Foto. / Yasset Llerena
Foto. / Yasset Llerena

Letras hermanadas

La presencia de este país del extremo sur del continente africano, invitado de honor en la 33 edición de Feria del Internacional del Libro de La Habana, reforzó los lazos históricos entre ambas naciones y abrió nuevas puertas para el diálogo cultural y literario


Con la invitación cursada a la República de Sudáfrica como país invitado de honor a la 33 edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, el evento literario devino espacio para reafirmar los sólidos vínculos históricos y culturales forjados por Fidel Castro y Nelson Mandela. Más de 12 000 kilómetros separan a estas dos naciones que -a pesar de la distancia y barrera idiomática- siguen escribiendo juntas páginas de hermandad, solidaridad y resistencia.

Sudáfrica es la tercera nación africana en ser invitada a la Feria Internacional del Libro de La Habana. / Yasset Llerena

El nombramiento constituyó una invitación a descubrir y celebrar la riqueza de una de las más cautivadoras y singulares culturas del planeta y un testimonio vivo de la fascinante diversidad humana.

Sudáfrica, tercera nación del llamado continente negro en ostentar esta condición -junto a Angola (2013) y Argelia (2019)-, exhibió una muestra de su riqueza literaria y artística. Su pabellón no solo exhibió libros, sino que también se erigió como un punto de encuentro donde la variedad cultural se hizo palpable. Trajo a La Habana su alma, su espíritu, su historia y su voz. Cada visitante que se adentró en el pabellón de la nación austral se sumergió en un viaje literario que trascendió fronteras.  

Este país del África Meridional, con once idiomas oficiales, destaca por su rica multiplicidad étnica y lingüística, y se erige sobre un sistema de valores profundamente arraigados en el respeto hacia las tradiciones ancestrales, la unidad social y la reconciliación, tras la derrota del régimen del apartheid.  

Esta singularidad se refleja en su vibrante escena cultural, donde la música, las artes plásticas y la literatura fluyen de manera armónica, asemejándose a la pluralidad de sus paisajes naturales y vida salvaje. Desde las vastas sabanas y las costas bordeadas de imponentes acantilados, hasta los bosques frondosos, lagunas y sus majestuosas montañas, dicho país es un mosaico de expresiones tanto culturales como geográficas.

Los vínculos entre las dos naciones se remontan a las luchas contra la opresión. Durante el régimen del apartheid, Cuba brindó apoyo a la resistencia sudafricana, no solo en el ámbito político y militar, también en el cultural. Editores y escritores cubanos tradujeron y publicaron obras prohibidas en Sudáfrica, convirtiendo la literatura en un arma de resistencia y esperanza.  

“El papel es el lugar donde las ideas cobran vida”, pudo leerse en una de las paredes del stand que acogió la delegación sudafricana, en la que asimismo se enalteció la importancia de las viejas cartas y documentos de archivos en la salvaguarda de la memoria histórica de la nación. “Los libros prohibidos, impresos en secreto, dieron esperanza a la gente en tiempos difíciles”.  

Voces sudafricanas en La Habana

La invitación cursada a Sudáfrica reafirmó los sólidos vínculos históricos y culturales forjados por Fidel y Mandela. / Yasset Llerena

El escritor sudafricano John Maralack compartió con Bohemia su experiencia en la Feria: “Es un gran honor estar aquí. Venimos a aprender, no a enseñar. Sería arrogante de mi parte decirles a los cubanos cómo mejorar una feria cuando en Sudáfrica ni siquiera tenemos una”. Maralack destacó la amabilidad de los cubanos y la profunda admiración que sienten por Nelson Mandela, símbolo de la amistad entre los dos pueblos.  

Sin embargo, reconoció que la barrera idiomática ha sido un desafío: “Nos ha impedido acceder a niveles más profundos del pensamiento”. A pesar de ello, comentó que se lleva consigo una lección invaluable: “La tenacidad y la alegría del cubano. A pesar de las dificultades que enfrentan, los ves con una actitud positiva ante la vida”.  

Por su parte, Unathi Nkayi, cantante, presentadora y actriz integrante de la delegación sudafricana, nos expresó su gratitud con nuestro país: “Estamos muy agradecidos con Cuba y todo su aporte a nuestra liberación. Mandela solía decir que fue Fidel quien lo liberó. Amamos a Cuba y su espiritualidad. El afecto de su gente nos ha hecho sentir como en casa”. Nkayi anunció su deseo de regresar para colaborar con artistas cubanos en su próximo disco. Además, refirió que la viceministra de Deporte, Arte y Cultura, Bertha Peace Mabe, al frente de la delegación, les dio indicaciones precisas de apropiarse del mayor conocimiento posible en esta visita para, entre otras cuestiones, poder realizar por primera vez una feria similar en Sudáfrica.  

Precisamente, durante la inauguración de esta edición de la feria la vicetitular Peace Mabe, aludiendo a los combatientes cubanos que lucharon por la liberación de África, dijo: “Ustedes solo se llevaron de nuestros suelos a sus caídos y por todo ello estamos muy agradecidos”.  

Situado en la plaza principal de La Cabaña, el stand exhibió las obras y biografías de destacados autores, sus símbolos nacionales, además de piezas de arte tradicional como son las jirafas artesanales. Igualmente contó con un área dedicada a conferencias y proyecciones audiovisuales, convirtiéndose en un espacio dinámico e interactivo.

La literatura y el arte, como puentes que unen a los pueblos, nos recuerdan que, a pesar de las distancias geográficas y las diferencias culturales, nos unen sueños, luchas y esperanzas. Estos lazos, cimentados en luchas compartidas y valores comunes, encuentran sus raíces en el legado de dos gigantes de la historia contemporánea: Fidel Castro y Nelson Mandela.

El stand sudafricano exhibió obras de destacados autores, sus símbolos nacionales, así como piezas de arte tradicional. / Yasset Llerena

El líder histórico cubano, con su visión revolucionaria y su compromiso inquebrantable con la justicia social, y el sudafricano, ícono de la resistencia contra el apartheid y defensor incansable de la igualdad, tejieron solidaridad. Su amistad y admiración mutuas no solo fortalecieron los vínculos: inspiraron al mundo en la lucha por la libertad, la dignidad y la autodeterminación.

La presencia de Sudáfrica como invitado de honor representó, por tanto, un testimonio vivo de esta herencia compartida y un llamado a seguir trabajando juntos por un mundo donde prevalezcan la paz y la igualdad.

La cita cultural del libro más importante de Cuba ofreció a los lectores nuestros la oportunidad de adentrarse en la riqueza literaria de Sudáfrica, descubrir a sus autores más destacados y explorar las historias que han dado forma a su identidad nacional.

Asimismo, brindó a los escritores sudafricanos un espacio privilegiado para presentar en La Habana obras enraizadas en el espíritu multicultural de su país, su historia llena de contrastes y aspiraciones; les permitió intercambiar ideas con sus colegas caribeños y dialogar con el público cubano, conocido por su pasión por la lectura y aguda mirada crítica. Sudáfrica acudió a esta edición con obras de creadores como Annerle Barnard, Boitumelo Mainganya, Eugene Damons, Farren Cloete y John Lourens, así como de Lungile Mtetwa, Molaodi Sekake, Nombeko Nontshokweni, Sven Axelrad, Tuelo Gabonewe y Zonwabele Tshayana, entre otros escritores.

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