“Digan lo que digan, no la pudieron impedir. Es una gran victoria de la gente que quiere paz”, confirmó Nicolás Maduro durante la ceremonia de investidura para su tercer mandato
En los años que Nicolás Maduro lleva obedeciendo el mandato que su pueblo le ha dado lo hizo siempre a través del voto directo y con total lealtad a la palabra que empeñó a su líder, Hugo Chávez.
Cumpliendo sus preceptos, hizo suya esa vertiente de lucha que irradia claridad y despeja caminos desde el interior mismo del socialismo bolivariano y del humanismo chavista.
El presidente legítimamente elegido por el pueblo el 28 de julio de 2024 asumió su cargo ante dos mil invitados llegados de 125 países y en medio de una impresionante presencia ciudadana, que afirmó el derrotero que desde hace 25 años registra la patria de Bolívar.
Maduro llegó al 10 de enero inmerso en un mar de críticas y cuestionamientos por lo que el pueblo decidió, y los derrotados no quieren aceptar. Muchos que antes le estrecharon con orgullo la mano, le dieron la espalda y hasta se aliaron con una oposición a la que no le tiembla el alma a la hora de ordenar, conducir y financiar cientos de planes terroristas para desestabilizar el país.
Pero los de siempre, los presidentes de Cuba y Nicaragua, Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega, respectivamente, junto a representantes de Rusia, Irán y China, acompañaron a los venezolanos en la crucial jornada.
«Soy del pueblo, vengo del pueblo y a él me debo en vida completa, en cuerpo y en alma. Venezuela no es Maduro, no es un hombre, Venezuela es un pueblo», apuntó desde el salón elíptico del Palacio Federal Legislativo.
«He jurado con la fuerza y el compromiso demostrados por todos estos años de lucha», manifestó, y recordó aquella primera juramentación, en abril de 2013, con el alma destrozada por haber despedido al querido comandante Hugo Chávez.
Con la banda presidencial cruzándole el pecho, recordó la insignia que recibió en aquel momento. «Era la de Chávez: y juré ante él lealtad absoluta a su legado, a su lucha, a sus sueños, que fueron los originales de los hombres y mujeres que a caballo echaron al imperio español de todas las tierras sudamericanas».
La toma de posesión fue el escenario ideal para proclamar seguir en esa línea. Acusó a sus enemigos de tratar de convertir la toma de posesión “en una guerra mundial. “Digan lo que digan, no la pudieron impedir. Es una gran victoria de la gente que quiere paz”.
Al jurar como presidente para el período 2025-2031, Maduro advirtió de por qué las grandes potencias no lo quieren al frente de su país. No he sido, ni seré jamás presidente de las oligarquías de los apellidos, ni de los imperialismos. Tengo un solo dueño: el pueblo de a pie, dijo.
De paso, llamó a un amplio diálogo para avanzar en una reforma constitucional.

La carterita azul y el señor que se inmola
La cabecilla opositora María Corina Machado a estas alturas debe de tener dañadas las cuerdas vocales de tanto arengar.
“Búsquese un oficio”, le sugirió la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, ya abrumada de tanto grito y alharaca.
Horas antes de la investidura Machado hizo correr la voz sobre un supuesto secuestrado durante una exigua marcha opositora para protestar e intentar impedir el acto de juramentación. No le quedó otra y en pocas horas salió a desmentirlo; solo dijo que estaba bien y lamentó la desaparición de su “carterita azul, con todos los documentos. La perdí en la calle”. En pocos minutos la frase fue el meme más trending en redes sociales.
Trae “Maricori” de la mano al pobre Edmundo González, ese anciano títere que sacó de su sillón de jubilado, lo hizo establecerse como candidato y es su más senil instrumento ante su inhabilitación por actividades ilícitas. Perdió claramente en las urnas. Lo obligó a protestar y el viejito protestó, pero cuando se cansó se fue del país. Ahora lo volvieron a traer a la palestra pública y cual ventrílocuo repitió lo que su “dueña” le exigió.
Dijo que le “arrebataría los focos a Maduro” y que entraría en el país y en el Palacio de Miraflores durante el acto de investidura. ¿Alguien lo vio?
La situación levantó las burlas de Maduro. “Estoy esperando a que llegue, estoy nervioso”, afirmó entre las risas de los presentes en el evento.
Edmundo González no entró en Venezuela porque, justificaron, el avión en el que pretendía ingresar sería derribado por las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). En realidad, estaba agotado por la gira que emprendió por cuatro países latinoamericanos y fue incluso a quejarse a la Casa Blanca con Joe Biden.
