Al Premio Literario Casa de las Américas se presentaron más de 1000 obras, lo que evidenció el arraigo y preeminencia del certamen entre la intelectualidad del continente y todo el orbe
“… «Tercer mundo» es un término fuerte; «sur global» es mucho más elegante, menos peyorativo, lo dice el primer mundo, pero también está menos comprometido políticamente. «Tercer mundo» nos recuerda que el planeta está estratificado económicamente y que el tercer mundo sigue siendo explotado por el primero, especialmente sus pueblos indígenas”.

Diría la chicana estadounidense Cherríe Moraga, en las palabras inaugurales del Premio Literario Casa de las Américas. Desde esas reflexiones la sobresaliente pensadora y activista social deja en evidencia el avance arrollador de una derecha neofascista sedienta de poder y capital.
La también dramaturga, poeta y ensayista fue coeditora de la antología feminista This Bridge Called My Back: Writings by Radical Women of Color que denunció por primera vez como el pensamiento feminista hegemónico ignoró el papel de feministas latinas, indígenas, negras o asiáticas.
Pese al complejo escenario económico que vive Cuba y distintas naciones del continente, el Premio Literario alimentó el espíritu de aquellos que lo esperan cada año; aun cuando se ha deslizado un poco hacia estos meses: la espera por su llegada no fue en vano.
A concurso se presentaron más de 1500 obras, lo cual demostró que el lauro a sus más de seis décadas sigue convocando a lo más notable de la literatura regional y mundial; en tanto persiste en la línea ética trazada desde sus inicios.

Con una muestra de la obra de Raúl Corrales Fornos, Casa de las Américas se unió a las conmemoraciones por el centenario del artista e inauguró las sesiones del Premio. El jubileo estuvo dedicado a los 65 años del lauro, de la revista y del Fondo Editorial de Casa.
En la Galería Latinoamericana y el segundo piso de la prestigiosa institución quedó emplazada la exposición 100 x 100, integrada por piezas de relevantes series y ensayos del destacado fotógrafo cubano, a partir de la cual se revalida la significación de su obra y la relación que ella tiene con la historia social, política y cultural de la mayor de las Antillas.
Quienes en estos días anduvimos en las sesiones del Premio Literario advertimos su energía de crecer y reinventarse, rasgo que lo distingue desde que surgiera en 1960. Para esta edición, el certamen contó con tres apartados: Poesía y Cuento, géneros nacidos con el lauro.
También incluyó la categoría Estudio sobre latinos en los Estados Unidos que, si bien surgió algunos lustros después, hoy gana especial preeminencia a la luz del panorama social y político regional, toda vez que responde a esa cualidad de Casa de asimilar, repensar y comprender los contextos, las circunstancias y las identidades que involucran a los latinos desde el río Bravo a la Patagonia.

En la Biblioteca José Antonio Echeverría, la exposición bibliográfica El deber de volver a empezar: 65 años del Premio Literario, de la editorial y de la revista Casa de las Américas se alzó como otro de los agasajos del evento.
Según declaró el director del Fondo Editorial, Fernando Rojas, esta muestra aspira a perpetuar las esencias de lo que representa Casa de las Américas para nuestro continente, a partir de una selección de más de 60 ejemplares de su órgano oficial y una representación de la producción editorial de todos estos años que estará abierta al público durante varios meses.
Como es habitual durante las sesiones del Premio siempre hubo espacio para la reflexión. Varios autores invitados disertaron sobre influencias, referentes y motivaciones que los incita a crear literatura. Algunos compartieron fragmentos de sus obras y refrendaron en que la literatura enriquece al ser humano.
La marginalización de la literatura femenina devino otro de los tópicos que llamó la atención de invitados y participantes, pues aun persiste la arista que desconoce la obra creada por mujeres. Es una literatura marginada, invisibilizada por una visión patriarcal y machista, justo desde su diseño inicial.
Casa de las Américas volvió a apostar por su Premio Literario y ganó. La integridad y lealtad que representa como certamen se mantienen indemnes. Esas son sus mejores virtudes. El tiempo y la memoria otra vez dieron la razón.
Premio Literario 2025: laureados
El acto de entrega de los galardones del Premio Literario Casa de las Américas estuvo presidido por el director del Centro de Investigaciones Literarias, Jorge Fornet; la activista y escritora chicana estadounidense Cherríe Moraga; el ministro de Cultura, Alpidio Alonso; y el presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto Jiménez.
-Poesía
Cuerpo quebrado lumbre (Esmeralda Torres, Venezuela). Menciones: El barón de dolores (Carlos Augusto Alfonso, Cuba), Con el material existente (Guillermo Rebollo Gil, Puerto Rico), Naturalezas perdidas (Leyla Leyva, Cuba). Jurados: Gonzalo Ramírez (Venezuela), Israel Domínguez (Cuba) y Marisa Martínez Pérsico (Argentina)
– Cuento
La mujer que odiaba los gatos (Edelmis Anoceto Vega, Cuba). Jurados: Socorro Venegas (México), Daniel Quirós (Costa Rica) y Sergio Cevedo (Cuba).
-Estudio sobre latinos en los Estados Unidos
Dime si son latinxs. Escrituras de la diáspora ecuatorial in the U.S.A. (Cristina Burneo Salazar, Ecuador). Menciones: José Martí y las figuraciones de lo femenino (Rosario de Fátima A’Lmea Suárez, Ecuador), Quiero que me digas why: La décima espinela y las músicas tradicionales como estrategias de resistencia entre comunidades de newyoricans y mojados (Jesús Antonio Rodríguez Aguirre, México), Una morada para la cultura latina: la poesía de Tato Laviera (Alejo López, Argentina). Jurados: Alicia Ivonne Estrada (Guatemala-Estados Unidos), Pablo García Gámez (Venezuela-Estados Unidos) y Rafael Hernández (Cuba).