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Muñequitos para reír, aprender, soñar, protestar

Desde los cómics del siglo XIX hasta los actuales webtoon, numerosas transformaciones y ramificaciones han fortalecido a un género que deleita tanto a los niños como a los adultos


Graduada del Colegio Universitario San Gerónimo, como licenciada en Gestión y Preservación del Patrimonio Histórico Cultural, Lysbeth Daumont Robles dirige la Vitrina de Valonia, donde radica la única biblioteca especializada en cómic existente en Cuba. Es, por tanto, una voz autorizada para conversar sobre la historia del también llamado noveno arte y sus tendencias actuales.

“Hay muchas teorías sobre sus orígenes, se mencionan los jeroglíficos, la columna de Trajano (en la que se conmemora una batalla romana), los manuscritos iluminados de la Edad Media, por ejemplo las Cantigas de Santa María. A esto se le llama protocómic”, explica.

Más allá de entretener, el cómic puede tener valores artísticos, literarios, educativos, periodísticos, puntualiza Lysbeth Daumont Robles. / Leyva Benítez
En las Cantigas de Santa María los poemas-canciones en honor a la Virgen van acompañados por imágenes que añaden elementos a los relatos. / flvargasmachuca.blogspot.com

“El cómic es una historia contada en imágenes; como lo conocemos hoy, surgió en el siglo XIX. Se afirma que en Europa el inventor fue el suizo Rodolphe Töpffer. En Estados Unidos, aparecieron en la prensa The Yellow Kid (El chico amarillo), de Richard F. Outcault, y Little Nemo (El pequeño Nemo), de Winsor McCay. A partir de ese momento se asentó en periódicos y revistas (algunas, concebidas para los niños, tenían carácter educativo o formativo). Entre las de mayor importancia en el XX debemos mencionar a Tintín, y Spirou, en Bélgica; Pilote, en Francia; TBO, en España (de ahí el nombre genérico de tebeo).

Little Nemo: Adventures in Slumberland se publicó en el New York Herald, en octubre de 1905. / co-mics.jotdown.es
TBO se mantuvo a lo largo de ocho décadas, hasta 1998. / luzyartes.com
Esta revista francesa, nacida a mediados del siglo XX, modernizó la historieta franco-belga. / globalcomics.com.mx

“Bajo la influencia de los sucesos que llevaron a las protestas del Mayo francés (1968), empieza a hacerse una historieta destinada a los lectores adultos. Y en Estados Unidos ocurre una explosión del cómic underground (una alternativa a Marvel y DC, dos grandes editoriales que publican sobre súper héroes), con Robert Crumb entre otros exponentes y una distribución mediante fanzines.

“Todo eso tiene un impacto en América Latina. Y algunos artistas latinoamericanos llegarán a ser conocidos internacionalmente, como Quino, Muñoz, Sampayo, Alberto Breccia.

“En cuanto a Cuba, antes de la Revolución de 1959 se utilizó la historieta incluso con una connotación sociopolítica, satírica, de crítica. Así vemos una creación de Virgilio Martínez, el perro Pucho, que orinaba los afiches de Batista. Posteriormente, el cómic es empleado con fines educativos, cuando aparecen las revistas Pionero y ZunZún. Ya en los 80, nace Cómicos.

Con sus cuestionamientos a múltiples problemas de la sociedad, Mafalda y su creador, Joaquín Salvador Lava-do Tejón, Quino, trascendieron a nivel internacional. / amazon.it
Después de 1959 la historieta se asentó en disímiles publicaciones cubanas, por ejemplo, Mella, El Sable, DDT, Pionero, Zunzún, Muñequitos, Cómicos. / issuu.com

“Este tema es infinito. Durante las décadas de los 70 y los 80, el Ministerio de Cultura francés empezó a darle una importancia mayor al género. En la ciudad de Angoulême se crearon un festival y un museo de gran relevancia.

“Finalizando los años 80, comenzó a difundirse el cómic asiático, no solo el japonés, igualmente el chino, el coreano. Este último dispone ahora de una versión, el webtoon , para leer en el móvil.

“Hoy existen, además, la novela gráfica (obras con mayor cantidad de páginas y una visión literaria) y la tendencia a realizar textos periodísticos en forma de historietas, una muestra es el contenido de La Revue Dessinée (La revista dibujada)”.

