BOHEMIA se acerca a tres inspiradores proyectos que marcan una diferencia significativa en sus respectivas comunidades, al ilustrar cómo se pueden fortalecer pequeñas vidas desde el apoyo emocional
POR. / LIUDMILA PEÑA HERRERA y TANIA RENDÓN PORTELLES
Segunda parte de Retratos de niñez…
En la comunidad habanera de Lawton, en el municipio Diez de Octubre, Yadira Rachel Vargas no solo soñaba con abrir su propio emprendimiento y construir un salón de belleza, sino poder crear un espacio especializado en una estética afrorizada que fomentara y promoviera la autoimagen positiva y sana, la salud emocional de las infancias y sus familias, haciendo énfasis en el conocimiento y respeto por esta herencia cultural y su diáspora.
“A mi juicio, el emprendimiento no se trata meramente de las prioridades económicas, no es convertir el modelo de negocio en palabra sagrada, antípoda del compromiso social. En Rizo Libre luchamos contra el racismo, en respuesta a las necesidades de las infancias vulnerables. Esto constituye para mí un deber ineludible, como ser social, madre, emprendedora y mujer con vocación para la educación; y es una respuesta al hecho de vivir y también de emprender”, comentó a BOHEMIA.

Al decir de la joven, este proyecto le ha puesto en primera línea de diálogo con muchas mujeres y hombres afrodescendientes que -en medio de la crianza de sus hijos e hijas, y debido al desconocimiento- terminan por validar en su discurso cotidiano sobre el cabello los estereotipos de belleza occidental.
“Si a ello sumamos la violencia estética y simbólica en medios de comunicación y redes sociales, la falta de representación en el universo lúdico infantil, y las constantes interacciones de las infancias con personas desprovistas de poder, pero con capacidad para la exclusión –como ilustraba la investigadora cubana Zuleica Romay, Premio Casa de las Américas, tomando por ejemplo a los peluqueros–, estamos frente a entornos sociales que, lejos de ser seguros, se vuelven caminos de espinas para niños y niñas afrodescendientes.
“Es un tejido social donde es muy difícil para el pequeño identificar desde dónde viene todo el conjunto de microagresiones que sufre debido a sus atributos físicos y que terminarán afectando la salud emocional. Y lo más grave es que este daño emocional no precisa solamente de la identificación para poder regularlas, es un perjuicio histórico que precisa de reparación y que tuvo su origen en la esclavitud, por siglos, de millones de hombres y mujeres provenientes de África”, argumenta esta joven que concibió su peluquería en 2022 y desde ese entonces no solo se centra en la imagen, pues talleres, charlas y muestras expositivas son también acciones y eventos comunitarios que desarrolla en alianzas con otros emprendimientos, los cuales igualmente persiguen elevar la autoestima desde la imagen natural.
“Lograr que nuestras acciones tengan los resultados esperados no responde a una práctica empírica. Cada paso que damos en este sentido tiene como principio y sustento las agendas de lucha contra el racismo y la discriminación racial en Cuba, dígase el Programa Color Cubano o Programa Nacional contra el racismo y la discriminación racial (2019). De igual forma, nuestro accionar contribuye al cumplimiento de los objetivos del Decenio Internacional para afrodescendientes (2015-2024)”, aseguró la estilista, quien agregó que “más que decir fácil o difícil para determinar los grados de efectividad de nuestra práctica en la lucha contra el racismo, creo que sería justo hablar en términos de desafíos, ya que, como decía Martí, no está el problema cubano en la solución política, sino en la social”. Asimismo, añadió que es en “las mentalidades, esas que llamó Fernand Braudel prisiones de larga duración, en las que debemos seguir trabajando y, sobre todo, creando nuevas maneras para que la información rompa esas barreras que aún heredan los hijos e hijas de sus madres y padres”, enfatizó.
La educación a través del juego ha sido clave para acercarse a ese universo infanto-juvenil. Desde junio de 2023, Rizo Libre ha desarrollado más de 20 talleres orientados a estimular el debate sobre la estética afrorizada y la representación de la identidad en pequeños. Además, estos eventos han incluido a las familias, abarcando diversas áreas como las artes, la cultura, la instrucción y los medios, con el objetivo de transformar realidades desde la equidad e igualdad social.