Además, llegó a pedirle al Ejército venezolano desconocer órdenes de Maduro y rebelarse para él asumir la presidencia. ¿Dónde estaba ese señor las tantas veces que las FANB le reafirmaron su lealtad absoluta a Nicolás Maduro?
Sus seguidores tampoco mostraron su “mayoría” en las calles. A pesar de que hablaron de un millón de personas, a sus protestas asistieron apenas un par de miles. Por ello, para alcanzar notoriedad, inventaron el supuesto arresto de la Machado.
No obstante, hizo bien en no llegar, pues sobre él pesa una orden de captura por los delitos de conspiración, complicidad en el uso de actos violentos contra la República, usurpación de funciones, forjamiento de documentos, legitimación de capitales, desconocimiento de las instituciones del Estado, instigación a la desobediencia de las leyes y asociación para delinquir.
Igualmente, se ofrece una recompensa de 100 mil dólares a quien pueda ofrecer información sobre su paradero.

Transformaciones desde dentro
Nicolás Maduro, de 62 años, destinó el último lustro de su segundo período como jefe de Estado a levantar un país sobre el que pesan 923 medidas sanciones económicas impuestas por naciones foráneas.
A pesar de ello, logró levantar la economía desde dentro y 2024 cerró con un altísimo nivel de crecimiento de la economía real y experimentó la cifra más baja de inflación de los últimos 20 años, confirmó en un reciente intercambio con el periodista Ignacio Ramonet.
Y antes de entrar en el nuevo sexenio, preparó el terreno y renovó una parte importante de su gabinete ministerial, impulsó instancias de participación popular y anuncio la reforma constitucional.
En ese contexto de crecimiento económico sostenido, sin dejar de sortear las pugnas con Estados Unidos y, sobre todo, con el reelegido inquilino de la Casa Blanca, Maduro prometió llevar a cabo transformaciones para garantizar el bienestar de la población.
Bautizado con el nombre de “Las 7T”, el programa de gestión abarca el plan económico enfocado en la estabilización macroeconómica y el abastecimiento del 100 por ciento de la producción, inversiones en ciencia y tecnología, consolidación de la seguridad ciudadana, recuperación del Estado de bienestar, fortalecimiento de la democracia y el poder popular, atención a la crisis climática y relacionamiento internacional basado en la concepción del mundo multipolar.
La evolución en el seno del Estado para ampliar las instancias de elección popular ha sido definida como una prioridad del sexenio recién comenzado.
Así, Maduro adelantó que impulsará una modificación de la Carta Magna para «fortalecer la democracia», cuyo proyecto entregó de sus propias manos a la Asamblea Nacional, minutos después de prestar juramento.
Aunque las páginas de la segunda presidencia de Donald Trump empiezan a escribirse, todo apunta a la permanencia de la hostilidad que sostuvo en su primer mandato, siguió su sucesor y que ahora podría expresarse en mantener el reconocimiento de González Urrutia como «presidente electo», tal como anunciara el Gobierno saliente de Joe Biden.
Tanto es así que, terminado el acto de proclamación del legítimo presidente, en Washington apretaron el botón y elevaron a 25 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la detención de Maduro y Diosdado Cabello. La del ministro de Defensa, Vladimir Padrino, la subieron a 15 millones.
Pero Maduro, imperturbable, fue hasta la academia militar a proseguir su jornada de júbilo y a recibir la felicitación de cada miembro de la FANB.
Un comentario
El que nada hace, nada teme, reza el dicho. Toda la UE, EEUU, Israel, y toda Latinoamérica, excepto Cuba y Nicaragua, y muchos más, aún no han reconocido legal ni legítimamente al Sr. Maduro como Presidente de Venezuela, para el período 2025/2030. La pregunta es porqué? Sencillamente pq el Tribunal Electoral Venezolano se niega a publicar las Actas de Votación. No hay otra razón. La posición norteamericana es ambigua, por decir lo menos. La petrolera CHEVRON, extrae crudo venezolano desde hace más de un siglo y tiene contrato hasta el 2050, con la única condición de venderle toda su producción sólo al Tío Sam. Los altos ejecutivos de la CHEVRON hacen lobby en el Congreso con el fin de que los EEUU no sancionen tan duramente a Venezuela por el tema político-social que vive el país caribeño. Vale el adagio: DON DINERO, PODEROSO CABALLERO.