar, de manera extraterritorial, a integrantes de ese cuerpo de lucha. En lo que respecta a sus proyectos a largo plazo, Tel Aviv dejó el mensaje de quién supuestamente mandaba en la región. Al día de hoy, Netanyahu afirma que acabará con la resistencia libanesa, estando dispuesto a entrar nuevamente al Líbano, por lo que prefiere dar la espalda al criterio de sus asesores sobre el poder real de fuego de Hizbullah, que cuenta con más de 100 000 combatientes y tiene 150 000 misiles de precisión, además de otros armamentos de última generación, entre los que sobresalen los drones.
El propio diario israelí Haaretz, en el editorial “No a la guerra en el norte”, hace una valoración interesante del tema y cita a responsables militares y políticos hebreos que admiten “la singularidad de Hizbullah en relación con el conjunto de los países de Oriente Próximo, por lo que aprecian que la situación no es fácil de gestionar”. Asimismo, otros, citados por el medio, reconocen que Hizbullah dispone de «cientos de miles de cohetes y misiles cada vez más avanzados y eso supone una circunstancia que actúa como elemento de disuasión y hace que Israel se lo piense dos veces antes de lanzar un ataque contra la organización chií, especialmente porque podría desencadenar una guerra que, aunque Israel ganaría, le causaría enormes pérdidas”.
¿Cómo asumir la virulencia del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant? Este sujeto, casi peor que el primer ministro israelí, señaló en Washington que “no queremos una guerra en Líbano, pero -que de hacerlo- devolveríamos a ese país a la Edad de Piedra si fracasa la diplomacia”. Y eso tratándose del Hizbullah actual es solo un sueño trasnochado. Numerosos analistas internacionales dudan de una victoria israelí, llegando incluso a darse voces disidentes dentro de las fuerzas sionistas: el general de división retirado del Ejército de ocupación, Yitzhak Brik, advirtió de que declarar la guerra al Líbano significaría un suicidio masivo para Israel. En medio de estas confrontaciones, la República Islámica de Irán da un paso hacia adelante, pues Teherán se sabe un poderoso contrincante, que, sin embargo, ha sabido llevar con pinzas las provocaciones de Netanyahu. Aun con esos antecedentes de cordura, el 29 de junio la misión de Irán ante la ONU manifestó que si Israel emprende “una agresión militar a gran escala en Líbano, se producirá una guerra aniquiladora”, y dejó constancia en la plataforma X de que, ante el eventual escenario, “todas las opciones, incluida la participación total de todos los frentes de resistencia, están sobre la mesa”. Nada que añadir. (3)
3 comentarios
Es muy complejo el panorama hoy en la región, lastima que no participan todos los países dispuestos al apoyo efectivo a los palestinos y mundo árabe frente al engreído y prepotente Israel.
Lo cierto es que pese al genocidio y destrucción de Gaza, Israel no ha podido ni puede derrotar a Hamas, menos a Hezbollah. Las banderas de la resistencia Palestina está bien plantadas.
Gracias por actualizarnos, muy buen artículo. Desafortunadamente en todo este reordenamiento de fuerzas al pueblo palestino le ha tocado la desgracia de poner los muertos.