Cálida, inteligente, forjada en la exigencia y la entrega al arte sin límites, la primera bailarina Viengsay Valdés, directora general del Ballet Nacional de Cuba, comparte ideas, pensamientos y su filosofía de vida en una entrevista exclusiva con BOHEMIA
Espléndida entrega pasiones al danzar; en cada interpretación demuestra aprendizajes, hallazgos, raigales esencias de la memoria y del presente. Tránsitos por caminos diferentes, bregares infinitos emergen de su Lago de los cisnes, ballet clásico imperecedero. Lo asume asentada en la disciplina del trabajo creativo cotidiano, realza el talento y el magisterio propios en perfeccionamientos constantes durante treinta años. La primera bailarina Viengsay Valdés, directora general del Ballet Nacional de Cuba, crea en el escenario; durante clases, ensayos, lecturas, escuchas atentas a consejos y experiencias transmite el sentido de ser ella misma.
Quizás, apenas suele pensarse con detenimiento en lo aprehendido. Integra naturalmente la aguda inteligencia y la cultura escénica teatral. Las poéticas disímiles traen al presente iluminaciones recónditas. ¿Qué siente ella, cómo lo manifiesta? ¿Duda? ¿Vuelve al repaso del port de bras?
¿Vibra al ritmo de Tchaikovski? Lideran interrogantes previas al espectáculo de la función, crecen las emociones, los empeños acunados en el alma y la conciencia. Su Odette-Odile transmite amor, angustias, fuerzas del personaje encaminadas al triunfo del bien sobre el mal.
Fragmentos de ese “antes” los captó BOHEMIA en el histórico salón azul del Ballet Nacional de Cuba. Fragancias del tiempo transcurrido revelan riquezas de actitudes que aúnan tradición y modernidad. Viengsay danza junto al partenaire, el príncipe Sigfrido del bailarín principal Ányelo Montero. Suda, la mirada descubre el gesto difícil; su expresividad deviene un terreno fértil donde coinciden la técnica, el yo interior y el mundo exterior; los integra el cuerpo presto a la ejecución. Busca el diálogo comunicativo al interiorizar el doble rol, atenta a indicaciones del bailarín y maitre Félix Rodríguez. Igual las recibió de la bailarina, maestra y regisseur Svetlana Ballester y de la maestra Consuelo Domínguez.
Concentrada rememora símbolos, metáforas, imágenes, referencias del lenguaje que hace suyo. Ese instante es irrepetible. La respiración, el pulso del lirismo inscrito en la historia reclama ingenio, bordarlo sin acomodarse al logro. Junto a la prima ballerina assoluta Alicia Alonso recibió en este salón caudales de sabiduría y la impronta exquisita aportada por una poderosa personalidad creativa. Ese acervo alimenta la estética danzaria y el quehacer de la verdad escénica incorporados por Viengsay a las distintas facetas de cada rol.
Es continuadora de grandes maestros fundadores Alicia, Fernando y Alberto Alonso, estudió en el Instituto Superior de Arte y baila en grandes teatros del mundo. Al actuar evidencia perseverancia, sencillez, valora teorías, prácticas, investigaciones, conceptos; estos le permiten la comprensión cultural de ballets concebidos en circunstancias y contextos diferentes.
Brazos, piernas, cabeza, pies, saltos o arabesques, bourrés, vueltas, dan fe de su calidez en la mímica particular del estilo depurado. Al terminar el ensayo todo rigor, aceptó conversar; indagamos sobre preferencias, sueños, métodos para ampliar conocimientos, añoranzas; en fin lo apenas contado. Siempre constituyen desafíos los impactos de la cotidianidad, revelar valores, ser consciente de responsabilidades aceptadas como individualidad artística y en la dirección del Ballet Nacional de Cuba, compañía declarada Patrimonio Cultural de la Nación.
Antes del acto sublime de actuar
Innumerables relatos la motivan. Reflexiona sobre ballets, personajes, músicas y concepciones coreográficas que históricamente han determinado mucho en su profesión. “Para cualquier bailarina la noticia de sumar algo nuevo a su repertorio es emocionante. Yo de inmediato me volcaba a estudiar, leer todo lo escrito al respecto y a escuchar la música en mi casa. Si había alguna película relacionada, la buscaba. Si existían videos de bailarinas que hayan resultado grandes intérpretes del personaje, los analizaba de manera minuciosa para fijar no solo los pasos; sino el estilo, las caracterizaciones, los detalles. Quiero compartir un rasgo personal, el estudio de un personaje no concluye el día en que se debuta en él.
“He estudiado los roles interpretados durante años, incluso aquellos considerados por los públicos que me salen fácil o natural, como la Kitri de Don Quijote. Disfrutaba viendo videos de Ofelia González en esa obra, pues me preparó para mi estreno. Aprecié actuaciones magníficas de otras bailarinas, pero años más tarde seguí estudiando intérpretes de Kitri; por ejemplo, a la rusa Maya Plisetskaya, por solo citar un nombre. He analizado el personaje de Giselle durante años, sus gestos, sentimientos, expresiones, me senté con maestros de ballet y de actuación a desglosar cada escena. En sentido general, quise extraer matices de los personajes y aportarles rasgos propios; lograr que cada uno creciera junto conmigo en mi carrera. Por estas razones, las incorporaciones de un ballet, un personaje, músicas y concepciones coreográficas sientan solo un punto de partida hacia búsquedas de incalculable valor.
