Debates, conferencias e interrogantes ante los retos, sirvieron de arsenal a representantes de 25 órganos de prensa del país, en el taller “Fortalecimiento de la resilencia de los medios de comunicación ante situaciones de emergencias y desastres”, que sesionó en el Hotel Meliá Cohiba, de la capital
Huracanes, tormentas, tornados, accidentes tecnológicos, penetraciones del mar; son situaciones de emergencia y desastres, ante las cuales los medios de comunicación juegan papel protagónico, para orientar e informar a las audiencias y lectores, de manera veraz y oportuna.
La transformación de las rutinas de reporteros con el fin de adaptarse a estas situaciones y la preparación previa a esas etapas, fueron temas de análisis de periodistas y directivos de unos 25 órganos de prensa, en el taller “Fortalecimiento de la resilencia de los medios de comunicación ante situaciones de emergencias y desastres”, que sesionó esta semana en el Hotel Meliá Cohiba, de la capital.
Las opiniones de expertos y corresponsales, encargados unos de servir de fuentes de información y otros de transmitir vivencias, tuvieron consenso en lo imprescindible de emitir noticias claras en tales circunstancias, a tiempo y confiables, basadas en el trabajo en equipo y la colaboración.
Se puso de evidencia el protagonismo de las redes sociales y de la radio, como los canales más usados en las crisis, además de la preferencia de las audiencias por la programación en vivo.
Panelistas y conferencistas abogaron por la preeminencia de la ética, el necesario acceso a las fuentes, pericia profesional, el valor de la orientación permanente a los públicos y de saber reflejar la arista humana, durante y después de esos fenómenos. Desde los dramas individuales se constatan, confirman o cuentan de forma más realista los hechos.
La narrativa de los avatares y experiencias de protagonistas de numerosos sucesos en la provincia de Pinar del Río, permitió reconocer la trascendencia de la articulación entre los medios, en momentos cuando colapsan sistemas de comunicación.
Quienes residen en Santiago de Cuba resaltaron el valor de los planes de prevención y manuales de comunicación en tiempos de crisis, como resultado de reflexiones lógicas, al residir en zona proclive a movimientos telúricos.
Los intercambios formaron parte de una labor conjunta y estrategias de todo el sistema organizado por la Defensa Civil.
Una frase fue constante: “los desastres, no son naturales”, partiendo de que la mayor parte de los males son obra de nosotros mismos, de acciones comunes capaces de afectar, de herir al ecosistema, con consecuencias fatídicas. Detrás de cada crisis, hay un proceso y causas.
En el taller, evaluaron la capacidad de prever, mediante el conocimiento de planes para la reducción de riesgos y dialogaron sobre experiencias en la organización de las redacciones, importancia de la capacitación, la cultura científica y el conocimiento del terreno.
Los intercambios fueron enriquecidos por jornadas de trabajo en equipos multidisciplinarios. Cada uno desde su perspectiva aportó al taller; unos sobre sucesos como la explosión en la Base de Supertanqueros de Matanzas, o de la ocurrida en el capitalino hotel Saratoga, el enfrentamiento a la pandemia de la Covid 19, el tornado de La Habana, o los huracanes tan frecuentes en la zona occidental.
Desde la academia, la doctora Ana Teresa Badía Valdés, asesora del Instituto de Información y Comunicación Social, abogó por evaluar aquello que se transmite y garantizar la calidad en las coberturas periodísticas, en su conferencia acerca de la comunicación de riesgo en Cuba. El doctor José Rubiera Torres, del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, se concentró en explicar cómo actuar ante el peligro de ciclón tropical, mientras el doctor Darío Candebat Sánchez disertó sobre el riesgo sísmico, dadas sus experiencias en el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas.
Raúl Garcés Corra, de la Oficina del Coordinador Residente del Sistema de las Naciones Unidas dio valiosos aportes sobre cómo las informaciones publicadas pueden ser un recurso dirigido a la movilización de fondos, capaces de contribuir en la etapa de recuperación, y Elena Nápoles, perteneciente a la Oficina Regional Multisectorial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), abundó sobre la desinformación e información errónea en situaciones de desastre.
El primer coronel Luis Angel Macareño, segundo jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, experto en estas temáticas, resaltó la importancia de los programas de comunicación y capacitación, en la conformación de protocolos dirigidos a salvar vidas y reducir impactos a la economía y al medio ambiente.
Dijo que existen en el país 23 sistemas de vigilancia, con el fin de establecer pronósticos y definir la manera de actuar ante peligros, teniendo en cuenta las vulnerabilidades y estudios realizados en cada territorio, por amenazas de origen natural, tecnológico y sanitario.
Comentó que entre los fenómenos naturales más frecuentes están los hidro meteorológicos y sísmicos, mientras los sanitarios, como las pandemias, tienen amplia repercusión en la pérdida de vidas humanas, la masa animal y vegetal.
Insistió en realizar vaticinios, lo más exactos posibles, destinados a evitar muertes, daños a la economía, bienes y la naturaleza.
Durante tres días, con ejercicios grupales y debates, una vez más, los periodistas y expertos demostraron la actualidad de aquella frase martiana de que en prever está todo el arte de salvar.