La Revue Dessinée circula en formato impreso y digital, e incluye noticias, entrevistas, crónicas, columnas de opinión, reportajes.  / altais-comics.com

–¿Otros usos y valores del noveno arte?

–Es un medio de expresión accesible para todo tipo de público y con la capacidad de emocionar a los lectores. En él confluyen diferentes géneros y estilos gráficos y literarios. Esta mezcla lo vuelve poderoso. Asimismo, forma parte del patrimonio bibliográfico de la humanidad, es un documento donde se cuenta la historia del mundo, de manera atractiva: a través de la ficción, el humor, la crítica. Puede ser en ocasiones una fuente histórica. Su lenguaje aporta elementos a las artes plásticas y al cine.

Solo Leveling, webtoon de Chugong y Jang Sungrak. / noticias.animeonegai.com

–¿En qué se diferencian la historieta europea, la estadounidense y la japonesa?

–Primero, en su formato impreso: los cómics norteamericanos alcanzan aproximadamente 32 páginas en una especie de revista, pero con un tamaño menor, donde sale un episodio (se usa mucho la serie) dedicado a un súper héroe. Superman ocupa miles de tomos. Esa es la manera en que por lo general se comercializan en las tiendas; aunque, como decía, hay otro cómic, alternativo o de autor. Maus, un testimonio sobre la Segunda Guerra Mundial, ganó el Premio Pulitzer de Literatura.

“Los volúmenes de manga son muy gruesos, con un formato más pequeño, porque se hacen para leer, por ejemplo, en el metro. De ese modo, caben menos cuadros por página. Suelen utilizar mucho los planos con efectos diagonales, debido a la influencia de la animación, y numerosos códigos de la cultura japonesa. No obstante, los mangacas beben también de fuentes estadounidenses, europeas y de otros sitios. Al igual que en el caso anterior, hay historietas comerciales y alternativas. El manga tiende más a las series, con una diversidad de géneros increíble, para todos los públicos; el shōjo es para las niñas, el shōnen para los niños. Son súper producciones y el ritmo de trabajo resulta altísimo.

“Aunque dentro del cómic europeo se incluyen las series, se identifican más a los autores, dibujantes, guionistas. Ya sean producciones aisladas o seriadas, exhiben sobriedad en el diseño, manejan de ocho a 10 cuadros por página (en el manga se aceptan dos o tres y en el cómic americano cinco, seis, o menos). Los álbumes llegan a 44 páginas o a 62.

–¿Qué singulariza a la Vitrina de Valonia?

–La restauración del edificio, como parte de la gesta rehabilitadora de La Habana Vieja, se materializó con el apoyo de la región de Valonia. Y las primeras donaciones que nos enviaron eran cómics belgas, traducidos al español.

“Sin embargo, además de acoger desde el inicio a los historietistas cubanos, hemos recibido a autores y libros de todo el mundo, la biblioteca cuenta con más de 2 000 títulos.

Dedicada a temas de carácter patrimonial, ha incluido obras de artistas cubanos procedentes de varias provincias. / tebeos.com

“El centro se ha convertido en un espacio de creación y formación: hemos ofrecido talleres con profesionales extranjeros y también con los nuestros, como Orestes Suárez, Juan Padrón, Jorge Oliver, Ernesto Padrón, Rafael Morante, Jesús Rodríguez, Yuri Díaz, entre otros. Asimismo, organizamos exposiciones, no solo de cómics, sino de las manifestaciones artísticas relacionadas con ellos.

“Preparamos dos volúmenes de nueva historieta contemporánea cubana: Crónicas urbanas (2010) y Soñar La Habana (2014), que recopilan obras de los años 2000 hacia acá. Y colaboramos con una revista acerca de temas patrimoniales en su sentido más amplio, recreados mediante historias de ficción. Se llama Krónikas. El inventario imaginario yse edita en Bélgica, gracias a la Maison Autrique, un museo consagrado al cómic y al patrimonio. Han participado artistas de todo el país; la convocatoria siempre está abierta desde finales de noviembre y recibimos las propuestas alrededor de marzo o abril.

“Cada año la presentamos aquí y se distribuye de manera gratuita. En el mundo se presenta en los festivales internacionales.

“Para nosotros, que pertenecemos a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, resulta muy importante hablar del patrimonio y que esta nueva ola del cómic cubano esté marcada por ese hálito, porque la historieta es un elemento de la identidad cultural”. 

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