Un otoño otro en La Habana

Artistas populares chinos trajeron a Cuba hermosos cantos y malabares fantásticos. Ahora las dos naciones están más cerca espiritualmente


¿Otoño, cuál otoño?, dirá cualquier cubano si lo invitan a un espectáculo en saludo a esa estación, porque, ya se sabe, aquí siempre es verano. Estar abierto a otras experiencias, sin embargo, permite conocer diferentes costumbres o un arte soberbio, enigmático…

Para el llamado gigante asiático las fiestas adquieren una connotación simbólica un tanto distinta a las habituales nuestras. Allá lejos siempre se veneran muchas cosas. En el caso del Festival del Medio Otoño, se le dedica a la luna, dada su importancia para las cosechas, pero, además, por las variadas leyendas alrededor del astro más cantado en el mundo entero. Contrariamente a la afirmación occidental sobre esa estación del año como etapa decadente, en China se le agasaja con la familia reunida, que consagra votos de unidad, prosperidad, alegría.

Yang Fei requirió muchos años de entrenamiento para cantar mientras sostiene un candelabro con tres velas encendidas. / Jorge Luis Sánchez Rivera

Sí, la risa, el baile, los trajes coloridos y la buena mesa son consustanciales a esta festividad, la cual en 2024 tendrá lugar a partir del 15 de septiembre. En latín (y derivada del etrusco) la palabra autumnus significallegada de la plenitud. Precisamente una pizca de ese esplendor fue lo que apreció el público asistente al Teatro Nacional. La gala “Canciones de la Ruta de la Seda” contó con el auspicio de la Embajada de China, la Federación de Círculos Literarios y Artísticos de China, la Asociación de Quyi de la nación asiática, el gobierno provincial de La Habana y el Instituto Confucio de la UH.

Variados números asombraron y cautivaron a un grupo de personas ante algunas estampas de cultura tan milenaria y prestigiosa. Los desempeños de los jóvenes Zhang Chunfeng y Wang Chao nos levantaron de los asientos. Sin aliento nos dejó la destreza con la que manejaron pañuelos rojos de hasta tres metros, transferidos desde las manos a la espalda, a velocidad desconcertante, medida a ritmo de aplausos y “¡Oh!”.

Tampoco escapó de nuestra sorpresa el número de Tambor grande con farolillos, llevado a cabo por Yang Fei, actriz primerísima del Grupo de Artes Populares de Bejing. Ella interpretó “Bendiciones auspiciosas” con un candelabro en su boca. La maestría se demuestra cuando las tres velas encendidas no se apagan mientras se canta fluidamente. Al mismo tiempo, se toca un tambor típico. Como me expresó otro espectador: “Eso solo lo logran los chinos”. No pudo decir una frase más acertada, pues, ciertamente, en China todo es a lo grande, incluso el otoño.

El dúo de Zhang Chunfeng y Wang Chao interpretó piezas del Errenzhuan, género teatral musical, y danza folclórica del noreste de China. / Jorge Luis Sánchez Rivera
Liang Yurong cantó “Nubes de colores persiguiendo a la luna”, un clásico de la ópera cantonesa. / Jorge Luis Sánchez Rivera

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2 comentarios

  1. Todo en China goza de una magnificencia espectacular. no solo las artes y tradiciones. en la ciencia y la innovación son increíbles. Todo es grande y hermoso: Los puentes, los edificios, los ferrocarriles, los autos, los buques, los parques, que más. pues todo, todo. Lo que hacen no se ve en ningún otro país del Occidente Colectivo. Todo es impresionante. Y como dijo tu cro de teatro: eso solo lo hacen los chinos

  2. Gracias por esta simpática pincelada cultural con colores muy vivos. Es cierto que en China todo es a lo grande, porque realmente son enormes en todo, incluidas las más modernas y futuristas tecnologías.
    María Victoria y Bohemia nos han traído el teatro al teléfono, a quienes nos perdimos el precioso espectáculo. .

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