Como parte del programa de la 1ª Bienal de Humor Político que acoge sedes habaneras y ariguanabenses se inauguró una exposición colectiva que se sumó al reclamo mundial a favor de la liberación del principal mentor de WikiLeaks
Apenas era una utopía que el fundador y editor de WikiLeaks quedara en libertad tras varios años de cárcel, cuando en La Habana se emplazaba Free Assange, exposición colectiva inaugurada en la Casa del Alba Cultural, a propósito de la 1ª Bienal Internacional de Humor Político que acogió diversas propuestas culturales en cines, salas teatrales, galerías y otros espacios de las urbes habanera y ariguanabense.
Conforman esta muestra 38 caricaturas de humor, contó con la curaduría del ilustrador y caricaturista cubano Arístides Hernández Ares, Premio Nacional del Humor 2020, quien hizo coincidir la obra de creadores de siete naciones concebidas en distintos momentos, al calor de la campaña internacional de solidaridad a favor del periodista y ciberactivista australiano Julian Assange.
Creadas con diferentes técnicas y exhibidas en impresiones digitales sobre cartulina, esta exposición deviene incuestionable denuncia a las verdaderas distorsiones en materia de libertad de expresión y de prensa, refrendada por aquellos que históricamente se autodefinen como sus más genuinos defensores.
“Seguramente se han realizado muchas obras sobre el tema”, refirió Ares en el programa de mano y añadió: “estas que forman parte de la muestra las solicité a cada uno de los autores, quienes accedieron a enviarlas por correo electrónico para formar parte de la exhibición”.
Justo en medio del avance arrollador de las tendencias neofascistas a escala global, Free Assange se revela en tono fustigador y propone miradas plurales para entender y aproximarse a los dobleces del largo proceso judicial que llevó al periodista australiano tras las rejas.
Las piezas incluidas en la selección circularon por las redes y medios digitales en diferentes contextos y formatos. A partir de ellas, emerge un diálogo crítico, cuestionador con el espectador que, al apreciarlas en su auténtica dimensión, escudriña, descifra cada circunstancia, en torno a execrables sucesos de corrupción gubernamental, algunos a consecuencia de las múltiples operaciones bélicas de los Estados Unidos por todo el mundo.
Sátira política y humor se entrelazan en la exposición para emplazar a poderosos y carcelarios por los excesos, constantes violaciones de los derechos humanos y por si fuera poco, sus exigencias de silencio por ello.
En estos días en que el autor de WikiLeaks respira los aires de excarcelación ya en su tierra natal, Free Assange deviene símbolo de muchas luchas y, a la vez, evidencia de las miserias humanas que continúan corroyendo a toda una sociedad; esa en la que Assange tuvo la dignidad de ser libre.