Una de las iniciativas más destacadas es la creación de la Primera Colección Lúdica Afrocentrada en el país “Cuba: Juegos de Libertad”, que recopila materiales didácticos enfocados en la afroestética y sirve como una herramienta integral para solucionar, de manera divertida, las problemáticas relacionadas con el desconocimiento de las características y cuidados capilares, así como la falta de representación de los niños afrodescendientes.
“A través de su uso permite el monitoreo de cuánto han influido en la salud mental de los infantes los estereotipos de belleza que desconocen y denigran este tipo de cabello, por lo que diseñamos el material para contribuir a la representación de imágenes que revaloricen el canon estético negro y mestizo”, comentó con alegría.
No obstante, a partir de sus experiencias, Yadira fue más allá al escribir el libro Historias de Afroestima. Mi cabello rizado, el cual, según comparte, es “un tema que tiene múltiples lecturas; en esta ocasión la voz que conduce las historias es la de una niña que ama su cabello, pero que no lo conoce y clama por información para cuidarlo.
“A este texto lo secunda uno que quiero inmensamente y que nació como resultado de la primera edición del Concurso Nacional Infantil El poder de mi cabello, lanzado por nosotros en el mes de marzo. Con un total de 78 trabajos presentados, surgió el escrito por y para los niños, con mensajes y códigos de su edad”, dijo.
“Sin duda estoy muy feliz de seguir dedicando todos mis esfuerzos a las infancias y estoy convencida que todo el que sueñe con un mundo mejor siempre encontrará en el trabajo hacia ellos una gran inspiración”, aseveró la emprendedora, quien con esa máxima de que estilizar el cabello afrorizado es casi un ritual de redención, confirma en su día a día que Rizo Libre es educar desde el amor propio.

Cascabelitos para voces y sueños
Si de perseverancia se trata, pues preguntémosle a Abel Ramos Rodríguez, quien graduado del Instituto Enrique José Varona y convencido de que la enseñanza puede ir más allá de las cuatro paredes de un aula, hace unos 26 años se atrevía a fundar en La Güinera, municipio habanero de Arroyo Naranjo, un proyecto de transformación sociocultural en el barrio, respondiendo en aquel entonces al llamado que hiciera Fidel Castro de llevar el arte a cada rinconcito de Cuba.

Es así que un 14 de diciembre, el Día del Instructor de Arte, germinaba este proyecto dedicado a la atención integral de los niños afectados por situaciones familiares adversas, proporcionando apoyo psicológico y utilizando la música como una herramienta terapéutica fundamental para su bienestar y desarrollo.
Por eso Abel define a Cascabelitos como una gran familia al cultivar sueños, risas, canciones y danzas entre los niños y adolescentes de esta comunidad. Si bien en su génesis se concentró en la creación de un coro, con el paso de los años fue transformándose hasta convertirse en un lugar para que los pioneros y sus padres se integran y colaboren: “No se trata solo de convertirlos en artistas, sino de responder a sus necesidades y de que estén inmersos en una ocupación a través del arte, en este caso, de la música”, detalló.
“Trabajamos con una psicóloga que desde el momento en que conoció el proyecto le interesó colaborar. La mayoría de los vienen aquí se encuentran afectados psicológicamente. Al principio tuvimos pequeños que habían perdido a un familiar, tenían un padre preso o habían emigrado a los Estados Unidos. En este último caso fueron dejados al cuidado de abuelos o algún otro familiar. Por eso, fuimos anotando sus progresos y cómo se podían resolver esos trastornos en conjunto”, confirmó.
En estas más de dos décadas, Cascabelitos dejó de ser una agrupación vocal para ser reconocida como proyecto integrador, plataforma para que los niños y jóvenes encuentren su voz y desarrollen una actitud positiva ante la vida, también a través del teatro y la danza.
El arte, aquí, es un vehículo de transformación y un medio para inculcar valores. De ahí que a Abel le brillen los ojos al compartir que gracias al desarrollo auditivo y a las técnicas musicales que se brindan en el taller, más de 18 niños han transitado por las escuelas especializadas de música. “¡Es un logro tremendo!, exclama sin ocultar la alegría de quien sabe cuánto ha hecho y hace desde esta iniciativa Premio Nacional de Cultura Comunitaria.
Y aunque su único lamento es que ha faltado más apoyo del gobierno del municipio, ya que actualmente su casa es la propia sede, Abel sabe que los obstáculos no debilitan, ya que muchas familias de La Güinera se han unido al sagrado empeño de que Cascabelitos pueda seguir respirando: “Quizás no tienen la visión de lo que este proyecto pueda irradiar, multiplicarse, y llevar su luz a diferentes comunidades, o incluir a otros niños para que vengan a disfrutar”, confiesa este hacedor, a quien –como diría el trovador– no le faltan alas para hacer un sueño.

