Mantequilla de maní

Si hay un alimento que ha conquistado los paladares de millones en todo el mundo, ese es sin duda la mantequilla de maní. Con su textura cremosa, su sabor exquisito y alto contenido energético, esta delicia tiene una historia que pocos conocen. Así que prepárate, porque hoy te revelaremos todo sobre sus orígenes, datos curiosos y la razón por la que deberías asegurarte de incluirla en tu dieta.

¿Cuál es el origen de la mantequilla de maní?

Sus raíces que se remontan a las antiguas civilizaciones azteca e inca, donde las comunidades indígenas ya procesaban este fruto seco hasta convertirlo en una pasta. Sin embargo, la versión moderna que conocemos fue patentada en 1884 por el médico canadiense Marcellus Gilmore Edson, quien buscaba una opción nutritiva y fácil de digerir para aquellos con dificultades para masticar. Posteriormente, en 1895, el doctor John Harvey Kellogg (sí, el mismo de los cereales) también creó su propia versión de mantequilla de maní, con un enfoque más orientado a la salud.

Datos curiosos que te sorprenderán

  • Mantequilla de maní en el espacio: ¡Así es! Los astronautas la llevan consigo en sus misiones espaciales debido a su alto contenido energético, su compactibilidad y su delicioso sabor.
  • Día Nacional de la Mantequilla de Maní: En Estados Unidos, el 24 de enero se celebra un día especial en honor a este alimento.
  • Un récord peculiar: En 1976, un hombre se cubrió completamente con mantequilla de maní, estableciendo un récord mundial.
  • Un superalimento: Este delicioso manjar es rico en proteínas, grasas saludables y vitaminas, convirtiéndolo en el snack perfecto para deportistas y entusiastas de un estilo de vida saludable.

Así que la próxima vez que consumas mantequilla de maní, recuerda que estás disfrutando de un alimento con una rica historia y numerosos beneficios.

Ingredientes:

•2 tazas de maní crudo pelado (sin la cascarilla roja que los recubre)

•3-4 cucharaditas de aceite de girasol o de oliva

•1/4 de cucharadita de sal o al gusto

Preparación: 

Tuesta ligeramente el maní en un sartén, removiéndolo constantemente para que se quede uniformemente, evitando que se queme (si se tuesta demasiado, la mantequilla tendrá un sabor desagradable).

Pásalo por la batidora y agrega el aceite. Licua hasta formar una pasta espesa. Salar al gusto. Coloca la mezcla en un recipiente y refrigera.

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