En 2024 China se robusteció como el país comercial más grande del mundo, con desarrollo pacífico, independencia, reforma y apertura, y el beneficio mutuo en las relaciones internacionales
Casi a finales del pasado año, la República Popular China (RPCh) consolidó su presencia en Latinoamérica con la inauguración en Perú del megapuerto de Chancay como parte del monumental proyecto Ruta de la Seda. La potencia en política exterior se vio materializada cuando el canciller Wang Yi logró sentar en una misma mesa a las 14 facciones palestinas firmantes de la Declaración sobre el Fin de la División y el Fortalecimiento de la Unidad Nacional, muy necesaria estrategia frente los planes coloniales de Israel.
A este rosario de logros debe sumársele la activa, y muy constructiva, participación del gigante en la Cumbre de los Brics en Kazán, donde dio un significativo impulso a este nuevo tipo de relación entre naciones emergentes y en desarrollo. Uno de los momentos centrales del evento recayó en la sesión plenaria “Rusia y China en el juego económico mundial”.
Aunque de naturaleza diversa, cada uno de los anteriores sucesos puede inscribirse en la lista de los tantísimos hitos de la política interna en 2024, pues con determinación y una guía de intenciones bien definidas, el gobierno, el Partido Comunista y el pueblo chinos forjan, y vierten a su alrededor, las distintivas nociones de armonía y modernidad. No por gusto se enmarca al 2025 como tiempo de consolidación de China; en ella se ve la principal fuerza geoeconómica del orbe. Algunos expertos van más allá al considerar el año en curso como decisivo en la batalla definitoria del siglo XXI –Eurasia contra la OTAN–, ennel que se agudizaran una serie de vectores impredecibles.
Una marca indeleble correrá a cargo del supuesto caótico desempeño del nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, principalmente en sus devaneos contra la RPCH, pero al que le será excesivamente arduo tratar de impedir el avance de corredores de conectividad entrelazados, definitorios en la integración de Eurasia. Y los think tanks yanquis se siguen guiando por la máxima de Mackinder: “quien domine a Eurasia, domina al mundo”. Se destacan dos proyectos en ejecución avanzada: el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC, parte de Ruta de la Seda) y la Ruta Marítima Septentrional (Ruta de la Seda Septentrional); esta última deberá convertirse en una alternativa más barata y rápida al canal de Suez. Si se les observa de forma aislada, no suponen amenaza para los yanquis. La cuestión radica en el enlace de esas rutas con muchos factores, estableciendo una amplia conexión, la que es temida por Washington. Junto a las mercancías y recursos, circularán tecnología e ideas.
Son fruto de la definición peculiar “ganar ganar”. El historiador Chen Jin da una perspectiva medular sobre el valor de su país: “El desarrollo de China es una parte importante de los cambios que ha experimentado el mundo durante el siglo pasado. Cambiándose a sí misma, crea un camino de modernización con características propias influyendo en el proceso histórico del planeta”. Qué dudas caben. También se refiere a la incidencia china en las transformaciones de terceros, de naturaleza superior a lo “material y técnico, pues nos respaldamos en teorías, sistemas, cultura, etcétera; es en este sentido que decimos que nuestro camino de modernización conlleva una nueva forma de civilización”.
Momento trascendente y algunos hitos
En octubre de 2024secelebró en toda la vasta nación asiática el aniversario 75 de la fundación de la RPCH. Se glorificó con la participación entusiasta de sus 1 400 millones de habitantes. Con magnanimidad habitual, la Fiesta Patria lució una lluvia de fuegos artificiales y jolgorio popular. La gente estaba feliz, orgullosa de lo alcanzado. Es cierto el siguiente aserto: con una quinta parte de la población mundial, los sucesos en China –en términos de riqueza, estabilidad, apertura o cierre– se convierten en problema o en progreso humano.
Fuentes consultadas constatan la contribución de China, al mantener una tasa superior al 30 por ciento durante más de 10 años como la principal fuente de impulso al crecimiento económico mundial. Eso hacia afuera. Puertas adentro, desde 2006 la RPCH sobresale en la reducción de la pobreza. En esta acometida el 2024 fue generoso. Tal logro trajo aparejada la conversión de China en el tercer mayor donante de ayuda alimentaria, después de los Estados Unidos y la Unión Europea. Asimismo, se solidariza enviando a decenas de miles de técnicos agrícolas a unos 100 países. De ahí que se haya generalizado el criterio acerca del gigante como fuente de erradicación del hambre con “soluciones amigables”.
