AMLO sale por la puerta ancha

Andrés Manuel López Obrador dejará la presidencia de México el 1 de octubre, y lo hará con 70 por ciento de aprobación; dejará el poder en manos de una aliada, una economía estable y en el Congreso mayorías históricas para su partido


En un Zócalo abarrotado, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) rindió su último informe de gobierno como presidente de México el pasado 1 de septiembre, con referencias históricas y datos de lo logrado durante su gestión (2018-2024).

“Se va el mejor presidente, lo amamos, lo queremos mucho”. “El país nunca ha tenido un presidente de ese calibre”. “La gestión de AMLO fue de cambio y esperanza”. Así se escuchaba entre la multitud que llegó a aclamarlo, “preparados con agua, sombrilla, sombrero, gorra y paciencia”, tal como le pidió el mandatario al anunciar la manifestación.

AMLO conectó con la gente como ningún político mexicano en la historia reciente. / bbc.com

Imposible negar ese 70 por ciento de aprobación con que deja el poder. Esos números se lo ganó durante una gestión en la que no le tembló la mano ni la voz para cantar verdades a Estados Unidos o defender a Cuba y Venezuela ante contrincantes de cualquier inclinación política.

Y aunque algunos lo califiquen de populista, conectó con la gente como ningún político mexicano en la historia reciente.

“Hoy rindo ante ustedes y ante el pueblo y la nación, y lo hago más convencido que nunca de que lo mejor de México es su pueblo”, reafirmó el mandatario, cuyo programa de gobierno sacó de la pobreza a más de 9,5 millones de personas, según el Banco Mundial.

Aunque no solo eso: durante el sexenio el salario mínimo en el país aumentó 151 por ciento en términos reales, algo inédito en los últimos 40 años, de acuerdo con datos oficiales.

Asimismo, se empoderó a jóvenes y personas con discapacidad; entre las últimas 1,4 millones pasaron a recibir cada dos meses un apoyo directo de 3 100 pesos (unos 156,6 dólares) en todo el país, mientras más de 12 millones de jubilados obtuvieron una pensión bimestral de 6 000 pesos (303 dólares), que garantiza su alimentación.

De ahí que, entre incontables muestras de apoyo y aplausos, Obrador sentenció que en poco tiempo se sentaron las bases de una transformación que cambió el país para bien, porque “el pueblo ejerció el poder”.

Andrés Manuel López Obrador pondrá la presidencia en manos de una aliada, Claudia Sheinbaum. Le entregará una economía estable y mayorías históricas en el Congreso para su partido, Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus socios, el Partido del Trabajo y el Verde Ecologista de México.

La coalición tendrá mayorías legislativas, pues ostenta dos tercios en la Cámara de Diputados y está a tres escaños de tener lo mismo en el Senado.

Con eso, Morena espera aprobar gran parte de las 18 reformas constitucionales que el Ejecutivo presentó en febrero pasado, entre las cuales están la del Poder Judicial y el traspaso de la Guardia Nacional del poder civil al poder militar.

Polémica reforma judicial propuesta

La salida de AMLO tiene también toda la atención centrada en la reforma al Poder Judicial, una de las máximas prioridades del aún presidente.

Antecedido por masivas protestas en las calles y la paralización, incluso, de las actividades del Poder Judicial, la Cámara de Diputados aprobó en lo general y en lo particular la propuesta que modifica modificar este rubro del Gobierno federal

Sancionada con 359 votos a favor, 135 en contra y cero abstenciones, ambas votaciones alcanzaron la mayoría calificada necesaria para la aprobación en el Congreso de México

En lo adelante, comienza el análisis pormenorizado de sus artículos, que parten de unas 800 reservas respecto a la versión original, y posteriormente la iniciativa será enviada al Senado, que ya acordó un proceso expedito.

López Obrador sostiene que el modelo de justicia en México es corrupto, nepotista y de élites, y propone la selección de jueces y magistrados a través del voto popular, con menos tiempo en el cargo y reducción de gastos y prestaciones.

Además, prevé sustituir el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) por un Tribunal de Disciplina y un Órgano de Administración judiciales que funcionarían de manera independiente.

Igualmente, elabora nuevas reglas procesales, donde se estipulan las normas para la elección de jueces y magistrados, plazos máximos en la resolución de temas fiscales y penales, así como la prohibición de otorgar suspensiones contra leyes con efectos generales en amparos y controversias constitucionales.

El tema de la reforma al Poder Judicial mexicano comenzó a aparecer en la agenda del presidente durante su primer año al frente del Gobierno federal.

Después de mucho bregar, el 5 de febrero pasado López Obrador la presentó dentro de su paquete de iniciativas para diversos órdenes. Y no ha sido poca la polémica generada. No obstante, su sucesora la sostiene y mantendrá dentro de su gobierno, que se inicia oficialmente el próximo 1 de octubre.

Múltiples organismos dentro de México sostienen que atenta contra el Estado de Derecho. Desde el norte también están dirigidos los ataques, los que califican el cambio como una amenaza directa a la independencia judicial, que pone en peligro los derechos de las minorías y es contrario a los estándares internacionales sobre la independencia e imparcialidad del poder judicial.

AMLO, sin embargo, rechaza querer cooptar con ello la Justicia, pues el único propósito es «agilizar y democratizar» los procesos judiciales. Tampoco le tembló la voz para tachar de injerencistas las críticas, algunas de las cuales salieron de boca del embajador estadounidense en México, Ken Salazar.

El próximo 30 de septiembre marcará el fin del mandato de López Obrador y entregará todo a Sheinbaum Pardo, quien conducirá esa nación durante el sexenio 2024-2030. Ella se regocijó estos días de haber formado parte del proceso puesto en marcha en 2018 por el movimiento Morena, que fundó y lideró AMLO.

“Lo digo fuerte para que se oiga lejos: es un honor estar con Obrador”, afirmó recientemente a través de X a fin de exaltarlo como un referente ético y moral que le enseñó a “no arrodillarse frente al poder del dinero, a confiar en el pueblo y su dignidad”.

La futura mandataria confesó que junto al gobernante aprendió que “cuando hay revolución de las conciencias y un pueblo se empodera y reconoce su fuerza y su historia, no hay nada que lo detenga”.

Para salir por la puerta ancha, AMLO dedicará el mes que le queda a despedirse a lo grande y recorrerá el país junto a su sucesora.

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