El flamante nuevo presidente de Irán se declara apegado a los conceptos que sostienen a la República Islámica. Desde estos impulsará reformas, siempre en interés de la soberanía nacional
En las próximas semanas asumirá como el noveno presidente de la República Islámica de Irán Masud Pezeshkian, quien venció en las justas a Saeid Yalili. Los medios occidentales y del mundo en general ubica a cada uno como representante de tendencias políticas diferentes sin reparar en que el objetivo mancomunado de todos los candidatos sigue siendo la soberanía nacional. Ese es el punto medular que aglutina a una nación sumamente cuestionada por caminar con pies propios, con un papel creciente en el universo musulmán, árabe, y aliado incondicional de la causa palestina. Es cierto que los matices en la gestión son importantes; sin embargo, hay una cosa cierta, el nuevo mandatario iraní es un estratega versado en política, pues desde hace cinco legislaturas es parlamentario. Además, fue viceministro de Salud. Debido a la inesperada muerte de Ebrahim Raisi, en un accidente de helicóptero en mayo de 2024, el país debió realizar elecciones presidenciales anticipadas el 28 de junio de 2024, pero como ningún candidato obtuvo la mayoría en la primera vuelta, el 5 de julio se celebró una segunda. (1)
El sitio digital libanés Al Manar difundió con mucho beneplácito las palabras de felicitación a Pezeshkian del ayatolá Seyyed Ali Jamenei, líder supremo de la Revolución Islámica. Asimismo, expresó gratitud a todos los candidatos, a los trabajadores del campo electoral y a las masas que ejercieron su derecho democrático. Este rápido posicionamiento de Jamenei echa por tierra cualquier teoría macilenta sobre eventuales encontronazos con la cúpula religiosa del país, a partir de supuestas pretensiones del nuevo mandatario de acercamiento a Occidente y de reactivación del acuerdo nuclear.
Debe puntualizarse que no fue Teherán el que cerró la puerta a las buenas relaciones con cada una de las naciones del fallido pacto, cortado por Donald Trump y nunca retomado por Joe Biden. Lo que sucede es que para Irán la cooperación nunca puede estar sujeta a la sumisión; por el contrario, el pueblo iraní y todos sus dirigentes esperan un trato respetuoso, digno y con pleno apego a la soberanía nacional; así, al mantener una postura independiente, se les castiga y sanciona. Los cubanos bien sabemos lo que eso significa. Ya está claro que Pezeshkian será firme defensor de la democracia y que se decanta por el multilateralismo como camino para las principales prioridades de la política exterior iraní, que pasarán por fortalecer las relaciones con Rusia, China; activismo consecuente dentro del Grupo Brics; mayores vínculos con la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
Al resultar vencedor, con el 53.6 por ciento de los votos, el actual cabeza de gobierno le concedió una entrevista a la publicación rusa Sputnik, a la que aseguró que buscará “una cooperación más activa con la Unión Económica Euroasiática (UEE) para aprovechar más plenamente el potencial de las relaciones comerciales y económicas con los países miembros de esta organización”. Con respecto al tema más controversial, el PAIC o Plan de Acción Integral Conjunto, destacó al medio periodístico que la retirada de la parte estadounidense de este acuerdo fue unilateral y perjudicó gravemente a Irán y al pueblo iraní. Y precisamente para el conjunto de la nación es que trabajará por cuatro años Pezeshkian. (2)