Israel persiste en sus desmanes y genocidio, aunque pierde pujanza en sus supuestos éxitos rotundos, dada la diaria resistencia en su contra
“Donde las dan, las toman”, parece decir la resistencia libanesa al asumir la autoría del fallido atentado contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Con dicha acción, la guerrilla Hezbollah intentó vengar el asesinato de su líder Sayyed Hassan Nasrallah, el 27 de septiembre de 2024, cuando se encontraba en el sur de Beirut. Su muerte se produjo debido a un preciso ataque aéreo de Israel con bombas conocidas como “rompebúnkeres”.
La virulencia sionista hacia las principales figuras palestinas y libanesas pone al descubierto su necesidad de desmoralizar y descabezar a un enemigo que, sin tener superioridad armamentística, golpea pujantemente a las fuerzas de ocupación. Son ya varios analistas internacionales los que advierten sobre la derrota de Israel a manos del llamado Eje de la Resistencia. Hay una cosa cierta en este razonamiento: la masacre en Gaza y los asesinatos en Líbano o Siria no son victorias militares.
Recuento
A pesar de que Tel Aviv apoya a su aviación con penetración terrestre en Palestina, el grupo Hamás sigue dando batalla en un enfrentamiento de guerrillas urbanas, muy bien estructuradas y en poder todavía de un grupo de rehenes. Entretanto, Hezbollah ha descolonizado parte del norte libanés. Sus embestidas sistemáticas le han hecho reconocer al jefe del Consejo de la Alta Galilea, Giora Zlatz, la consistencia de la más importante milicia del Oriente Medio para imponer una ecuación de rutina, al disparar alrededor de 100 misiles diarios durante un año. Con la mira puesta en perpetuar ese poder de fuego y mantener alta la moral, el 29 de octubre 2024 la organización nombró como su nuevo líder a Naim Kassem, quien manifestó que se empeñaría a fondo y conduciría a Hezbollah “hasta la victoria”. Y con respecto a los hutíes en Yemen, ellos siguen cortando el acceso al Mar Rojo, con el resultante deterioro del comercio internacional e, incluso, sus misiles impactan en Israel.
Pero la preocupación mundial se sitúa en las coordenadas de las probables respuestas de Irán, las cuales pudieran llevar a la región a un mayor incendio de la pradera levantina y tal vez a un involucramiento real en el terreno tanto de Rusia como de los Estados Unidos. Por cierto, Washington envió a Israel el sistema antimisiles THAAD. Junto con la técnica se espera al menos una brigada estadounidense, cuyo propósito público es el adiestramiento de sus homólogos israelíes, aunque también sirven de presión. Las inquietudes están justificadas. En cualquier caso, el experto Armchair Warlord pintó la situación certeramente: “los iraníes han demostrado ahora la capacidad de abrumar el sistema antiaéreo israelí a voluntad y atacar objetivos con precisión y, con su escudo antimisiles ineficaz, el liderazgo israelí está aceptando el hecho de que dirigen un país pequeño y aislado con una cantidad limitada de infraestructura crítica”.
Al momento de redactar este comentario, y en respuesta a los ataques israelíes del 26 de octubre contra objetivos militares en diferentes localidades de Irán, el portavoz de la cancillería persa, Esmaeil Baghaei, expresó la disposición de su país a utilizar “todas las herramientas disponibles para dar una respuesta concreta y eficaz al régimen sionista”.

Escenario
Es cierto: Israel es un actor beligerante muy peligroso en Asia Occidental; sin embargo, su precisión debe verse asociada a la falta de escrúpulos, a la amoralidad demostrada al asesinar a más de 17 000 niños palestinos con una tranquilidad pasmosa. Sangre fría venida de lejos, de cuando en la primera Intifada palestina comenzó a encarcelar infantes por el mero hecho de tirar piedras contra la ocupación sionista. ¿Tal vez sea miedo? Su estrategia se asienta en evitar la existencia de futuros combatientes.
De cualquier forma, es un hecho que Israel se está apertrechando hasta los dientes, gracias, en primer lugar, al prohijamiento de los Estados Unidos, que facilita enorme apoyo en distintas áreas. Desde 1959, Israel es el mayor receptor de ayuda militar norteamericana en la historia, con 251 200 millones de dólares. Cifra ajustada a partir del 7 de octubre de 2023. Con el apologético argumento del derecho de Benjamín Netanyahu a defenderse frente a “terroristas”, la nación norteña de 2023 a 2024 le ha suministrado 17 900 millones de dólares para la compra de armamento made in USA, en un ritornelo infinito. Según expertos, se trata de la mayor cantidad enviada al Oriente Medio en un año. La adulonería occidental tampoco propicia un ambiente de paz.
Aun con todo, no ha provocado pavor en los dirigentes de Irán, quienes han declarado que defenderán su patria a como dé lugar; y mucho menos ha podido arrinconar a la resistencia árabe en su conjunto, solidaria con la causa palestina. Por eso es sintomático la reciente noticia de tres drones lanzados desde el Líbano contra la residencia de Netanyahu, en la localidad costera de Cesarea, en el norte israelí. El alto cargo sionista estaba ausente, pero recibió el mensaje. Las cosas se han salido de control de tal modo que el mismísimo secretario de Estado de los EE.UU., Antony Blinken, le ha pedido a Netanyahu aprovechar la muerte del líder de Hamás Yahia Sinwar e impulsar una tregua. Con las elecciones presidenciales cerca, debe evitar verse como padrino de un trasnochado asesino.
¿Probable desenlace?
Proyectar escenarios en política es tarea ardua y harto infructuosa, pues cualquier elemento puede desnivelar un pronóstico. No obstante la ineludible cautela, es preciso insistir en lo elemental: el pueblo palestino continuará con su lucha de liberación nacional. Son 70 años de soportar a un régimen colonial irrespetuoso del derecho a la vida y las normativas internacionales. Hay, asimismo, una cuestión aun en desarrollo: la propia sociedad israelí se halla dividida sobre los respaldos a la guerra. Y es este un frente para tener en cuenta en cualquier ecuación.