El reciente volumen de Aramís Acosta y Ediciones ICAIC narra la obra del destacado dibujante cubano, a la vez que explora detalles de su cotidianidad
Por. / Flavia Hernández Pineda*
El texto De historietas y animaciones: la vida de Juan Padrón atrapa desde la portada. Recibe al lector una caricatura del artista en su mesa de trabajo, mientras lo rodean sus más notables personajes. La nostalgia resulta inevitable e impulsa el primer acercamiento.

Mas, las páginas de la entrega más reciente del reconocido productor audiovisual Aramís Acosta transforman la inicial melancolía en profunda curiosidad.
Las palabras de presentación de Silvio Rodríguez refuerzan el interés y develan la amistad entre los dos artistas: “Por entonces en lo único que nos diferenciábamos era en que Juan no dio con una guitarra. Gracias a tal capricho de la suerte, […] la historietística cubana y nuestro cine de animación tendrán la huella eterna de uno de los talentos más rotundos del humor gráfico de todos los tiempos “.
Con 29 apartados, el libro revela los recovecos del camino “padroniano” hasta demostrarnos, en esta pequeña enciclopedia de su vida, lo poco que sabíamos sobre el dibujante.
Por ejemplo, ¿sabía usted que el personaje de Elpidio Valdés nació en Rusia? Padrón “estaba en Leningrado, bajo cero y con tremendo gorrión” cuando un personaje secundario de su historieta Kashibashi atrapó su atención. De repente, no quería dibujar ninjas, le hizo falta centrarse en el único cubano de aquella creación suya.
¿Acaso usted imaginó que una casa lúgubre fue punto de partida para el mundo de los vampiros cubanos? Todo fue culpa de una construcción al estilo medieval, donde el artista pasó algunos años de juventud. Apodada por Padrón como La Torre, el lugar sirvió de cultivo a alimañas tropicales en sus filmes posteriores.
Sumado a los datos curiosos, el texto de Ediciones ICAIC propone la cronología biográfica de Padrón mediante el análisis de sus obras. Como resultado, muestra a un artista siempre en creación, con la musa despierta para el dibujo, la crítica y el humor certero.
Asimismo, el volumen ofrece un apartado exclusivo sobre la filmografía del dibujante, otro dedicado a enumerar sus premios, una recopilación de 10 entrevistas realizadas al artista y un anexo gráfico.
De historietas y animaciones: la vida de Juan Padrón también brinda pequeñas referencias a pie de página de los artistas del audiovisual, a medida que son mencionados.
Otro gran acierto del libro es la importancia que otorga a la recepción de la obra “padroniana” por el público cubano, destacando detalles como las frases más populares de sus animaciones, presentes aun en la memoria colectiva.
El autor del compendio se dio a la tarea de realizar la investigación para el libro a modo de homenaje, debido a la amistad personal que lo unía al padre de los vampiros cubanos. También tiene a su nombre el título anterior La producción audiovisual en la animación. Consideraciones prácticas, de la editorial Universidad de las Artes
Aramís Acosta Caulineau, además de Doctor en Artes por la Universidad Politécnica de Valencia y profesor en la Facultad de Artes y Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), es productor de al menos seiscientas películas y un promotor incansable de la animación cubana. Sin dudas, De historietas y animaciones: la vida de Juan Padrón refuerza la labor de Acosta y su apoyo al animado de nuestro país.
*Estudiante de periodismo