Inaugurada en la galería Villa Manuela, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, exposición personal de José Ángel Toirac, dedicada a la vida y obra del Apóstol de la independencia cubana: José Martí Pérez
La figura de José Martí ha sido –y es– una presencia y referente ineludibles en la mayoría de las expresiones artísticas y de la cultura cubana en general. No es secreto para nadie que cada habitante de esta tierra caribeña tiene su única e ideal representación del Apóstol de la independencia.
Atrapar el impulso simbólico que significa reinterpretar su trascendencia ha sido refrendado por diversos creadores visuales antillanos. Desde trazos y formas, sombras y luces, matices y gradaciones, han desbordado el sentido de la nacionalidad legitimado en la obra martiana y con ello, construido parte de la conciencia colectiva como patrimonio ineludible de nuestra identidad.

El Premio Nacional de Artes Plásticas José Ángel Toirac propuso, en estos días, una íntima y peculiar percepción de José Martí con la exposición Acto de fe que, hasta julio próximo se exhibirá en la galería Villa Manuela de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
Una suerte de ofrenda resulta esta muestra de más de una veintena de obras que convida a un recorrido por la historia. Acto de fe revela al espectador las honduras y remembranzas de un ser humano; redescubre los puentes que conectó hacia la libertad, la felicidad, el respeto y solidaridad entre las personas.
Ferviente entusiasta de la investigación histórica, José Ángel Toirac integra a su creación artística la personalidad de Martí con originalidad y excelencia. A partir de su fascinación hacia el insigne cubano, relaciona valores e ideales que lo singularizaron junto a determinados objetos, esto le confieren a su obra plástica una fuerza simbólica impresionante.

“… Se nutre de los textos y anécdotas del prócer para infundir vida a su creación, empleando estas inspiraciones como punto de partida para una sagaz búsqueda y reflexión sobre temas universales: la vida, el amor y la muerte”, ha escrito la especialista Ana Beatriz Almeida en las palabras del catálogo.
Cada una de las piezas recrean al ser humano que fue Martí; también, los contextos y circunstancias que debió sortear a lo largo de su prolifera y azarosa existencia.
La muestra incluye obras de diferentes materiales y texturas. Llama la atención el conjunto Hojas de un Diario compuesta por 14 piezas en forma de collage con flores, frutos, hojas de plantas, todos tomados de la naturaleza, y mencionados por el Apóstol en su Diario de Campaña.
Esta pieza marca una especie de viacrucis que indican de manera poética y excepcional el destino final de José Martí; igualmente, por la composición de cada obra revela rasgos de su personalidad y trances por los que debió pasar.

Otra pieza que cautiva al visitante por su solidez y consistencia simbólica es una escultura en la que se afrontan, en posición retadora, dos bustos del Apóstol. Esta obra deviene una alegoría desde la elección misma de los materiales. Fue concebida en mármol y escayola, de manera que la maleabilidad y la ductilidad de uno (escayola), soportada sobre la dureza, la resistencia del otro (mármol) confrontan, identifican y legitiman la esencia martiana, desde el punto de vista humano y espiritual, como hombre comprometido con su tiempo y su patria.
Un pedazo de tela atrapado en un cuadro, da título a la exposición. Un “trozo de tela” que, afirma el artista, es un fragmento de la ropa usada por Martí, toda una reliquia y “un salto al vacío en contra de todo sentido común”, ha dicho el propio Toirac sobre esta huella indeleble atesorada como Acto de fe.