Claudia siempre halla tiempo para realizar su labor y para la superación constante. / Pastor Batista
Claudia siempre halla tiempo para realizar su labor y para la superación constante. / Pastor Batista

Las leyes que Claudia siempre llevó dentro

A pesar del corto tiempo que lleva graduada, y esta joven tiene cosas que enseñar entre jueces de todas las generaciones


Los padres y demás familiares de Claudia Patricia Hernández Martínez nunca se equivocaron cuando, muy niña aún, solían decir: ¡Qué leyes tiene!

Tal vez desconocían que en verdad la pequeña llevaba por dentro eso que llamamos “el bichito”, en este caso de la jurisprudencia.

A la luz del momento actual, rebobinando recuerdos en el Tribunal Provincial Popular de Ciego de Ávila, Claudia Patricia relata cómo durante su adolescencia quedaba ensimismada viendo películas o capítulos de series relacionados con procesos judiciales, vistas orales, ejercicio de la defensa…

La vida –según nos cuenta– la puso en una encrucijada a la altura del preuniversitario, allá en tierra espirituana. ¿Periodismo o derecho? Y como la yagua que está para uno no hay vaca que se la coma, en un abrir y cerrar de ojos estaba metida de cuerpo entero en las aguas del derecho romano… y en otros contenidos que hoy sustentan el ejercicio de la profesión, mientras navega con viento de popa y a toda vela, en la sala encargada de las llamadas materias mixtas.

Esta joven llama la atención también por su participación en talleres y otros eventos científicos. / Pastor Batista

“Esta no fue mi ubicación inicial, recién graduada, en diciembre de 2022 –comenta–. En realidad, a donde primero me vinculé, desde estudiante, fue a la Fiscalía, por medio de un proyecto muy lindo denominado Somos Futuro. Allí estuve un año y medio, pero un día me avisaron que en el Tribunal había una plaza, vine, sentí curiosidad y al ver el ambiente de trabajo, los jueces, su experiencia, descubrí que quería ser jueza también y que mi lugar estaría aquí.

“Comencé entonces en la Sala Primera de lo Penal, donde proseguí, graduada ya. Por necesidades muy concretas estuve dos meses apoyando el trabajo en el municipio Primero de Enero. El pasado año tuve también la oportunidad de trabajar durante tres meses, en la organización de la sección de familia del Tribunal Municipal de Ciego de Ávila. Allí me percaté de algo que todo el mundo afirma: el municipio es una escuela.”

Con el tiempo casi siempre muy ajustado, pero con suficiente capacidad, a la vez, para seguir “tirándole” a todo, Claudia se las ingenia para participar en eventos, continuar aprendiendo, no dejar de superarse profesionalmente…

Por ello a nadie sorprendió que, recién graduada, su tesis mereciera premio en un evento de alcance nacional dedicado a las ciencias penales, que participara el año pasado en el Encuentro Internacional Justicia y Derecho, junto a Yanay Pérez Obregón, presidenta del Tribunal Provincial avileño, o que la revista homónima les publicara un artículo científico.

Consciente de cuánto valor tiene ese recurso indispensable, estratégico, llamado tiempo, Claudia Patricia ha sabido sacarle el zumo durante esta corta etapa que lleva ejerciendo la profesión. Tres ejemplos lo confirman: su participación en cuanto taller, intercambio o evento aparece; la especialidad que logró vencer ya en Derecho Civil y Familia, así como su determinación de iniciar un doctorado acerca de la virtualidad jurídica del acogimiento familiar de los menores de edad.

No se equivocaron los padres y demás familiares de esta muchacha cuando, muy niña aún, solían decir: “¡Qué leyes tiene!”

La escucho hablar, locuaz, clara, muy precisa y madura en sus puntos de vista, con el orgullo por su oficio desbordándole los contornos de la pupila y del semblante todo… y tampoco creo equivocarme si digo: ¡Con qué pasión lleva las leyes por dentro, caramba!

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