Opiniones y expectativas de la destacada guionista y realizadora
Por. / Flavia Hernández Pineda*
“Escribir es buscar la verosimilitud del artificio”. Esta frase sirve de guía a Blanca Felipe Rivero en sus clases de la asignatura Guion para la Animación Audiovisual en el Centro de Estudios del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
Su transitar artístico llevó a esta creadora al mundo de “los muñes”, estudió Teatrología-Dramaturgia y obtuvo un Diplomado en Teatro para niños y Teatro de títeres.
Ejerció también como directora y asesora, además de guionista. En su quehacer destacan sus obras Retablo de sueños, Patricia y El profesor, tres temporadas de Fábulas de papel, entre otros.
Sencilla e imaginativa, Blanca Felipe es una persona que cree en el poder de la palabra y sabe hacer gala de ella para alegría de su público.
- ¿Qué constituyó un reto a la hora de asumir la escritura del guion audiovisual?
Me motivó a adquirir conocimientos por todas las vías posibles: libros, conferencias, visionajes, trabajo con los directores.
Exploré en la técnica del stop motion, con sus múltiples materiales y maneras, el 2D, el 3D, la semi-animación, etc. La labor de asesora en la televisión me ayudó a profundizar esas técnicas de trabajo, a repensar y revisar proyectos, guiones, story board (guion gráfico), animaciones…
También fue un desafío decidir sobre las expectativas culturales de la audiencia e intentar hacerlas coincidir con la parrilla real. En especial, fue complejo durante el 2020, cuando se dio la reactivación de los Estudios de Animación del ICRT, de la cual formé parte desde el principio.
Para mí el reto más grande está en lograr que aparezca en cada guion una escritura fabulada desde la naturaleza audiovisual. En alcanzar una dramaturgia de los planos, las atmósferas, las dinámicas, las técnicas específicas, culminando en la concisión del proyecto como un objeto artístico.
- Su experiencia en el teatro de títeres es amplia, ¿la ayudó a concebir el guion animado?
El teatro de títeres está muy ligado al audiovisual, donde todo es posible y los universos son muy parecidos. Incluso, el stop motion utiliza marionetas.
Las técnicas de la animación tienen muchos puntos comunes con las de animación titiritera. En ambos casos se trata de dar vida: movimientos, reacciones, actitudes, posturas, gestualidad a los personajes.
- ¿Cuáles son las dificultades a las que se enfrentan los realizadores audiovisuales que crean para niños?
Suele suceder que acoplan sus obras a la camisa de fuerza de lo que los demás y hasta uno mismo cree sobre la infancia. La autocensura es un dilema a enfrentar. Necesitamos de la exploración, si queremos entenderlos.
Mirar desde la incomodad es obligado, para no conformarnos con lo primero que nos adecue, lo fácil o lo acostumbrado desde nuestra visión adulta. El primer paso para ello es la osadía, el atreverse.
- ¿Cómo crear una buena historia para los más pequeños?
Que la belleza acompañe el sentir de las emociones. A la vez, se debe recordar que cualquier tema es posible, pues todos atraviesan el espectro de la infancia, desde el amor hasta la pérdida.
Comparten con nosotros una realidad que no es precisamente ideal ni aséptica, un mundo lleno de miedos, interrogantes, retos físicos y sicológicos que muchas veces no comprenden.
Un universo donde también saben de amor, de compañía, de solidaridad. En las zonas de autonomía de los niños pueden ocurrir cosas muy interesantes. A los niños les fascina ver a sus semejantes en lo que sea que estén enfrentando.
Muchas veces de las cotidianidades salen los argumentos más atractivos y emotivos para ellos. Y estoy convencida de que existen infinidad de maneras para lograr hablarle a este público.
Defiendo el juego con el lenguaje del audiovisual, tanto en lo referente a la música, como a las palabras, las imágenes, las situaciones… Pondero los contrastes, las texturas, el color, la simpatía de las situaciones y los personajes.
También me parecen importantes las didácticas del conocimiento, la información e incluso la orientación del adulto, siempre que no imponga su adultez.
Pero, por encima de todo, creo en el afecto para decir lo que uno se proponga y sobre ello desarrollo mi trabajo.
- En un mundo cada vez más globalizado, ¿Qué debe hacer el guionista de animados para captar la atención de su público?
Ocuparse de investigar, armar y mostrar sus propuestas. Mantenerse al tanto de las tendencias más contemporáneas. Proponerse proyectos de estructuras interesantes, sin olvidarnos de nuestros clásicos.
Hay cabida para lo tradicional y lo foráneo, que nos convida a experimentar. Las producciones nacionales enaltecen. Son soporte de identidad, de saber quiénes somos y cómo somos. Nuestras costumbres, manera de ser y estar, la memoria, la historia de la nación… La cultura de la patria es importante, nos valoriza.
Los productos cubanos hablan de nosotros. De la familia, de la sociedad, de los niños, de nuestros paisajes naturales y sociales, de las gentes, de sus historias, de los mitos y leyendas. Hay que animar para niños, porque lo bien hecho, crea autoestima, tanto a los realizadores como a las audiencias.
*Estudiante de periodismo