“El artista se apropia de la escena, la música enmarca su aura, levita y nunca desciende”.
Para Viengsay asumir los procesos creativos demanda ideas, pensamientos, dedicación. “Siempre tengo insatisfacciones, me caracterizo por ser muy exigente. Tras cada actuación hay detalles pendientes de pulir, ángulos inexplorados, nuevos matices que permiten enriquecer al personaje y a la propia historia. Los asumo con seriedad, respeto, humildad. Las actitudes pueden limitar a un artista o impulsarlo en su desarrollo hasta los niveles más altos. Me enorgullece reconocer que he asimilado las correcciones y sugerencias de manera constructiva. Sigo estudiando la técnica, los estilos, las historias, las interpretaciones, los videos de otras épocas. A veces, en algunas obras he retomado determinados pasos que por alguna razón dejaron de bailarse, pero que forman parte de las versiones originales concebidas por Alicia Alonso.
“Muchas personas me elogian diciéndome que los personajes me salen naturalmente, lo cual agradezco, pero las invitaría a ver nuestro trabajo diario para que supieran cómo me preparo ante cada función. Con el tiempo y los años se aprende cada día; incluso tomando un ensayo a otros bailarines reafirmas lo aprendido y te das cuenta de las infinitas posibilidades de asumir determinados personajes o coreografías viéndolos en las interpretaciones de otros. Eso lo aprendí del maestro Fernando Alonso, quien pedía mis opiniones para conocerlas y debatirlas. Así llegó la oportunidad de transmitir el conocimiento heredado y las ideas propias. No te guardes para ti lo que otros pueden atesorar”.
¿Siente la intuición artística iluminando esos procesos?
Sonríe suave y asiente. “Es inevitable cuando se tiene la voluntad de interpretar un personaje y una obra lo mejor posible. Esa intuición me ha llevado muchas veces a los libros y a buscar maestros más allá de los ensayadores asignados. Incluso me conduce al cine, al teatro, a museos, exposiciones de artes plásticas, al estudio de estilos, formas, artes, conciertos de música. Incluso me incentivo a aceptar proyectos de actuación cuando el crítico de arte Rufo Caballero, fallecido, me pidió filmar un video clip y luego un video arte. Repetí esa experiencia con el realizador audiovisual Alejandro Pérez: dio lugar a un material valioso, pues muestra a nuestra prima ballerina assoluta Alicia Alonso guiándome en el salón y disfrutando, al mismo tiempo, de una hermosa pieza musical que compuso para ella el maestro Frank Fernández. La intuición me estimula a participar en otros proyectos artísticos hermosos a lo largo de mi carrera: desfiles de modas, sesiones de fotos y exposiciones de libros”.
Sus referentes le indican caminos, jamás los olvida.
“Les profeso amor, respeto, total admiración y agradecimiento infinito. Aún consiguen inspirarme Alicia Alonso, las cuatro joyas: Josefina Méndez, Mirta Plá, Aurora Bosch, Loipa Araujo, las tres gracias: Ofelia González, Rosario Suárez (Charín), Amparo García, Marta García y muchas otras figuras. Me inspiran no solo como bailarina, también en mis facetas de maestra y ensayadora. En ambas son referentes esenciales Fernando Alonso, padre de la escuela cubana de ballet, Mirtha Hermida y Ramona de Saa durante mi etapa estudiantil.
“He sido afortunada, fue un gran privilegio nutrirme de la generación fundacional del ballet cubano. A los mencionados debo añadir otros nombres, Adria Velázquez, Pablo Moré, René Cárdenas, Osvaldo Beiro, María Elena de Frade, Lázaro Carreño, Svetlana Ballester, Félix Rodríguez y Elena Madam.”
Confiesa el goce de compartir escena con varios partenaires: Carlos Acosta, José Manuel Carreño, Rolando Candia, Victor Gilí, Osmay Molina, Romel Frómeta, Yoel Carreño, Lienz Chang, Osiel Gouneo, el estadounidense Brooklyn Mack, los rusos Iván Vasiliev, Denis Matvienko y Leonid Sarafanov, los italianos Giusseppe Picone y Jacopo Tissi y el argentino Hermán Cornejo”.
Queda pensativa y enseguida agrega: “Bailar, dirigir, influir, es al mismo tiempo un reto y un compromiso, pero sobre todo un gran honor. Lo veo, igualmente, como el resultado de años de trabajo, esfuerzo, tenacidad y un amor intenso por lo que hago.
“Me gustaría que las nuevas generaciones apreciaran eso, el esfuerzo, el sacrificio, el trabajo constante para poder llegar a donde he llegado. Nadie me regaló nada y lo agradezco. Fui forjada en la exigencia, la entrega al arte sin límites, la superación constante y la fidelidad a mis raíces”.
En su filosofía de vida acaricia sueños: “Contemplar los atardeceres, bailar diversos estilos en la danza, conocer nuevos destinos y no olvidar ser feliz”.
Intensa, sagaz, dada a la luz sin abandonar la belleza, vuelve al escenario, saluda, concluye la gala, le place vivir el disfrute de crear, conmover a los públicos sin límites de países o idiomas, el arte es su lenguaje.
Un comentario
El Ballet Nacional de Cuba es un diamante una joya para presumir de ellos.Vi a Viengsai bailar por primera vez en España, extraordinaria ,y su equipo fascinante es para repetir y no perderselo en la vida.Gracias por tanta cultura y por tanto arte.