El mundo ha estado con los pelos de punta estos últimos meses por la crisis política en Ucrania. Diversos medios de comunicación han “profetizado” una y otra vez que una embestida por parte de Moscú contra Kiev estaba (está) a punto de suceder. Desde entonces, Washington ha enviado armas y soldados a los puntos calientes del conflicto, gastando con ello una cantidad de dinero considerable.
Sin embargo, en la nación que sería hipotéticamente invadida desde hace un tiempo se cuenta una versión distinta, según Branko Marcetic, de Jacobin Magazine, entre otros observadores. “Mientras los políticos y los medios de la OTAN han estado avisando sobre la posibilidad de una guerra, los funcionarios ucranianos no creen que esto vaya a pasar en ningún momento”.
El ministro de Defensa de Ucrania, Alexéi Réznikov, descartó el día 14 de febrero la necesidad de imponer la ley marcial, por “falta de motivos”, y recalcó que la situación no es alarmante, por lo que no era necesario escapar del territorio. Horas antes, el presidente Vladímir Zelenski instó a todos los trabajadores del Estado que habían abandonado el país a regresar lo antes posible.
El 15 del citado mes, el Kremlin anunció que los distritos militares del sur y del oeste de Rusia comenzaron a enviar las tropas a sus lugares de origen, tras completar unos ejercicios militares cerca de la frontera con Ucrania interpretados por Occidente como el paso previo a la guerra, cuando en realidad fueron maniobras de carácter defensivo ante el cerco de bases de la OTAN.
El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashénkov, explicó que participan “casi todos los distritos militares, las armadas y las tropas aerotransportadas de la Federación”. E insistió en que “cuando las actividades de entrenamiento de combate lleguen a su fin, las tropas marcharán, como siempre, de forma combinada hacia sus lugares de origen”.
En las últimas semanas mucho se había especulado sobre hacia dónde se dirigía el conflicto. La reunión entre Vladímir Putin y Emmanuel Macron como representante de la Unión Europea, a distancia y en una mesa alargada, debido a la negativa del presidente francés a hacerse un PCR, fue infructuosa. En la conferencia de prensa al término de las conversaciones, quedó claro que las posiciones de Rusia y Occidente no han cambiado desde que la confrontación llegó al actual extremo. Sus intereses y preocupaciones son diametralmente opuestos.
A pesar de que la parte perjudicada ha anunciado una y otra vez que el peligro no es tal y que la cacareada inminente invasión rusa no ocurrirá, quizá la semilla de una futura confrontación ya ha sido plantada; y puede que a Washington le haga falta una “guerrita” para ocultar problemas internos. Por el momento, Lavrov, el ministro de exteriores ruso, ha dicho que existe la posibilidad de llegar a un acuerdo, aunque las garantías de seguridad no satisfagan completamente a su país.
3 comentarios
Las guerras traen consigo destrucción, hambre, muerte, pobreza, sufrimiento, desesperación, tristeza por la pérdida de un ser querido.
Rusia debe desplegar sistemas antimisiles supersónicos para derribar cualquier ataque proveniente de la OTAN desde territorio Europeo.
Rusia siempre ha utilizado sus fuerzas armadas para liberar la humanidad del fascismo, racismo, colonialismo imperialista.