Es imposible obviar en los 75 años de socialismo chino la secuencia de errores en la interpretación del marxismo y en su ejecución práctica; empero, sobrepasadas esas nefastas etapas, precisamente gracias a la escuela nacional de pensamiento marxista, el Estado maneja con éxito términos autóctonos en la práctica comunista. En el pasado año lo fueron: “rejuvenecimiento”, “modernización”, “prosperidad común”, “un país, dos sistemas” y “un mundo, múltiples sistemas”.
He Qin, investigadora titular de la Academia China de Ciencias Sociales, se indigna frente a un malintencionado criterio occidental que le atribuye a Beijing ínfulas dominadoras. Ella lo refuta: “En este siglo cambiante, el poder mundial se está descentralizando y democratizando, en lugar de transferirse de un país a otro. La idea de un cambio de poder es un viejo pensamiento de suma cero. Nosotros abogamos por un mundo multipolar, democratización de las relaciones internacionales y el multilateralismo. Entonces no estamos interesados en juegos de poder”. En su panorama de futuro compartido pesan los 5000 años de historia nacional.
Los comunistas marcaron el paso
Entre los hitos políticos recientes se alzó indudablemente la III Sesión Plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China (CC-PCCh), celebrada en julio de 2024. Allí fueron convocados 199 miembros titulares y 165 suplentes del Comité Central. Además, asistieron, sin derecho a voto, miembros del Comité Permanente de la Comisión Central de Control Disciplinario, militantes delegados al XX Congreso Nacional del Partido y varios expertos e investigadores.
Lo más esperado del encuentro fue el informe de trabajo presentado por Xi Jinping, mandatario chino y secretario general del Partido. Se aprobó el texto “Decisión del CC-PCCh sobre una mayor profundización integral de la reforma en impulso de la modernización china”. Es pertinente subrayar que se trata de una visión de conjunto, compuesta por cinco elementos: construcción económica, política, cultural, social y la de la civilización ecológica.
Como rampa para el impulso en 2025 se dispusieron estratégicamente “cuatro integralidades”, a saber: construcción de un país socialista moderno; profundización de la reforma, de la gobernación del país según la ley; el disciplinamiento riguroso del Partido. En su intervención, Xi Jinping llamó a perfeccionar y desarrollar de continuo el sistema del socialismo con características chinas, empujando la modernización y capacidades de gobernación.
Con ese optimismo propio de una tradición milenaria, aseguró estar convencido del salto en 2035, cuando estará constituida una economía de mercado socialista de alto nivel, se habrá perfeccionado el sistema socialista con peculiaridades propias, sentándose así una base sólida y culminante, a mediados de siglo, de la construcción integral de un país flamante, cuyo motor impulsor –de todos los propósitos– seguirá siendo la unidad entre Partido y pueblo. Sin este último, enfatizó, China no es nada.
Mientras en 2024 el mundo estaba en llamas, la nación asiática (tren bala de la actualidad más que locomotora) impulsaba la elevación de la calidad de vida de su gente, la cooperación y la paz mundiales, ya con la mirada puesta en otro gran hito político ideológico: el año 2029, octogésimo aniversario de la fundación de la RPCH.
5 comentarios
El logro económico se debe al ex primer ministro Chino Deng Xiao Ping, quién en 1994, ordenó al país, abrirse económicamente al mundo (economía de mercado), manteniendo eso sí, el control social absoluto sobre la población (régimen comunista). 30 años después China, con sus 1410 millones de habitantes es la segunda economía del orbe, después de los EEUU. Se estima que, para el 2050 será la primera. Lo ideal sería que, los países que aún mantienen la economía centralmente planificada como modelo de desarrollo, tal como lo tuvo China hasta 1994, copien la receta china.
No nos vendría mal copiar la receta China con cubanos. Nuestro heroico pueblo necesita cambios profundos no medidas y reformas de mercuro cromo año tras año y autocriticas profundas al concluir cada año
Pese a lo caótico, belicista injusto y opresor
capitalismo mundial, resurge la progresista cultura China milenaria ejemplo optimismista en la práctica del promisorio futuro de la humanidad
y demostrando en la práctica
ejemplar promisorio futuro para toda la humanidad
Excelente artículo que ayuda a entender cómo China, país donde hace sólo unos decenios morían millones por hambre, se ha convertido en la tremenda potencia que es hoy. Gracias al Socialismo y gracias Mary por darnos elementos esenciales para entenderlo.
Estupenda síntesis con una visión panorámica de los más recientes hitos concurrentes en el avance del admirable e indetenible, efectivamente, ‘tren bala’, que es el gigante asiático para el impulso a la economía y el pensamiento hacia un mundo mejor. Queremos ir en ese tren.