Una alerta a las inteligencias lectoras de públicos diversos ante cinematografías y audiovisuales
Acceder a lo desconocido, al secreto oculto en objetos, personajes, circunstancias y conflictos suele cautivar a las mayorías. Diría el maestro del cuento contemporáneo Antón Chéjov: “Si una pistola aparece en el primer acto de una obra de teatro, debe dispararse en el tercero”. En gran medida, él mira a través del tiempo como si recordara la transgresión sutil que buscó en sus historias. ¿Qué ocurre en las cinematografías y en el audiovisual del siglo XXI? La foto de Yasset Llerena expuesta en el cine La Rampa, a propósito del 45 Festival de La Habana, revela en el encuadre la apertura a cierto misterio por descubrir. Huellas reencontradas denotan en la puerta además de un inteligente encuadres y de la riqueza de maderas, piedras y metales el sentido del tiempo. Justamente, esta esencia emerge en puestas cinematográficas y audiovisuales centradas en angustias, realidades-otras poco abordadas en las grandes y las pequeñas pantallas o no tanto como lo merecen. Lo que no se cuenta o visibiliza, no existe, la polisemia del verbo contar es significativa.
En tal sentido fueron elocuentes las dramaturgias recreadas en los largometrajes Sugar Island, dirigido por Johanné Gómez Terrero, y en Manas, de la directora Marianna Brennand. Ambos sacaron a la luz las problemáticas de adolescentes atrapadas por el abuso sexual, la resignación y el maltrato. Ese ver más allá de la punta del iceberg se visualizó durante la edición 45 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y merece tener continuidad en otras narrativas concebidas desde visualidades parlantes sobre aspectos psicológicos, violencias, silencios sin descubrir en profundidad.
Tales visiones han nutrido telefilmes exhibidas durante el verano en la TV Cubana. El proyecto Una calle, mil caminos ha seguido esas rutas imprescindibles que hurgan en el meollo de problemáticas en la sociedad cubana. Sin duda, ocurre más allá de fronteras. Denunciarlo implica investigaciones; pensar contenidos y formas artísticas en busca de la complicidad necesaria entre los equipos creativos y las audiencias.
Desde el pensamiento crítico es preciso meditar en profundidad. Las redes potencian prestaciones múltiples de la imagen. También ocurre en exposiciones, pantallas, televisoras, filmes, espacios privados y urbanos; vivimos mundos hipervisuales. La recepción del fragmento de un texto lingüístico o visual nunca puede ser igual que la de una obra en su totalidad, pero todo influye en la concepción parlante de lo que dice, cómo lo dice y para quién lo dice.
La necesidad de saber y conocer relatos se sustenta en la materia creativa al indagar en las posibilidades de la imaginación humana, justamente urge seguir cultivando destrezas en el dominio de teorías y prácticas, pues unas y otras determinan en el enfoque holístico de puestas abiertas a la inteligencia lectora.
De ningún modo lo obviemos, las narrativas audiovisuales han ido adecuándose al panorama que otorga la comunicación en la era de internet generando disímiles transformaciones condicionadas por la utilización y disposición de los nuevos medios desde perspectivas tecnológicas, perceptivas e intermediales.
Alertan disímiles inquietudes icónicas, conceptuales, transgresoras, ante lo “real”; responden a la necesidad creciente de disfrutar lenguajes estéticos transgresores al colocar las cámaras y meditar la dirección de arte en función del relato, de su dramática y puntos de vista. Solemos insistir en el montaje ficcional, esa combinación adecuada de imágenes y sonidos que expresan ideas y sugerencias interpretativas.
¿Quiénes pueden hacerlo posible en las pantallas grandes o pequeñas? Determinan las dinámicas de poder y las jerarquías instauradas por decisores y ejecutantes creativos. El deber ser se logra en el arte siempre cuestionador. Las interconexiones de flujos de circulación sustentan un mutuo intercambio informativo y establecen sinergias en las comunidades on line y las relaciones mediáticas. Todo esto influye en los cambios de paradigmas de acceso a la cultura. Cuba y el mundo deben comprenderlo. Los valores de visualidades parlantes están ahí, por doquier, en las pantallas. Pensémoslos.
Un comentario
Gracias amiga Sahily Es
Un texto de mucho interés y de necesaria lectura Don tiempos muy diversos y muy cambiantesGracias por tu trabajo por tu amistad Te deseo mucha salud y felicidad
Abrazos LOLA