Coloreando la niñez
En esta ciudad bulliciosa, que es La Habana, existen oasis de diversión y aprendizaje, donde el sonido de las risas infantiles y los juegos inundan el aire. Este es el caso de Los colores de Isa, iniciativa inclusiva que aplaude un noble propósito: el disfrute y bienestar de niños y adolescentes, comprometida con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Aquí los detalles cuentan, pues, aunque no han sido la mayoría de los casos, “sí hemos conocido de niños en situación de vulnerabilidad con respecto a escenarios de maltrato. Hemos tenido clientes que se han acercado a nosotras para comentarnos sobre situaciones de violencia en sus familias. Por ejemplo, una abuela preocupada por la estabilidad física y emocional de su nieto pequeño, quien vive en un entorno familiar precario con violencia doméstica. Pudimos enseñarle qué puertas tocar y orientarla en el proceso de buscar ayuda”, comparte Zailin Pérez Zaldívar, líder de esta propuesta.

“Podemos conversar con las familias que asisten, muchas veces solo por la temática de un taller, sin saber que detrás de estos espacios, además de brindarles amor, se les ofrecen conocimientos y consejos. Se crea un ambiente propicio para que se sientan seguros y queridos”, argumentó la emprendedora.
A través del juego, los “locos” chiquitos pueden aprender sobre diversas temáticas y conocer que los ciclos de violencia se pueden romper, patrones lamentablemente heredados de generación en generación y normalizados en su cotidianidad. “Son ciclos dañinos que no son invencibles y a los que se les puede hacer frente. En este sentido diseñamos talleres para romper con estereotipos de género, mostrando que todos podemos asumir roles desde el amor y la equidad, y no desde mandatos patriarcales”, explicó la joven holguinera, ya aplatanada en la capital, quien señaló que, lamentablemente, hay una realidad, y es que aquellas familias en situaciones de vulnerabilidad no son las que más asisten a estos encuentros y actividades planificadas por las formas de gestión no estatal, sino los de familias funcionales.

Desde la creencia de que el juego es una herramienta poderosa para la transformación, así como una necesidad para educar y fortalecer al infante o adolescente, Los colores de Isa han encontrado una propuesta de becas a través del emprendimiento destinada a incluir en los talleres a familias que no pueden costearlos, brindándoles así igualdad de oportunidades de que esos pequeños puedan participar y recibir temáticas y contenidos.
“Esta experiencia, que aplicamos desde el inicio, nos ha aportado muchas alegrías, cuando constata s que impactas de forma positiva en la educación y la calidad de vida de varios peques”, afirmó. Asimismo, agregó que en aras de esa responsabilidad que tenemos todos de proteger a nuestros hijos, en caso de detectar algo inadecuado, “debemos ventilar los asuntos que nos alarmen con las instituciones correspondientes”, dijo.
Mientras, en este refugio que estimula la risa y la creatividad, se colorea la tristeza para futuros menos imperfectos.
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2 comentarios
Me siento súper identificada con este artículo, primeramente felicitar y agradecer a sus autoras por visibilizar tan linda labor de estos tres proyectos.
Soy Cascabelera desde el 2010 y aún me siento parte de la hermosa familia que crea Abel Ramos con su proyecto. No solo aprendes a cantar, sino aprendes a vivir, te enseñan a compartir, a crear, socializar. Fui muy feliz en el Coro Cascabelitos, innumerables son las anécdotas.
Soy Rizolibrera, Yadira está creando una comunidad donde las niñas y los niños afro/rizados encontrarán respuestas a sus múltiples preguntas, y el porqué no aceptar comentarios, situaciones o acciones de RACISMO, respuestas que encontré después de 20 años de edad. Porque de niña, llevar mi pelo como lo llevo ahora era andar despeinada, y hoy lo llevo suelto con mucho orgullo.
Y con Los Colores de Isa, cada niña y niño que participe en sus talleres aprenderá de las labores y oficios, de experiencias y de igualdad social. Una labor muy importante en estos tiempos de tanta violencia.
Muchas felicidades
excelentes propuestas educativas para nuestros niños, que son los que saben «querer». Gracias a estos jóvenes emprendedores comprometidos con el futuro.