¿Qué definir como lo “cubano” hoy día? He aquí varias propuestas, a vuelo de tecla
Patria para mí es ese rectángulo de cielo enmarcado en las columnas del balcón; son los kilómetros que median de la casa al trabajo, el cocuyo que alumbra, el exabrupto fuerte y claro proferido cuando ocurre un apagón. Es bulla, palma, trovador, claridad. Es café, ron, calor tropical…
Es paciencia infinita por algo indudablemente mejor; son los murmullos inconformes ante la arbitrariedad; es el niño juguetón, la anciana distraída, la primera madrugada de mayo; es la gente –nuestra gente– maleducada y solidaria a la vez. Son las fechas luctuosas, los cumpleaños, las efemérides, rastros punzantes sobre aquellos abridores de rutas; es el paso sostenido de quienes ansiamos avanzar. Son las deudas, los empeños colectivos.
Es la conga, el son y el “reparto”. Es la tierra roja, el mar profundo y cálido, la canción de amor, el arroyo, el hombre cabizbajo, la hierba recién cortada, la soberanía innegociable, la dignidad cosida con puntadas firmes; es la duda, el requiebro, las respuestas vacías, el llanto silencioso. Es la prensa coja o la verdad absoluta. Son los hijos y compatriotas lejanos, los libros, las constituciones sagradas. Son las palabras no dichas e intuidas, las personas amables, el ruido, la nobleza como estandarte. Los discursos épicos.
En mi imagen de Patria no debería haber pobreza, ni crecientes contrastes sociales; únicamente risas en fiesta de zunzunes y girasoles, de mariposas y tomeguines.
Soy yo, eres tú, somos nosotros. Son las estampas individuales que cada quien perfila a su modo o semejanza. Es un 6, como mismo lo son un 8, un 10, un 20 de octubre. Mi cubanía no es superior a la tuya; puede que solo distinta. Todas se abrazan al tronco indiviso que sostiene a Cuba.


















