“…nosotros hicimos más que cualquier otro país, con diferencia, para producir un resultado victorioso en la Segunda Guerra Mundial…Ganamos las dos guerras, nadie se nos acercó en términos de fuerza, valentía o brillantez militar…”
La reciente afirmación del actual presidente de los Estados Unidos causa agravio, porque encierra un colosal irrespeto a la historia vivida durante los años de la conflagración bélica ocurrida entre 1939 y 1945.

Nada nuevo. Si la efeméride de la victoria sobre el nazismo está cumpliendo ocho decenios, durante ese mismo tiempo no han cesado los intentos de manipulación mediática y comunicacional por las naciones que no reconocen el extraordinario aporte del Ejército Rojo y los pueblos de la Unión Soviética.
Por estos días de celebración justificada de quienes entienden y agradecen que la humanidad se haya salvado de la barbarie fascista, parlamentarios de una veintena de países acudieron al Foro de Volgogrado Gran Patrimonio-Futuro común, que en sesiones de trabajo de dos días abordó temáticas esenciales como la preservación y protección de la memoria histórica y la educación patriótica basada en el conocimiento histórico.
Faltar a la verdad significa un atentado al conocimiento del ser humano. Frente a ello debe existir el compromiso permanente de contrarrestar cualquier revisionismo de la historia.
Visitar la bella ciudad sede del encuentro, recorrer el conjunto de monumentos que rinde homenaje a los caídos en la batalla de Stalingrado –historiadores la clasifican entre las más cruentas de la Segunda Guerra Mundial-, es quizás la mejor clase de historia que se puede recibir. Allí, en una colina bien visible se alza una imponente escultura de 85 metros de altura nombrada La Madre Patria llama, mientras los alrededores atesoran una llama eterna en cuyas paredes aparecen inscriptos siete mil nombres y apellidos, en representación de los cerca de dos millones de personas que entregaron sus vidas. El lugar contiene además una efigie que refleja el dolor de una madre por el hijo abatido, y algunas lápidas de destacados jefes y combatientes soviéticos de la cruzada.
Los asistentes expresaron la doble motivación por la fecha que se rememora y el hecho de celebrarla en la ciudad donde a fuerza de heroísmo y tenacidad se logró vencer a la cruel maquinaria nazi, y propiciar el viraje en la contienda con el saldo definitivo de la expulsión de los invasores del suelo soviético y la liberación de otras naciones.

Parlamentarios, historiadores, académicos… asistentes al foro internacional antifascista repasaron pasajes de los horrores y sacrificios vividos durante los 200 días con sus noches, justo la cantidad de escalones que nos llevan hasta lo alto del monumento mencionado, donde la madre, espada en mano, llama a pelear, perseverar y vencer ante el enemigo que puso todo el poderío en sus manos, porque en esa urbe se localizaba un gran centro industrial y contaba con la importante vía de transporte que representa el río Volga, y por el simbolismo del propio nombre que llevaba entonces.
El encuentro, organizado por la Asamblea Parlamentaria de la Unión de Belarús y Rusia, fijó conceptos medulares para defender la verdad y enfrentar la falsificación y distorsión de la historia, como el expresado por la Diputada Ana María Marí Machado, vicepresidenta de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al frente de la delegación cubana: “Nadie podrá esconder el hecho irrebatible de que fueron los soldados soviéticos quienes levantaron la icónica bandera roja de la hoz y el martillo el 2 de mayo de 1945 en el Reichstag, en Berlín”.
El cierre trajo otras definiciones en los pronunciamientos de los presidentes Vladimir Putin y Alexander Lukachenko. El jefe de Estado de la Federación de Rusia abogó por asegurar con voluntad política y presupuestos una labor sistemática de conservación de la memoria histórica, y de educación en favor de la lealtad a la patria. Entretanto, el dignatario de Belarús enfatizó que de no detenerse oportunamente las tropas fascistas, hoy no estuviéramos hablando de victoria sino de la derrota de Moscú en la contienda.
Y añadió: La tremenda resistencia y ofensiva triunfal contra el fascismo no las hicieron los Estados Unidos ni ninguna otra nación de Europa. Lo hizo el pueblo multinacional soviético.