Ilustración. / Cubadebate
Ilustración. / Cubadebate

¿Cómo el Tío Sam asegura la silla presidencial?

Dinero para conseguir votos. La abstención y los negocios emergen a la hora de elegir al mandatario norteamericano


Bienvenidos a The Maga Millions, un concurso en el que los multimillonarios compran las elecciones de Estados Unidos. Miles de dólares utilizados para financiar las campañas, bombardear a los votantes con anuncios publicitarios y atacar sin descanso al rival.

Desde los magnates de Silicon Valley hasta los barones de Hollywood y los lobos de Wall Street, los capitales inundaron la contienda. El republicano Donald Trump pareció gestionar más las donaciones que la demócrata Kamala Harris, pero el dinero llegó a espuertas para ambos.

Según el recuento de Open Secrets, basado en los datos de la Comisión Federal, la lucha por los fondos la ganó Harris, quien recaudó más de 1 300 millones, frente a los 981 millones de su opositor. Esta cifra incluyó las contribuciones al Partido y los grupos externos que la apoyan.

A finales de julio, la irrupción de la vicepresidenta en escena transformó los discretos números de Joe Biden. La funcionaria recibió y gastó el triple que su rival, una ventaja que le permitió entrar en la recta final con mayor seguridad. También lo superó dos veces en pequeñas donaciones, un cambio de tendencia en los últimos años.

El showman era, hasta ahora, el rey de la calderilla. De hecho, lo sigue siendo. Ningún político en la historia recopiló tanto de contribuciones individuales como él en sus tres candidaturas. Pero esta vez los giros en Facebook o los desajustes en su equipo alteraron el cuadro.

Para cerrar la brecha, el empresario tuvo que recurrir a fuerzas externas de apoyo. La firma America PAC se convirtió en un actor clave en su estrategia. Sin embargo, mostró afectaciones a la hora de coordinar sus propuestas directamente con la campaña.

Ambos partidos se hallan bien a la derecha de la población en tópicos importantes, tanto nacionales como internacionales. / elmundo.es

Intereses puestos en juego

Desde la sentencia Citizens United v. FEC de 2010, los grupos externos, libres de restricciones en la recaudación y sin obligación de revelar la identidad de sus donantes, ganaron influencia en la política estadounidense. Estos conjuntos, alimentados por el dinero de grandes fortunas, corporaciones e intereses especiales, devinieron la principal fuente de financiamiento de las campañas.

Tan solo los 50 mayores contribuyentes de la actual campaña, incluidos individuos, empresas y organizaciones sin ánimo de lucro, invirtieron más de 2.1 000 millones de dólares, según The Washington Post. La cifra abarcó la financiación de carreras estatales y locales.

Los recursos rara vez son altruistas. Los grandes patrocinadores suelen tener un acceso preferencial a la futura Administración. A veces se les recompensa con cargos públicos de relieve o una plaza de embajador. Para otros es una suerte de pequeña inversión en la preservación de sus colosales fortunas.

Harris ha recibido la mayor cantidad de “dinero oscuro”, como se conocen los aportes anónimos a los Super Pac’s. / actualidad.rt.com

La lista de Trump la engrosó Elon Musk, el hombre más rico del mundo. El dueño de Tesla y X no tardó en posicionarse como uno de los grandes respaldos de la extrema derecha global. A finales de octubre, donó 43.6 millones de dólares hasta los comicios.

Si bien no pagó directamente a la gente para que vote, este acuerdo fue lo suficientemente sospechoso como para haber levantado muchas cejas. Rick Hasen, profesor de Ciencias Políticas en la facultad de Derecho de la Universidad de California, en Los Ángeles, dijo que “se desvía hacia una compra de puntos claramente ilegal”.

También el Departamento de Justicia advirtió al Comité de Acción Política America de que la decisión podría violar la ley federal, informaron a CNN personas con conocimiento del asunto.

Se posicionó como segundo de la enumeración Timothy Mellon, con más de 175 millones donados. Heredero de uno de los imperios bancarios e industriales que moldearon la oligarquía del país de finales del XIX y principios del XX, este es un personaje enigmático que apenas ha concedido entrevistas y ha mostró poco interés en revelar sus motivaciones.

Por otra parte, bastante clara estuvo la agenda de Miriam Adelson, la viuda del magnate de los casinos Sheldon Adelson. La israelí fue una de los grandes talonarios del lobby sionista en Estados Unidos.

Harris ha recibido la mayor cantidad de “dinero oscuro”, como se conocen los aportes anónimos a los Super Pac’s, de modo que los nombres de algunos de sus mayores contribuyentes aún son un misterio. Uno de ellos que quiso hacer pública su identidad es Bill Gates, el fundador de Microsoft, que habría contribuido con 50 millones.

De igual forma, algunas celebridades expresaron su opinión sobre la carrera de Estados Unidos de diversas maneras. Beyoncé, cuya canción “Freedom” fue utilizada por la campaña de Harris a lo largo de la elección, se unió a la candidata demócrata en un mitin en Houston.

La actriz Sarah Jessica Parker publicó una foto en Instagram donde apareció colgando un cartel de Harris/Walz en la ventana de su casa, junto con una larga lista de razones por las que votaría por ellos; igualmente incluyó una referencia a su personaje en “And Just Like That”.

Como muchos estudios han mostrado, ambos partidos se hallaban bien a la derecha de la población en tópicos importantes, tanto nacionales como internacionales. Quizás ninguno de ellos refleja verdaderamente la opinión pública en un momento en que el 80 por ciento de los estadounidenses considera que el país se dirige en la dirección equivocada. Y que el gobierno está administrado por “grandes intereses que solo piensan en sí mismos”, no en el pueblo, mientras una gran parte cuestiona que las autoridades desdeñen a la opinión pública.

Podría argumentarse que ningún Partido que hable en defensa de la gente resulta viable en una sociedad administrada por el mundo de los negocios. En un nivel muy general, la falta de representación del pueblo es ilustrada por el éxito de la “teoría de las inversiones” en la política, elaborada por el economista Thomas Ferguson. Según el profesor, la política refleja los deseos de poderosos bloques económicos que invierten dinero cada cuatro años para controlar el Estado.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos