El presidente ultraderechista completa los primeros 12 de meses de mandato con la inflación bajo control y alta popularidad; al mismo tiempo impulsa para 2025 una agenda que reduce aún más la gestión estatal y suma cada día más pobreza
De un estudio de televisión saltó a la Casa Rosada enarbolando una motosierra, insultando, humillando y arropándose bajo las mantas más recalcitrantes y antidemocráticas que pululan en este mundo.
El ultraderechista Javier Milei acaba de cumplir un año al frente del Gobierno de Argentina y completa sus primeros 12 de meses en el poder con la inflación bajo control y una cuestionable alta popularidad, con agenda que corroe la convivencia democrática.
Los números mejoraron en ese país del sur del continente, pero ¿a qué precio? En este lapso cerró 13 ministerios, despidió a 30 mil empleados públicos y redujo hasta 74 por ciento el dinero destinado a pensiones, educación, salud, ciencia, cultura y desarrollo social.
Esas drásticas medidas provocaron un superávit fiscal y el derrumbe de la inflación, mas dejaron cinco millones de nuevos pobres y la mayor recesión desde el colapso económico de 2001-2002.
Sigue reivindicando el símbolo de la motosierra con la que se mostró en campaña y con la cual cada tanto aparece en los mensajes presidenciales. Con ella en ristre, recuerda que su fin es acabar completamente con el Estado, culpable de todos los males económicos, según él.
Ha ganado, sin dudas, una centralidad absoluta, basada justamente en esa forma disruptiva de hacer política. Además, se hace llamar el presidente más popular del mundo, sobre todo después de codearse con Donald Trump y el nuevo pupilo del magnate, el otro super magnate Elon Musk.
Desde las redes sociales orienta su discurso soez y poco diplomático. A través de su cuenta personal en X –donde se define solamente como «Economista»–, critica y descalifica a otros con sorna, usa palabras vulgares, envía mensajes homofóbicos y hasta utiliza la palabra minusválido como un insulto. Eso sin contar los tantos agravios hacia políticos regionales, ya bien conocidos y tratados en este mismo espacio de Bohemia.
A pesar de todo, se habla de una alta popularidad entre los argentinos, muchos de los cuales creen que Milei conseguirá convertir al país en una potencia mundial. Según varias encuestas, Javier Milei experimentó una considerable subida en su imagen pública en noviembre de 2024: 46,6 por ciento, tras siete meses consecutivos de caída que le hicieron pasar de un 47,2 por ciento en abril a un 40,3 en octubre.
De acuerdo con sus asesores, su aprobación se basa en que “está haciendo todo lo que prometió en su campaña”.
Una motosierra profunda
Las elecciones legislativas de octubre del año que viene serán claves para consolidar su poder y fortalecer su posición en el Congreso. A partir de ahí, pidió a “las fuerzas del cielo”, que lo guían en su lucha contra “la casta” y el “socialismo”, conviertan a Argentina en “una potencia mundial”.
Así dijo en cadena nacional, donde anticipó las principales medidas y proyectos que implementará durante 2025 y para los cuales calibró con precisión la motosierra.
Adelantó que reducirá el gasto público y seguirá eliminando organismos y secretarías. “Vamos a hacer una auditoría inclemente para avanzar con la disminución del gasto público más profunda de la historia argentina, que nos legará un Estado más chico, más efectivo y más barato para todos los pagadores de impuestos”, detalló.
Otras medidas económicas incluyen una reforma impositiva que restringirá 90 por ciento de los impuestos nacionales y acabará con el cepo cambiario, término coloquial usado en Argentina para referirse a las restricciones a la compra de dólares.
También anticipó que impulsará un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que en su criterio debió existir desde hace 19 años, pues, afirmó, Washington es uno de sus principales aliados en la comunidad internacional.
De entre las leyes que deberán pasar por el palacio legislativo, se destaca otra que apunta a la baja de la edad de imputabilidad, una discusión a la que el Gobierno le dio especial importancia desde su primer día de gestión.
De hecho, la iniciativa, que apunta a establecer un nuevo Régimen Penal Juvenil, contemplará que los adolescentes de entre 13 y 18 años sean incriminados por un hecho tipificado como delito en el Código Penal.
En ese sentido, también promoverá un proyecto de ley de reiterancia para que los presos paguen más caro volver a equivocarse; y una propuesta de ley anti mafias a imagen y semejanza de la Ley Rico que liquidó el crimen organizado hace 50 años en Estados Unidos.
Finalmente, habló sobre la creación de la unidad antinarcoterrorismo para combatir al narcotráfico en la Triple Frontera, espacio que Argentina comparte con Paraguay y Brasil. Para ello, buscará la cooperación de los países vecinos que integran el Mercosur.
Los aciertos o no de estos próximos “chapeos” evolucionarán en los próximos meses, y reiteramos que el verdadero medidor serán las elecciones legislativas de finales de 2025. Lo que emane de entonces constituirá la base que permitirá, o no, al liberal-libertario aspirar a una reelección en 2027.
Un comentario
El Presidente argentino, creo que es único, hasta ahora, Presidente que es docente en economía y aplica a rajatabla lo que enseñó durante 30 años en las aulas Universitarias, SIN importar el costo político ni social que su ajuste conlleva. Para la Escuela Austríaca de economía, a la cual adhiere, existe sólo un Principio Rector: Superávit fiscal PERMANANTE. TODO lo demás vendrá, por añadidura.