Foto. / Jorge Luis Sánchez Rivera
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Palestina nos necesita

No hay descanso: Tras un año de barbarie, la peregrinación ratificó el irrestricto apoyo del pueblo cubano


El momento no era de alegría y, sin embargo, vi a muchachas árabes sonreír mientras caminaban cerca del malecón habanero. En un principio me fue esquivo del entendimiento: por qué, si, allá lejos en su Tierra, tantos mueren día a día. De repente al ver como las banderas cubanas y palestinas se entrelazaban intuí el empuje vital, recogido en una estrofa de esa canción adorable de Buena Fe: “(…) Si la vida pide vía ya no hay quien la pare…”. En este nuevo apoyo por los hermanos palestinos volvió a lucirse el alto estandarte de la solidaridad de la Revolución cubana, una que ha debido desbrozar las malezas a golpe de empeño. Sabemos no estamos solos, como lo saben esas muchachas árabes de esta tarde de octubre.

La convocatoria de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba atrajo a un mar de pueblo que prefirió no permanecer indiferente y alzar su voz en contra de un crimen de grandes proporciones. Fue así que estudiantes y trabajadores de esta hermana nación recibieron el cálido afecto y la solidaridad de esta pequeña isla del mar Caribe.

La multitud se adueñó de las calles e hizo un llamado al cese de la barbarie y la impunidad del régimen sionista a un año de la arremetida contra el enclave costero de Gaza, la reciente expansión de la guerra hacia los territorios del sur del Líbano, así como una denuncia a la complicidad de los Estados Unidos.

Foto. / Jorge Luis Sánchez Rivera

La movilización por Palestina Libre estuvo encabezada en La Habana por el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y los miembros del Buró Político Manuel Marrero Cruz y Esteban Lazo Hernández, primer ministro y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, respectivamente, además de otros funcionarios del cuerpo diplomático acreditados en el país.

El presidente de la Federación Estudiantil Universitaria de la enseñanza media, Laniel Gómez Martínez, tuvo a su cargo las palabras iniciales de la marcha. A los presentes expresó que el silencio ante la opresión se convierte en complicidad: “Aquellos que elijan el silencio cuando saben de un pueblo que clama por su justicia son, sin duda alguna, traidores a la esencia de la humanidad”.

Meyvis Estevez Echeverría, Primera Secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, concluyó el acto afirmando que cada vez que se asesina un niño en Palestina, Líbano, Siria y Yemen, se asesina la vergüenza del mundo. Asimismo señaló que el pueblo cubano nunca olvidará las cicatrices y el dolor de los agredidos ni la impunidad de los agresores.

A un año de la intervención israelí en Gaza, la situación humanitaria cada día es más crítica. Más de 42 mil personas han perdido la vida y un número considerable de familias están siendo desplazadas y viviendo en condiciones infrahumanas.

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En el frente libanés la situación amenaza con tornarse similar. La confrontación entre Hezbollah y las Fuerzas de Defensa de Israel ha alcanzado niveles alarmantes, los bombardeos y las incursiones terrestres han saldado más de 2000 víctimas mortales. Pero Palestina resiste. Nos lo constató el médico palestino Mohamed Suwuan cuando hizo uso de la palabra en el acto de apoyo: “No descansaremos ni un minuto hasta recuperar nuestra Palestina y disfrutar una paz justa y duradera”. Sabemos que así será. En referencia al amor brindado por Cuba para con su pueblo se refirió otro compatriota suyo, también galeno, Watan Alabed: “La cantidad de jóvenes que hay aquí hoy es una muestra de que este país siempre está a favor de las causas justas”.

Este conflicto es resultado de más de siete décadas de constante violación contra los derechos de Palestina y de la voraz política expansionista de Israel.

Cuba en diversos organismos internacionales ha abogado por una solución  justa y duradera con la creación de dos estados que garantice el derecho de ese país a ejercer la libre determinación a través de un estado independiente que respete las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén oriental como su capital.

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